La aspirina financiera

La píldora recetada dentro de la reforma financiera de Peña Nieto para curar los problemas económicos, produce efecto solo en ciertos síntomas. 

Sin embargo, parece no tener efectos importantes en la enfermedad más grave; y termina por fortalecer a los bancos.

En palabras del presidente, el objetivo de la reforma es aumentar el número de créditos y reducir las tasas de interés mediante más competencia y mejor cobro de garantías a deudores.

A pesar de que estos cambios serían benéficos para el sistema financiero, poco se hace para curar de tajo el padecimiento.

Alejandro Dabdoub Alejandro Dabdoub Publicado el
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El problema es que, al igual que con la portabilidad, la Condusef no garantiza un abaratamiento de créditos
Las principales instituciones pueden ponerse de acuerdo para no bajar los precios o, peor aún, ofrecer créditos por debajo del margen de utilidad para captar a los clientes de los bancos más pequeños
La polémica gira alrededor de cruzar las deudas civiles con un problema penal que atentaría en contra de los derechos humanos
Críticos de la propuesta señalan que la reforma no atiende la reestructuración del sistema financiero, por lo que cualquier cambio no llegará a afectar de fondo los problemas que agobian a los mexicanos
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La píldora recetada dentro de la reforma financiera de Peña Nieto para curar los problemas económicos, produce efecto solo en ciertos síntomas. 

Sin embargo, parece no tener efectos importantes en la enfermedad más grave; y termina por fortalecer a los bancos.

En palabras del presidente, el objetivo de la reforma es aumentar el número de créditos y reducir las tasas de interés mediante más competencia y mejor cobro de garantías a deudores.

A pesar de que estos cambios serían benéficos para el sistema financiero, poco se hace para curar de tajo el padecimiento.

Y todo parece indicar que al final los usuarios terminarán de nuevo, a la merced de los bancos. 

Es por eso que diferentes especialistas ya encendieron las luces de alerta y afirman que la iniciativa no conseguirá necesariamente los objetivos planteados por Peña Nieto.

Y es que temas como el crédito y las tasas de interés son solo síntomas de una enfermedad más grave señalada por los economistas.

Un padecimiento que ya parece ser parte del sistema financiero mexicano, que es deficiente y que permite abusar de la necesidad de la población.

La radiografía del sistema

Apesar de que llevamos mucho tiempo sin un sistema financiero sano, la más reciente enfermedad que aflige a los mexicanos se originó con el famoso error de diciembre de 1994.

La crisis que originó el llamado efecto tequila transformó el sistema financiero a la forma tal y como lo conocemos hoy en día.

Esta reestructuración buscó salvar al país de una crisis económica más grande, pero terminó por crear un entorno que impide la libre competencia y concentra la banca en manos de capitales extranjeros.

De acuerdo a especialistas, el actual sistema financiero no favorece a la mayoría de la población y es incapaz de promover un alto nivel de crecimiento de la producción.

En otras palabras, la actual arquitectura del sistema es considerada como la causa principal de la enfermedad que impide nuestro crecimiento financiero. Esto incide de manera directa en el entorno microeconómico en el que se desenvuelven las familias y las PyMEs (pequeñas y medianas empresas).

La falta de un funcionamiento integral trae consigo los siguientes malestares financieros:

> Una elevada concentración de mercado con pocos actores, lo que no permite el desarrollo de la libre competencia.

> Alto nivel de participación extranjera.

> Falta de distinción entre productos, mercados e instituciones.

> Desatención de las necesidades de las PyMEs.

Cuando pocos bancos tienen el control del sistema financiero, estos pueden imponer las condiciones que más les beneficien. 

En ese sentido, existe una gran asimetría. Mientras que los principales cinco bancos extranjeros poseen el 64 por ciento del mercado, los 37 bancos restantes (incluyendo Banorte-Ixe) se reparten el otro 36 por ciento.

En ese sentido, como no se cuenta con una regulación diferenciada, existe un entorno inequitativo para los bancos o entidades más pequeñas que no consiguen competir contra las grandes instituciones.

