La batalla de cerveceras artesanales contra industriales
En México los productores de cerveza artesanal se encuentran en medio de una lucha por sobrevivir ante un sistema tributario injusto y la competencia desleal de las grandes empresas, situación que a pesar de la gran popularidad que han adquirido en años recientes, los ha puesto en riesgo de desaparecer
Nayeli Meza y Rubén ZermeñoLas cerveceras artesanales en México viven al día y en la cuerda floja.
Aunque crecen y avanzan de forma constante, un sistema tributario asfixiante, el Impuesto Especial sobre Producción y Servicios (IEPS) que se queda con casi todas sus ganancias y el boicot de las dos compañías hegemónicas que han dominado el mercado históricamente y que no permiten que entren al juego nuevos competidores, los están aniquilando.
Es por eso que las Micro, Pequeñas y Medianas Empresas (MiPyMEs) que se dedican al mundo de la cerveza artesanal podrían morir en pocos años.
Sin embargo, una reforma al sistema tributario los salvaría y provocaría que este boom cervecero se traduzca en crecimiento, más empleos y progreso.
Aunque han habido muchos intentos legislativos para hacer más parejo el impuesto que estas empresas pagan, ninguno se ha concretado.
La próxima semana el senador de Morena por Baja California, Gerardo Novelo, lo volverá a intentar y presentará una iniciativa para disminuir el IEPS a las cerveceras produzcan menos de 2 millones 500 mil litros al año de cerveza.
Además comenta que la propuesta tendrá el apoyo de todos los grupos parlamentarios y que ya lo cabildeó con varios diputados de la Cámara baja.
“Estamos intentando hacer que el IEPS baje al 5 por ciento mientras te mantengas en una producción por debajo de 25 mil hectolitros (2 millones 500 mil litros). Si estás en ese rango vas a tener una reducción de más del 20 por ciento. Eso va a ayudar mucho al crecimiento y a que se mantengan vivas estas empresas. No van a poder subsistir más de 5 u 8 años en las condiciones que están ahorita”, revela el legislador a Reporte Índigo.
Matías Veracruz es un matemático y economista que desde hace más de 9 años se dedica a hacer cerveza artesanal apoyado por sus compañeros y amigos del Colectivo Axolote y en el 2013 fundó su propia microcervecería, Monstruo de Agua.
En las faldas del cerro del Oyameyo, en San Miguel Topilejo, en la alcaldía de Tlalpan, Matías y otras tres personas experimentan con hierbas aromáticas endémicas de la región, con técnicas de cocina prehispánicas, con agua de lluvia, ingredientes alternativos de mercado y otros agroecológicos para hacer cerveza.
En poco tiempo, Monstruo de Agua se posicionó como una de las cervezas artesanales favoritas del mercado de la capital del país, vendiéndose en los mejores restaurantes y colocándose en la mayoría de los ‘tap rooms’ y tiendas especializadas.
No obstante, lo que podría ser una historia de éxito y de bonanza financiera, en realidad es una carrera por no extinguirse, como el ajolote plasmado en todas sus botellas.
“En México es soprendente que una de las industrias que más crecimiento ha tenido en los últimos años es el de las MiPyMEs cerveceras. A doble dígito, a más del 50 por ciento cada año en los últimos años, pero somos los que tenemos el esquema impositivo más agresivo”, dice el cervecero a Reporte Índigo.
El freno para estos microempresarios es el IEPS del 26.5 por ciento que tienen que pagar por el precio final de su producto.
“Todos los consumidores dicen ‘¿qué cara es la cerveza artesanal? ¿Por qué es tan cara?’ Y creen que es porque nosotros la estamos inflando, pero la realidad es que lo que la hace muy cara es este impuesto”, agrega el entrevistado.
Según Matías, este cargo es injusto, ya que ellos al ser una microempresa son menos eficientes que las grandes cerveceras, utilizan insumos de mejor calidad y por lo tanto son más caros y los proveedores les cobran más por los materiales, debido a que compran en menor volumen.
Por su parte, las empresas hegemónicas como Grupo Modelo y Heineken México, pagan menos impuestos debido a que sus materiales, costo de producción y precio de venta son más bajos gracias a que lo que generan es mucho más producto, ya que ellos abarcan el 99.99 por ciento del mercado nacional, según información de la Cámara de Cerveza y la Malta.
“Mi chela como es más cara paga en vez de dos pesos, ocho. Es lo mismo porcentualmente pero yo por chela estoy pagando ocho pesos y la industrial dos.
