El oeste del país es una bomba de tiempo. Desde Guerrero hasta Nayarit, la disputa por las plazas entre el Cartel de Sinaloa, Cartel de Jalisco Nueva Generación y Los Caballeros Templarios ha dejado cientos de muertos.
Ahora Los Zetas ya anunciaron una nueva incursión a la zona. Esta será la primera prueba de fuego para el Comandante Supremo de las Fuerzas Armadas, Enrique Peña Nieto.
El pasado 11 de diciembre el secretario de Gobernación Miguel Osorio Chong se reunió con el gobernador de Nayarit Roberto Sandoval. Durante el encuentro el titular de la dependencia, que será punta de lanza en materia de seguridad, aseguró que el gobierno federal apoyará al estado de Nayarit ante la ola de inseguridad que recientemente los ha azotado.
El reacomodo de los cárteles en los últimos meses ha tenido como resultado brotes de violencia en regiones donde la actividad criminal se encontraba relativamente inhibida.
La aprehensión de objetivos del alto valor –grandes capos del crimen organizado– en el último trecho del sexenio pasado desequilibró el régimen de los cárteles.
Los nuevos mandos han reformulado sus alianzas y han decidido incursionar en nuevos territorios para dominar de las plazas más lucrativas.
Aunque pareciera que el fantasma de la guerra contra el crimen organizado que dejo Felipe Calderón desapareció con la llegada del presidente Peña Nieto, las ejecuciones y balaceras no cesan.
Los últimos días del sexenio de Calderón, la llegada del nuevo gobierno y los eventos del 01 de diciembre han acaparado los reflectores desde hace más de un mes.
Sin embargo, lo cierto es que la rivalidad entre cárteles continua dejando decenas de muertos. Estados como Coahuila, Zacatecas y Sonora son los que mayor actividad del crimen organizado han presenciado.
Esta tendencia se ha prolongado hacia el oeste del territorio nacional, y se suma a la amenaza de guerra que persiste en estados como Jalisco, Michoacán, Guerrero y Nayarit.
Durante el sexenio de Calderón, su natal Michoacán fue el primer escenario de batalla que tuvo que enfrentar. Fue ahí a donde ordenó que los primeros batallones del ejercito fueran desplegados.
Producto de una disputa de poder entre el Cartel de Sinaloa, Los Caballeros Templarios, el Cártel del Milenio, el Cartel de Jalisco Nuevo Generación y Los Zetas, el índice delictivo en esta zona va en incremento y los analistas en seguridad prevén que se recrudezca el escenario.
Los estados de la costa del Pacífico, anfitriones de las playas más turísticas del país, perdieron el blindaje y se encuentran bajo amenaza.
Jalisco, uno de los estados supuestamente más seguros comienza a descomponerse, amenazando con ser el próximo Nuevo León. En Guadalajara, la tercera metrópoli más grande del país, se vislumbra una tormenta de balas para disputar la plaza.
Colima, estado que alberga uno de los puertos comerciales más importantes del Pacífico, se encuentra amenazado por la incursión de nuevas células delictivas y el fin de la hegemonía del Cártel del Milenio en la entidad.
Y Nayarit, un estado promesa, famoso por tener algunas de las zonas turísticas más exclusivas, podría terminar como una zona de resguardo para los mandos de los principales cárteles de la región.
El pasado 8 de octubre Los Zetas colocaron diversas narcomantas en Puerto Vallarta, Jalisco anunciando su llegada.
Amenazaron a jefes policiacos y bandas rivales. El grupo armado, que ha sufrido muchas bajas sus filas recientemente, ha lanzado una campaña que pretende pelear territorios en Guerrero, Michoacán, Colima, Jalisco y Nayarit.
La ruptura del Cártel de Jalisco Nueva Generación con el Cartel de Sinaloa ha exacerbado el índice de violencia en Jalisco y Colima.
Nayarit, ha sido descrito como el San Pedro Garza García de la región oeste del país. Un lugar, que ha sido una antigua sede residencial para algunos de lo mas importantes capos del narcotráfico.
Este estado de la costa del pacifico ha sido un coto de poder para el cartel de los Beltrán Leyva.
Desde sus años como aliados del cartel de Sinaloa hasta la fecha, en que dicha organización se ha fragmentado.
El reacomodo de los carteles durante los últimos meses ha alertado a las diferentes instancias de seguridad tanto en México como en Estados Unidos.
El impacto que ha tenido la detención de algunos capos de alto rango, a nivel operativo, se empieza a reflejar con brotes de violencia en distintas zonas del territorio nacional.
