La Casa de Aramberri en Monterrey pasará de leyenda a restaurante de hamburguesas

El sitio contará con un museo que exhibirá objetos que pertenecieron a la familia Montemayor
Jorge Narváez Jorge Narváez Publicado el
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Cuenta la leyenda que en La Casa de Aramberri se manifestaba actividad paranormal, tras el crimen de dos mujeres en los años 30 y, debido a esos sucesos el inmueble fue clausurado y desde entonces permaneció así, pero pronto volverá abrir sus puertas, pero ya no como una vivienda, sino como un restaurante de venta de hamburguesas.

El dueño de una de las casas más famosas de la ciudad de Monterrey cortará el listón de inauguración el próximo miércoles 9 de octubre y a partir de ese día las personas volverán a ingresar al sitio que albergará algunos muebles de la familia Montemayor.

Fachada de la casa. Foto: Google Maps

El negocio ya tiene cuentas oficiales en redes sociales, donde han mostrado la ambientación y algunas de las decoraciones que tendrá en sus paredes, como algunos cuadros, o en los pasillos como un sillón visiblemente cuidado, que originalmente perteneció a los anteriores propietarios de la vivienda.

Además, para darle una mayor experiencia de terror, el primer día de ventas estarán presentes los personajes de la Casa Belmont, un servicio de entrenamiento enfocado a adultos, como zombies, payasos sangrientos, niñas endemoniadas, entre otros.

Espejos antiguos, floreros, burós, repisas de muchos años, libros con un desgaste notorio, muñecos y la estructura tradicional de la casa forman parte de la decoración del lugar que contará con un museo que consiste en algunas pertenencias de la familia.

¿Qué pasó en La Casa de Aramberri?

En 1933, una madre y su hija, Antonia Lozano y Florinda Montemayor, fueron violentamente asesinadas por un grupo de hombres que ingresaron a la vivienda ubicada sobre la calle Aramberri 1026, en el Centro de Monterrey, para robar un cofre que contenía varias monedas de valor.

El padre y esposo de nombre Delfino Montemayor salió de la vivienda muy temprano para acudir a trabajar a la tradicional Fundidora de Monterrey y al regresar descubrió el terrorífico crimen.

Las autoridades lograron ubicar a los responsables debido a las palabras que repetía un loro que la familia tenía como mascota quien decíaNo me mates Gabriel” y que se trataría de un sobrino que precisamente se llamaba Gabriel Montemayor, quien confesó haber cometido el asesinato en complicidad con dos hombres más.

Los delincuentes pasaron unos años en prisión hasta que, según la leyenda, se les aplicó la ley fuga, que durante un traslado a otra prisión se les liberó para ejecutarlos.

 

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