“No tengo nada en contra de los industriales, tengo algo en contra de una ley que es injusta. Lo que nosotros estamos pidiendo es que nos den un piso parejo, que todos paguemos lo mismo por cada botella, más allá del porcentaje. Si la externalidad es la misma, deberíamos de pagar lo mismo por botella”, propone Matías Veracruz.
Según el senador Novelo, disminuir los impuestos para los cerveceros artesanales no implicaría necesariamente una pérdida fiscal, ya que estas MiPyMES solamente representan entre el 0.1 y 0.3 por ciento de la producción nacional, por lo que la merma sería solamente de entre 129 y 323 millones de pesos, pasando de 36 mil 812 millones a aproximadamente 36 mil 500 millones de pesos en recaudación.
“Lo que sí aumentaría es la formalidad y la recaudación de otros impuestos como el IVA e ISR y la generación de empleos involucrando otros sectores de la economía”.
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Todos las cerveceras artesanales contra los Goliaths cerveceros
En la actualidad, México ostenta la corona como el mayor exportador de cerveza en el mundo; dos de cada cinco bebidas de este tipo que se comercializan a nivel internacional fueron elaboradas en el país.
El 99.9 por ciento de la producción cervecera se encuentra distribuida entre dos empresas que no son mexicanas: AnheuserBusch InBev (Grupo Modelo) y Heineken (Cuauhtémoc-Moctezuma), mientras que solo entre el 0.1 y el 0.3 por ciento de la producción corresponde a las MiPyMEs cerveceras, las cuales son las únicas mexicanas.
Además del IEPS, los cerveceros artesanales tienen que lidiar con las prácticas de estos monstruos industriales, los cuales no están dispuestos a ceder terreno.
Alejandro Magallanes Vega se enamoró de la cerveza artesanal cuando tenía 16 años, de contrabando su primo le dio a probar una cerveza Stout. Hace 7 años fundó Cerveza Loba y comenzó a vender de manera formal en Guadalajara.
Lo que empezó como una micro cervecera en casa que utilizaba ollas tamaleras y garrafones de vidrio para crear la bebida, ahora es una de las marcas más representativas de Jalisco, entidad que en 2016 fue la que más elaboró cerveza de todo el país con el 29 por ciento de la producción.
Por la calidad de su cerveza, rápidamente Loba comenzó a venderse en los mejores restaurantes de Guadalajara.
“Cada vez que conectábamos un tanque nuevo ya estaba vendida”, recuerda Alejandro.
Ahora, con una capacidad mayor, Loba se ha extendido a cadenas restauranteras, pero las dos cervezas hegemónicas han impedido su marcha.
“Uno de mis clientes de repente me sacó del menú y era una cadena de 5-6 restaurantes grandecitos, era importante para mí, de mis clientes principales, de repente fui y le pregunté qué había pasado porque teníamos años trabajando y me dijo: ‘no te preocupes, estamos renegociando con una de las grandes el apoyo anual que me dan’ (…) El apoyo anual resulta que era un apoyo de un millón de pesos en efectivo y cambios de menú, cambio de mobiliario para sus restaurantes y no sé cuántas cosas más”, dice.
Por mucho tiempo, las dos cerveceras industriales en México solamente vendían dos estilos de cerveza: la clara y la oscura, y conforme la demanda de otros tipos ha ido creciendo, Grupo Modelo y Cuauhtémoc Moctezuma han ido comiéndose a las empresas artesanales.
“Compran a cervecerías chiquitas, artesanales y las hacen ‘zombieartesanales’ o ‘semiartesanales’ para poder ofrecer en su portafolio estas cervezas.
“Lo malo es que engañan al consumidor. Yo sé que Primus, Cucapá o Mexicali no son artesanales, pero otras personas no saben que están hechas en una fábrica en lotes de miles de hectolitros.
“Por eso me duele en el alma cuando escucho una noticia de que compran otra artesanal porque cuando alguien vende es como estar en un salón con puros amigos cerveceros y alguien se sale. A la hora de irse, antes de cerrar la puerta, avienta una granada y luego cierra la puerta”, comenta el cervecero.
Pese al entorno adverso, los más de 600 cerveceros artesanales que hay en el país, según cifras de Acermex, se mantienen unidos, se apoyan, se pasan recetas y se comparten insumos en vez de quedarse cada quien con sus secretos.
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Formando cultura cervecera en México
Pese a las adversidades de emprender en el mundo de la cerveza artesanal, cada día hay más opciones en el mercado, personas que trabajan en el sector y clientes dispuestos a probar nuevos sabores.