Por ejemplo, la muerte del fundador de Los Zetas, Heriberto Lazcano alias “El Lazca” el pasado 9 de octubre, no tuvo las repercusiones que muchos medios de comunicación previeron.
Se ha hecho evidente que contra las versiones difundidas por algunos medios de comunicación, el pase de estafeta en el liderazgo de Los Zetas, aunque tersa, no fue una lucha a muerte.
Lo cierto es que el verdadero frente de batalla se libró a nivel operativo. Entre los capos de segundo y tercer nivel.
Entre la células encabezadas por Iván Velásquez Caballero alias el “Talibán” y el grupo allegado a Miguel Ángel Treviño Morales alias “Z-40”.
La narco guerra librada en el noreste del país, se apaciguo con la captura de los últimos lideres del Cártel del Golfo; Mario Cárdenas Guillen y Jorge Eduardo Costilla Sánchez alias “EL Coss”.
Con los reflectores puestos en Nuevo León, Coahuila y Tamaulipas, se desvió la atención de ciertos sucesos que indicaban un reacomodo de los carteles en la zona de occidente.
Grupos como el Cártel de Jalisco Nueva Generación, La Resistencia, el Cártel del Milenio, recibieron poca atención en el sexenio de Felipe Calderón.
En parte por el grado de violencia que ejercieron Los Zetas en Nuevo León, y lo controversial que resultó que los estados industrializados del país fueran azotados por el crimen organizado.
Conforme evolucionó la guerra contra el narcotráfico, la hegemonía del Cártel de Sinaloa fue victima del síndrome del favorito.
La envidia de los carteles huérfanos, y de aquellos vistos como enemigos públicos de México hicieron que contra las probabilidades, consiguieran grandes logros en distintos puntos del país.
De hecho, las bajas mas significativas del Cártel de Sinaloa, han sido perpetuadas por dos factores esenciales; primero, un cartel considerado too big to fail (demasiado grande para fallar) que ha estado a prueba administrando liderazgos en distintas organizaciones. Y segundo, el embate frontal de un grupo delincuencial – Los Zetas- con características administrativas, operativas y tácticas nunca antes vistas.
Los clásicos cotos de poder del narco en el oeste del país han estado vulnerados.
El coctel explosivo
La narcografía en el occidente del país es la más volátil y propensa a cambios. Mientras que en el oeste del país Los Zetas y el Cártel del Golfo dominan la escena, en el oeste la supremacía del cartel de Sinaloa se tambalea.
El cártel de Sinaloa es también conocido como La Federación de Sinaloa, ya que comprende una estructura orgánica en distintos grupos del narcotráfico se organizaron, pactaron y se unieron.
Esta federación la comprende los grupos de tres cabezas principales, la de Joaquín “El Chapo” Guzmán, Ismael “El Mayo” Zambada e Ignacio “Nacho” Coronel. Sin embargo, también se unieron al pacto el Cartel del Milenio, el Cártel del Golfo y La Familia Michoacana.
El frente sinaloense libró una sangrienta batalla en contra de Los Zetas y sus aliados; la organización de los Beltrán Leyva, el Cártel de Tijuana y el Cártel de Juárez. Y ahora, la composición de la Federación de Sinaloa ha cambiado.
Los embates más duros que ha sufrido el cártel que comanda “El Chapo” Guzmán provienen desde las entrañas de un crimen organizado que ha evolucionado después de seis años de guerra, y se ha reacomodado. Han sido producto del ciclo de vida natural de las organizaciones delictivas, son consecuencia de las aprensiones, ejecuciones y de la dinámica de disputa por el poder al interior de los grupos.
La debacle de la hegemonía del Cártel de Sinaloa inició con un prólogo protagonizado por dos hechos primordiales. Primero, la muerte de Ignacio “Nacho” Coronel en julio de 2010.
Y segundo la fractura entre el Cártel de Jalisco Nueva Generación y su ex aliado, el Cártel de Sinaloa.
Aunado a ello, la detención de Jesús alias “El Chango” líder de La Familia Michoacana y el surgimiento de Los Caballeros Templarios comandados por Servando Gómez alias “La Tuta” agudizó el entorno de violencia en Michoacán y Guerrero.
La pugna que no acaparo los reflectores, resulta trascendental en el desenlace de la guerra contra el narcotráfico.
Una de las familias con mas antigüedad en el negocio del narcotráfico, los Valencia, se convirtieron en el año 2000 en el Cártel del Milenio.
Fue liderado por Oscar Nava Valencia alias “El Lobo” y Juan Carlos Nava Valencia alias “El Tigre”. Sin embargo, a la detención de estos en octubre de 2009 y mayo de 2010, la organización se embarco en una pugna interna por el mando.