Por si fuera poco, las familias, PyMEs y pequeños contribuyentes deben luchar por los recursos financieros contra el gobierno que siempre ofrece una garantía de mayor calidad al estar financiada en bienes públicos. 

En otras palabras, debido a que el gobierno ha subido los niveles de su deuda pública, cada vez solicita más préstamos a los bancos. Por su parte, los bancos prefieren otorgar sus recursos al gobierno porque este puede ofrecer una de las mejores garantías, los ingresos públicos. Al final, los consumidores corrientes quedan con menos oferta de crédito el cual termina cotizándose más caro.

Lo anterior provoca un desplazamiento de capitales hacia el gobierno, que afecta principalmente al sector productivo y dificulta el crecimiento económico.

Por último, la banca de desarrollo que se encarga de financiar proyectos que estimulen el crecimiento económico, ha limitado sus funciones de financiamiento y, a pesar de ser un negocio rentable, no cumple con el objetivo de promover el desarrollo.

Los síntomas de una enfermedad

Para combatir los problemas del sistema financiero mexicano es necesario replantear su estructura para que incremente su eficacia, competencia e inclusión. Esto es importante ya que en el desarrollo nacional, la reforma financiera juega un papel decisivo.

A continuación se detallan los principales síntomas que demuestran la falta de una buena estructura en el sistema financiero.

> Bajos niveles de crédito

Después de la crisis de 1995, la colocación de crédito sufrió una caída abrupta de la que tardó casi 10 años en recuperarse. Sin embargo, el país todavía no llega a los niveles que le corresponden en relación con el tamaño de su economía.

De acuerdo a datos del Banco Mundial, Brasil tiene un nivel de crédito bancario tres veces superior al nuestro y un financiamiento bursátil cuatro veces más grande. 

En otras palabras, México continúa con la expansión de su crédito, pero este continúa siendo muy escaso y poco relevante para los niveles de nuestra economía.

Asimismo, no tenemos las condiciones necesarias para tener una buena colocación de crédito. El país es de los que menos se apoya a nivel internacional en el crédito para conseguir recursos.

Lo anterior puede significar un logro para algunos, entre menos crédito, menos deuda. Sin embargo, este no es el caso de México. 

De acuerdo a la Comisión Nacional Bancaria y de Valores (CNBV), el ahorro financiero captado durante los últimos 10 años, y que ha ido en aumento, se ha canalizado principalmente hacia los valores gubernamentales.

En la última década las Siefores (Sociedades de inversión especializadas en fondos para el retiro) han incrementado su participación gracias a este ahorro financiero que se han enfocado hacia los valores gubernamentales a través del mercado de valores.

> Para el sector popular…

Las condiciones actuales del sistema han generado un proceso de desintermediación bancaria. Esto significa que el financiamiento está siendo realizado por otros agentes financieros que no son bancos y que, en la práctica, están dirigidos principalmente a financiar valores gubernamentales. 

La deuda pública registrada por la CNBV en el año 2000 alcanzaba el 12.6 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB), mientras que para el año 2012 llegó hasta el 34.6 por ciento.

Dicho proceso de desintermediación bancaria se ha visto reforzado por el aumento de entidades que atienden al sector popular como las “Sociedades financieras de objeto múltiple o limitado” (Sofomes y Sofoles) y las “Empresas de ahorro y crédito popular” (EACP). 

De acuerdo a Banxico, los bancos comerciales captaban en 1997 alrededor del 76 por ciento del financiamiento al sector privado, mientras que en el 2012 captó únicamente el 50 por ciento.

> Enfermedad autoinmune: Gobierno vs. particulares

Como se ha mencionado antes, el sector público representa una fuerte competencia al momento de obtener un financiamiento. 

Durante los últimos 12 años el financiamiento público pasó de 25.92 por ciento del PIB a representar el 45.24 por ciento. En contraste, el financiamiento del sector privado, si bien ha aumentado, tan sólo ha llegado al 30.75 por ciento del PIB.

