Faltaba un mes y un día para el 2 de octubre, la fecha fatal para el Movimiento Estudiantil de 1968, y Gustavo Díaz Ordaz, el entonces Presidente de México, rendía ante los legisladores su cuarto informe de Gobierno.
Hace 50 años, el titular del Ejecutivo advertía que su administración había sido tolerante antes las exigencias de los jóvenes, y rechazaba que en el país existiera lo que activistas llamaban “presos políticos”.
“Los estudiantes protestan, entonces, porque la policía interviene y la acusan de crueldad, lo mismo que al Gobierno, declaró el Presidente, “El dilema es, pues, irreductbiel: ¿debe o no debe intervenir la policía?”.
El titular del Ejecutivo consideraba que con el Movimiento Estudiantil “se ha llegado al libertinaje en el uso de todos los medios de expresión y difusión; se ha disfrutado de amplísimas libertades y garantías para hacer manifestaciones, pordenadas en ciertos áspectos, pero contrarias al texto expresado del artículo 9 constitucional”.
El Presidente advirtió que “tenemos la ineludible obligación de impedir la destrucción de las fórmulas esenciales, a cuyo amparo convivimos y progresamos”.
“No admito que existan presos políticos”, dejó claro Díaz Ordaz, “Preso político es quien está privado de su libertad exclusivamente por sus ideas políticas, sin haber cometido delito alguno, no obstante, si se me hace saber el nombre de alguien que esté preso sin proceso judicial en el que se hayan cumplido o se estén cumpliendo las formalidades esenciales del procedimiento, acusados de ideas, no de actos ejecutados, girarpan las órdenes de inmediata e incondicional libertad”.
El tema de las Olimpiadas salió a colación, ya que para el político “los desordenes juveniles que ha habido en el mundo han coincidido con frecuencia con la celebración de un acto de importancia en la ciudad donde ocurren; en Punta del Este, Uruguay, ante el anuncio de la reunión de los presidentes de América, se aprovechó la juventud estudiantil para provocar grandes conflictos; la Bienal de Pintura de Venecia, muy reciente, de la que estaba pendiente el mundo de la cultura, fue interrumpida con actos violentos; las pláticas de París, para tratar de lograr la paz en Vietnam, que habían concentrado las miradas del mundo entero, fueron oscurecidas por la llama ‘Revolución de Mayo'”.
Un mes después llegó la matanza, con un número de víctimas todavía no especificado…