Erik Valencia alias “El 85” y Nemesio “El Mencho” Oseguera Cervantes rompieron con el resto del grupo que encabezaba Ramiro Pozos alias “El Molca” y Elpidio Mojarra Juarez alias “El Pilo”.
Sin Ignacio “Nacho” Coronel como mediador de la pugna, el resultada fue una ruptura y el surgimiento de dos facciones. Por una parte “El Molca” y “El Pilo” formaron el grupo denominado “La Resistencia”. Y por otro lado, “El 85” y “El Mencho” formarían el Cártel de Jalisco Nueva Generación.
La Resistencia habría pactado con lo remanente de la Familia Michoacana y con Los Zetas para contrarrestar el poder del Cartel de Jalisco Nueva Generación que pronto busco aliarse con el Cartel de Sinaloa y con el Cartel del Golfo, fungiendo como el brazo armado de la organización.
También conocidos como “Los Matazetas”, esta organización creo un sangriento frente de batalla en Veracruz, Quintana Roo y Jalisco.
La noticia sobre el abandono de 35 cuerpos en una calle principal de Boca del Rio, Veracruz los hizo darse a conocer.
Sin embargo, tras la detención de Erik Valencia en marzo de este año, la alianza entre el Cártel de Sinaloa y el Cártel de Jalisco Nueva Generación empezó a deteriorarse.
“El Mencho” Oseguera asumió el control del Cártel de Jalisco Nueva Generación, y de acuerdo a las versiones de “El Molca”, comenzó a disputar la plaza de Guadalajara y su zona metropolitana. Enfrentándose a las células de Joaquín “El Chapo” Guzmán y por otro lado inicio una sangrienta batalla con Los Caballeros Templarios.
Dentro del coctel explosivo se observa un enfrentamiento multidimensional. Pues en el área operan seis carteles; Cártel de Sinaloa, Cártel de Jalisco Nueva Generación, La Resistencia, Los Beltrán Leyva, Los Caballeros Templarios y ahora Los Zetas han aprovechado el contexto de la pugna en el oeste para incursionar en el área.
Ramiro Pozos alias “El Molca”, señaló que Los Zetas tratarían de entrar a Jalisco por dos frentes; a través de Zacatecas y Michoacán.
Al momento de sus declaraciones, una riña al interior de Los Zetas era reportada por distintos canales de comunicación.
Poco tiempo después su líder y fundador caería abatido por la Marina Armada de México.
Después de monitorear las consecuencias, a nivel operativo, del derrocamiento del líder zeta, distintos expertos en seguridad han señalado que el ex brazo armado del Cártel del Golfo aún posee la capacidad operativa suficiente para mantener su hegemonía en el noreste del país.
Pese a las múltiples detenciones, distintos brotes de violencia sugieren que Los Zetas continúan operando para intentar abrirse paso en los territorios que controlaba el Cartel del Golfo. Toda ves, que este ultimo se encuentra debilitado.
Aún y cuando Los Caballeros Templarios han anunciado su incursión en la Zona Metropolitana de Monterrey, Los Zetas mantienen una añeja alianza con la organización de los Beltrán Leyva y con los remanentes de la Familia Michoacana.
Siendo este un factor que les permite cobrar presencia en el oeste del país, y participar en la macro lucha por lugares como; Guadalajara, Nayarit, Manzanillo, Michoacán y zonas de Guerrero.
La tragedia de Tierra Caliente
El estado de Michoacán ha sido un actor clave en la guerra contra la delincuencia organizada durante el sexenio de Felipe Calderón.
El Estado natal del presidente, fue la primer entidad federativa en la que el gobierno federal desplegó personal militar.
El grupo denominado La Familia Michoacana, una grupo de pequeños agricultores dedicados a la siembra de amapola y traficar pequeñas cantidades de droga se organizarían colectivamente para formar un cártel.
Siempre emblemáticos por poseer costumbres religiosas y una retorica social no común en las organizaciones del narcotráfico, La Familia Michoacana se dio a conocer cuando en 2006, arrojaron seis cabezas humanas en Uruapan, Michoacán.
Liderados por Nazario Moreno alias “El Chayo” o “El más Loco”, Jesús Méndez Vargas alias “El Chango” y un profesor normalista llamado Servando Gómez alias “La Tuta” o “El Profe”, el grupo michoacano incursiono en Guerrero, desatando una ola de violencia que impacto a la sociedad. Durante un tiempo inhibió el turismo de aquel estado, en zonas como Acapulco e Ixtapa Zihuatanejo.
Guerrero es uno de los estados mas violentos a causa de la pugna entre el clan michoacano, El Cártel Independiente de Acapulco, Los Beltrán Leyva y desde hace unos meses el Cartel del Golfo.