Debido a que el sistema no hace ninguna diferenciación entre productos, los particulares, como las PyMEs y jefes de familia, tienen que competir contra el gobierno al momento de adquirir un crédito. 

Bajo este esquema, los bancos prefieren otorgar préstamos al gobierno porque tienen más seguridad de recuperar y aumentar su inversión en comparación con los créditos regulares.

> Severo oligopolio bancario

La concentración del sistema financiero mexicano es otro problema. Aproximadamente el 70 por ciento del mercado de las Afores es controlado sólo por cuatro empresas, Banorte, Banamex, Sura y Profuturo. Esto ha representado que de la nueva generación de Afores autorizadas, sólo operan la mitad. 

También han dejado de operar 34 sociedades de inversión que representan casi la mitad de las autorizaciones que otorga la CNBV donde Banamex y Bancomer controlan el 60 por ciento del mercado. 

Como efecto de lo anterior, los analistas señalan que cada vez los bancos locales prestan una mayor proporción de sus activos. 

El problema de este tipo de fondeo de los bancos pequeños es que suele ser más caro y representa un mayor gasto para los particulares.

Anemia en la banca de desarrollo

Las instituciones de banca de desarrollo son entidades públicas federales que financian proyectos que tienen como principal objetivo promover el desarrollo económico. 

En otras palabras, el Congreso de la Unión les asigna actividades especiales que desea fomentar y, a través de recursos públicos, se otorga un financiamiento a una tasa de interés inferior a la del mercado.

El problema con este tipo de banca en México es que, bajo las condiciones actuales, la banca de desarrollo ha crecido para ser un negocio que compite de manera directa con las instituciones financieras del sector privado y no atiende a su principal objetivo, que es el desarrollo nacional.

La receta presidencial

El principal objetivo de Enrique Peña Nieto y su receta para la reforma financiera es abaratar el costo de los créditos y aumentar la competencia. Sin embargo, se ha criticado que la medicina solo ataca ciertos síntomas de la enfermedad y termina por fortalecer más a los bancos.

Críticos de la propuesta señalan que la iniciativa no atiende la reestructuración del sistema financiero, por lo que los cambios no afectarán el fondo de los problemas que agobian a los mexicanos.

A continuación se presentan los principales puntos de la receta presidencial contenidos en la reforma financiera.

> Más crédito y más barato

Para conseguir que las instituciones financieras ofrezcan créditos a precios menores, el gobierno pretende aumentar la competencia para que las leyes de la oferta y la demanda hagan de las suyas. Entre más oferta haya de créditos, estos deberán de ser más baratos.

En ese sentido, la iniciativa financiera tiene previsto cambiar el marco legal para que exista una mayor portabilidad de créditos. 

Actualmente, si un deudor quiere cambiar de acreedor por uno que ofrezca condiciones de financiamiento más favorables, es probable que fracase porque la transacción termina siendo más costosa que el beneficio.

La portabilidad de crédito, o subrogación de acreedor, permite a las personas escoger el crédito más barato que pueda ofrecer el mercado sin la necesidad de comprometerse de manera indefinida con una sola institución.

Para reducir los costos de transacción de crédito la reforma financiera espera eliminar los costos que genera el Registro Público al momento de cambiar de acreedor. 

De aprobarse la iniciativa, los deudores no tendrían que pagar nuevos derechos para registrar una nueva garantía bajo la excusa de que es un acto de comercio regulado por leyes federales.

De tal modo, la garantía original y su prelación se mantienen inalteradas cuando se registran conforme a las leyes de la entidad federativa correspondiente, y se decide cambiar de acreedor.

El problema es que una mayor portabilidad no significa necesariamente una reducción de costos. Facilitar el cambio de acreedores resuelve uno de los problemas del sistema financiero, pero no la enfermedad. 

En un mercado que es controlado por un oligopolio de extranjeros, las facilidades de la portabilidad hacen poco para reducir el costo a los consumidores. 

