Justicia y violencia por mano propia

Los videos que circulan en redes sociales de golpizas que propinan ciudadanos en contra de personas que cometen algún ilícito generan narrativas de odio y que la violencia se multiplique, sin embargo, también reflejan el hartazgo de la sociedad con respecto a los elevados niveles de impunidad y a las carencias del sistema de justicia
Eduardo Buendia Eduardo Buendia Publicado el
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La impunidad que impera en el país llevó a la sociedad a enfrentar a la delincuencia y buscar justicia por mano propia.

En días recientes, videos de personas golpeando a otras por intentar robarles se multiplicaron en las redes sociales. Mensajes de repudio a los actos delictivos y el llamado a utilizar la violencia fueron factores comunes en la conversación que generaron las grabaciones.

De acuerdo con especialistas, la ciudadanía está en un punto de quiebre: por un lado, resiente el impacto de una pandemia sin precedentes que dejó a muchos sin trabajo y en la incertidumbre. A lo que se suma el incremento de la inseguridad y la violencia.

Por otro, la vulnerabilidad de millones de personas que atraviesan por una reducción en sus ingresos, provoca también que resguarden con mayor recelo sus pertenencias y despierta su instinto por defenderlas.

Según cifras oficiales, durante el primer semestre de 2020 se denunciaron en todo el país 888 mil 097 delitos –en promedio tres por minuto–, sin tomar en cuenta la cifra negra que se refiere a todos los actos ilícitos de los que la autoridad no tiene conocimiento

Aunado a ello, México es uno de los países con mayor índice de impunidad en el mundo, debido a que el 99 por ciento de los delitos que se denuncian no son sancionados.

Para Gabriela Ruiz Serrano, profesora de la Escuela Nacional de Trabajo Social de la UNAM, la falta de justicia, junto con otros problemas que enfrenta el país como la pobreza, la desigualdad o el desempleo, son condicionantes sociales que propician reacciones agresivas de la ciudadanía ante un robo.

“Esta difusión, estas prácticas, estas narrativas de odio en las que se legitima la violencia, en donde se aplaude la agresión en contra de estas personas inhibe a una sociedad empática y solidaria, promueve el uso de la violencia en contra de quienes consideramos amenazantes y con ello hay una escalada que se vuelve interminable”, explica.

Hoy las plataformas digitales potencializan la difusión de un mensaje que, frente a la inoperancia de las autoridades, termina por incitar a las personas a tomar justicia por sí mismas

La influencia de las redes sociales

Casos como el registrado en una unidad del transporte público del Estado de México en el que pasajeros retuvieron y golpearon a una persona como represalia ante un intento de asalto no son nuevos, sin embargo, su difusión masiva en Twitter o Facebook provoca la multiplicación de estos hechos, expone Felipe Gaytán, doctor en sociología y catedrático de la Universidad La Salle.

“El tema de los linchamientos viene desde hace mucho tiempo, los llamados ‘justicieros solitarios’ o las situaciones de personas que llegan a linchar en poblados. Quizá el caso más emblemático fue el de los policías encubiertos de Tláhuac, que fue transmitido por televisión. Hoy las plataformas digitales potencializan la difusión de este mensaje que, frente a la inoperancia de la autoridad, termina por incitar a las personas a tomar justicia por mano propia”, agrega.

Gabriela Ruiz opina que la interacción en las redes sociales determina las relaciones interpersonales, por ello recomienda una utilización adecuada del contenido vertido y compartido en el espacio digital.

“No se debe tomar a la ligera la sobreexposición a esta información y el uso irresponsable, muchas veces ni siquiera leemos un artículo o leemos un encabezado y lo difundimos, además de hacer comentarios sin sensibilidad ni reflexión, esto se va introyectando en los imaginarios y en la manera que funcionamos como sociedad”, expresa.

99
por ciento de los delitos que se denuncian en México no son sancionados

Gaytán considera que la contingencia sanitaria por la pandemia de COVID-19 también interviene en el aumento de este tipo de acciones derivadas de la frustración y la intolerancia.

“Estamos en un momento de incertidumbre, de falta de trabajo donde no sabemos si vamos a tener un ingreso mañana y tus pocas pertenencias están a merced de gente que puede subirse y atracarte en cualquier momento.

“En este tenor lo que hace la pandemia es que genera este sentimiento de malestar, si ves que alguien te está asaltando y tienes la oportunidad de defenderte y dejar caer toda la ira contra estos sujetos lo vas a hacer”, apunta el académico.

Violencia injustificada en búsqueda de justicia

Ambos especialistas coinciden en que ninguna agresión, aunque sea en contra de una persona que comete un ilícito, debe justificarse o calificarse como una acto de heroísmo a pesar de los vacíos de autoridad en México.

“Estamos en un riesgo alto. Si empezamos a tomar justicia por mano propia cualquiera de nosotros puede ser objeto de un linchamiento aun cuando no cometimos el delito. Es tan arbitrario que esto puede terminar contra ti”, menciona Felipe Gaytán.

La académica de la Escuela Nacional de Trabajo Social de la UNAM concluye que castigar a aquellos que cometen o intentan cometer un delito tendrá un efecto adverso en hacer de este país un lugar más justo.

Frente al hartazgo que hemos vivido buscamos este ‘ojo por ojo y diente por diente’, buscamos justificar la contestación de la misma manera, pero eso no va a resolver el problema, al contrario, lo va a incrementar
Gabriela Ruiz SerranoProfesora de la Escuela Nacional de Trabajo Social de la UNAM

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