En 2011, año en el que comenzó el boom cervecero, solamente 150 personas en todo el país se dedicaban a hacer, distribuir y vender cerveza artesanal a través de 26 microempresas, las cuales en promedio tenían 5.8 empleados.
Las cifras más recientes de Acermex revelan que para 2017, el número de trabajadores creció a 6 mil 886, es decir, se dio un incremento del 4 mil 490 por ciento, y las cervecerías aumentaron a 626 en las que laboran en promedio 11 empleados.
El mayor número de consumidores, el aumento en la oferta y el creciente número de personas que se dedican al mundo de la cerveza artesanal han provocado que en México se comience a gestar una nueva cultura cervecera: un ecosistema está naciendo, y la parte más importante son los maestros cerveceros.
Alejandro Domínguez comenzó a hacer cerveza desde hace 6 años luego de no ejercer la carrera que estudió.
Actualmente es el jefe de los cerveceros en la Compañía Hércules, una de las empresas con mayor presencia en los últimos años.
A diferencia de las cervezas industriales, Alejandro revela que el proceso de elaboración de un producto artesanal es más similar al de una cocina que al de un laboratorio.
Ellos están involucrados en todo el proceso y utilizan ingredientes naturales, sin aditivos para abaratar o acelerar procesos.
Luis González es el fundador de Hércules y casi a la par que comenzó a hacer cerveza, fundó en una vieja fábrica de telas en Querétaro un ‘beer garden’, su microecosistema.
“El beer garden nos cambió la vida porque evitamos todos los gastos de distribución que son muy altos. Nos ha permitido experimentar mucho más porque no puedes estar experimentando y tirando la cerveza.
“Tenemos muy buenos cerveceros y todas las cervezas que hacemos se consumen. Se convierte en este gran laboratorio que nos da oxígeno financiero y esa es la clave. Con el formato de salir y vender a la calle seguiríamos batallando”, revela.
De aprobarse la disminución del IEPS para los cerveceros artesanales, Luis confía en que la industria explotaría, los empleos aumentarían y el mercado maduraría.
“La gente en México estamos dispuestos a probar sabores. Se comienza a hacer una cultura cervecera porque clara y oscura no es cultura”.
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Mujeres fortalecen industria de cerveza artesanal
Por tradición, la industria cervecera ha contado con una mayor presencia de hombres. Sin embargo, las mujeres que llevan años trabajando dentro del sector quieren cambiar esta tendencia.
En la industria artesanal a nivel nacional laboran 6 mil 886 empleados, de los cuales 23.8 por ciento corresponden al género femenino, mientras que 76.2 por ciento al masculino, de acuerdo con datos de Acermex publicados hasta 2017.
Las cerveceras han escrito la historia de esta bebida y desde sus orígenes han estado vinculadas con su producción. Hoy, ellas quieren ser parte del presente y futuro del negocio bajo la idea de que la cerveza no tiene género.
Aunque desde hace años se han impulsado diversas iniciativas para que se dé a conocer el trabajo de las mujeres que están en el negocio y que se apoye a las que desean entrar, hasta hace pocos meses ocurrió un parteaguas.
En la antesala del Primer Encuentro Internacional de Mujeres Cerveceras en Latinoamérica, que se realizó el 22 y 23 de julio en la Universidad San Francisco de Quito, en Ecuador, un grupo de 52 cerveceras de México se unieron para dar vida al colectivo Adelitas, Cerveceras con Temple.
Esta iniciativa dio como resultado la elaboración de mil 700 litros del lote más grande de American Pale Ale con chile habanero y chocolate.
Jessica MI – Head Brewer de la Cervecería Malteza y juez internacional de cervezas e hidromiel-, asegura que la cerveza no fue la única ganancia que se obtuvo, ya que los lazos y los planes que se pusieron sobre la mesa fueron otros de los frutos que dejó esta experiencia.
“Nos unimos para que nuestra voz sonara más fuerte, pero queremos que vean que nuestro profesionalismo, experiencia y calidad de trabajo vale igual”, precisa la también coordinadora de las Adelitas.
En la actualidad, el colectivo Adelitas cuenta con más de 80 cerveceras y esperan que conforme se dé a conocer su labor más mujeres se sumen a la causa.
Una de las principales ventajas que ofrece esta iniciativa es que no es necesario que sepan preparar cerveza, con que sean parte del sector es suficiente, ya que se busca que cada una aporte conocimientos desde su área de especialización.