Las principales instituciones pueden ponerse de acuerdo para no bajar los precios o, peor aún, ofrecer créditos por debajo del margen de utilidad para captar a los clientes de los bancos más pequeños y terminar por volver al precio original una vez que hayan sido desplazados. La portabilidad podría significar fortalecimiento del oligopolio financiero.

> Una dosis de competencia

La portabilidad de créditos no es la única propuesta para reducir el costo de los créditos. 

La reforma financiera pretende fomentar directamente la competencia mediante el fortalecimiento de la Comisión Nacional para la Protección y Defensa de los Usuarios de Servicios Financieros (Condusef).

Para conseguir lo anterior se tiene previsto, en parte, crear el “Buró de entidades financieras”. 

Así como las personas son fichadas en el Buró de Crédito para que las instituciones financieras procuren tener reservas al momento de recibirlos como clientes, ahora los usuarios podrán revisar el historial de sus acreedores antes de contratar un crédito.

La información de este nuevo buró será considerada como pública y se difundirá por Internet para su fácil acceso. Al mismo tiempo, se harán públicas las recomendaciones que realice la Condusef a las instituciones financieras que presenten malas prácticas.

Por otro lado, se le otorga el poder de regular diversos contratos que emiten las instituciones financieras a la Condusef, con lo que se pretenden evitar las cláusulas abusivas y malas prácticas. En otras palabras, se espera proveer de más instrumentos jurídicos al organismo gubernamental para regular a los bancos.

El problema es que, al igual que con la portabilidad, la Condusef no garantiza un abaratamiento de créditos ni aumento en la competencia.

Mientras las condiciones de mercado puedan ser dictadas por unos cuantos, no existirá una verdadera competencia en ningún ámbito. Además, sigue sin haber un límite a las tasas de interés o sanciones a quienes impongan tasas abusivas.

> Vacuna contra deudores

Una de las afirmaciones que repiten los bancos es que sus tasas de interés son muy altas porque en México es difícil llegar a cobrar a los deudores. Como respuesta, el gobierno federal pretende facilitar el cobro de pasivos.

Considerado por mucho como una medida polémica, la reforma financiera facilita la figura del arraigo que se puede aplicar a los deudores.

Actualmente, una persona no puede ir a la cárcel por motivo de sus deudas, pero sí puede ser arraigada para atender al juicio. 

La polémica gira alrededor de cruzar las deudas civiles con un problema penal que atentaría en contra de los derechos humanos. Sin embargo, el arraigo como medida precautoria es una práctica actual que consiste únicamente en garantizar la presencia del demandado en el juicio y no encerrarlo dentro de una casa de arraigo. De cualquier modo, para muchos esto continúa representando un abuso de autoridad fundamentado en la figura controversial del arraigo.

¿Y el resto de las medicinas?

Estos son los temas que no abarca la reforma financiera y que especialistas consideran que deben ser atendidos para que la reforma sea de beneficio real.

> Crédito al consumo: el más grande tipo de financiamiento en el país no es abordado en ningún apartado de la iniciativa de Peña Nieto.

> Préstamos gubernamentales: los usuarios seguirán competiendo por la oferta de crédito contra el gobierno debido a que no se hace mención a la falta especialización de productos financieros.

> Publicidad engañosa: son pocas las personas que conocen del sistema financiero y, debido a promociones tramposas, las personas suelen terminar con deudas que van más allá de sus capacidades.

> Concentración del sistema: la iniciativa no prevé una reestructuración del sistema que permita acabar con el oligopolio financiero existente donde casi todos son extranjeros.

> Banca de desarrollo: no se realiza ningún intento para que esta institución cumpla con su objetivo, que es promover el desarrollo.

> Tasas límite: el Banco de México señala que las tasas de interés deben ser “razonables”, pero no explica su significado. Por lo tanto los bancos pueden establecer cualquier tasa (incluso superior al 100 por ciento) sin recibir algún tipo de sanción.

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