Después de que mejorara la situación en Acapulco, la amenaza de un nuevo espiral de violencia es latente. Y el contexto generalizado que viven los estados de la costa del Pacifico hacen que sea incierto el futuro de muchos lugares turísticos que se han visto azotados por la violencia.
La amenaza del presidente
El escenario está puesto para que el Presidente Peña Nieto haga su debut como estratega en seguridad. Las zonas más turísticas de la región ya están en estado de alerta
Es una bomba de tiempo, son demasiados grupos y las plazas son estratégicas para el trasiego de droga.
Sin la hegemonía territorial de un grupo, el presidente Enrique Peña Nieto heredó lo que Calderón no heredo. Un caos criminal, en donde impera la violencia entre diferentes organizaciones que amenazan con romper con la tranquilidad de los destinos turísticos y de ciudades vibrantes como Guadalajara, Acapulco, Puerto Vallarta, Manzanillo y Nayarit.
El proceso en el que se formaría la nueva policía nacional y se diseñara la nueva estrategia de seguridad tendría que acelerarse.
De aprobarse la iniciativa de reforma a la Ley de la Administración Pública Federal, los cuerpos de seguridad pública federal se incorporarían al mando de la Secretaría de Gobernación.
El despliegue del personal federal se daría en el marco de la nueva estrategia que el equipo de seguridad nacional del nuevo gobierno establezca.
Hasta ahora, lo cierto es que el presupuesto para seguridad pública y gobernación – que incluye al sistema de inteligencia civil- disminuyó en un 14 porciento. No obstante, el presupuesto de para defensa y marina aumentó.
Algunos analistas, sugieren que inclusive, si el gobierno de Calderón hubiera cerrara con un final de película capturando a Joaquín “El Chapo” Guzmán el resultado seria todo menos lo esperado.
Habría más desorden, menos mandos y brotes inesperados de violencia para buscar el control de las organizaciones decapitadas.
Sobre todo en el escenario que en este reportaje hemos analizado, un guerra colectiva, trivial y multidimensional en donde la concentración de tantos grupos en un área delimitada aumenta las posibilidades de un escenario bañado de rojo.
El presidente aún puede actuar para desactivar o contener la primer gran guerra de su sexenio.
La guerra de cárteles en Jalisco
La guerra de cárteles en Jalisco está llegando a la Zona Metropolitana de Guadalajara (ZMG).
La hegemonía del Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG), grupo fundado por el abatido Ignacio “Nacho” Coronel, empezó a decaer en 2011 luego de varias pugnas internas.
Las capturas de Erick Valencia “El 85”, así como de otros capos ligados al grupo criminal, debilitaron a la organización.
Y es que luego de la incursión del grupo “Los Matazetas” –perteneciente al CJNG y encabezado por “El 85”- en Boca del Río, Veracruz donde dejaron 35 cadáveres, el cártel empezó a dividirse.
Porque en noviembre de 2011, dos meses después, el grupo criminal de Los Zetas respondió abandonando 26 cuerpos en los Arcos del Milenio en Guadalajara, con lo que para muchos Los Matazetas “calentaron la plaza”.
Los Zetas tienen presencia en municipios metropolitanos como Tlajomulco de Zúñiga y en otros periféricos de Guadalajara como Tala y Zapotlanejo.
Desde finales de 2011 se reportó la entrada de este grupo criminal en municipios del norte de Jalisco como Huejucar, Bolaños en sus límites con poblados zacatecanos como Florencia.
También los multihomicidios en Ixtlahuacán de los Membrillos y Tizapan el Alto, donde fueron abandonados 18 y 17 cuerpos respectivamente, han sido atribuidos a Los Zetas.
Y en agosto del año pasado, comunicaciones en Internet y las calles de Guadalajara, presuntamente firmadas por el Cártel de Sinaloa, hablaban de la división del CJNG con el grupo criminal de “El Chapo”.
Días después Ramiro Pozos González “El Molca” líder de La Resistencia -grupo ligado a Los Zetas- declaró luego de su captura que “la próxima guerra que se avecina” en Jalisco, sería por esta escisión.
Según su versión Los Zetas aprovecharían la disputa para pelear también la plaza.
La cercanía de ciudades como Puerto Vallarta a estados como Nayarit, pone a la zona en focos rojos, como en los limites de Jalisco con Michoacán y Zacatecas.
Y el aumento en la extorsión –delito muy ligado a la agrupación criminal de Los Zetas- así como las amenazas contra funcionarios de las áreas de seguridad por no respetar “pactos” dejan en duda el destino de la zona costera norte de Jalisco.