Jóvenes y niños bajo fuego

Entre el 2007 y el 2013 fueron asesinadas en México 143 mil 984 personas, de acuerdo a cifras oficiales. De esas, 54 mil 530 eran jóvenes entre los 16 y los 29 años de edad. Poco más de 3 mil, eran niños que no pasaban de los 15 años.

Un análisis del Instituto Belisario Domínguez, del Senado de la República, reveló que el 40 por ciento de los homicidios en todo el país fueron jóvenes menores de 30 años.

Imelda García Imelda García Publicado el
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por ciento de esas iniciativas presentadas fueron aprobadas y enviadas a la Cámara revisora
“El crimen organizado tiene una base social o un mercado potencial de mano de obra entre los miles de jóvenes que carecen de opciones educativas, de empleo, de alternativas y, en general, de un sentido de vida”
Instituto Belisario Dominguez
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Entre el 2007 y el 2013 fueron asesinadas en México 143 mil 984 personas, de acuerdo a cifras oficiales. De esas, 54 mil 530 eran jóvenes entre los 16 y los 29 años de edad. Poco más de 3 mil, eran niños que no pasaban de los 15 años.

Un análisis del Instituto Belisario Domínguez, del Senado de la República, reveló que el 40 por ciento de los homicidios en todo el país fueron jóvenes menores de 30 años.

Realizado con base en cifras del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), el estudio “Los homicidios en México, una mirada actual” alerta sobre el impacto que tienen los asesinatos en las instituciones del país y en el ánimo de los ciudadanos.

“Los homicidios constituyen la forma suprema de violencia y una de las conductas criminales más graves, pues atenta contra la vida de las personas, afecta significativamente a las familias, genera temor entre los ciudadanos, corroe el entramado social y erosiona la legitimidad de las instituciones ante la imposibilidad del Estado de perseguir eficazmente a los homicidas”, señala el análisis.

De acuerdo con los investigadores adscritos al Senado, el delito de homicidio se mantuvo estable entre el 2000 y el 2006, con alrededor de 10 mil defunciones por año.

De 2007 al 2008, se incrementaron un 58 por ciento, al pasar de 8 mil 867 a 14 mil 006. De estos poco más de 5 mil homicidios adicionales cometidos en 2008, un total de 3 mil 171 (el 62 por ciento) se concentraron en solo tres estados: Chihuahua, Baja California y Sinaloa.

Ya para el 2012 los homicidios alcanzaron los 22 mil 732, lo que tuvo “efectos devastadores en algunas regiones del país”, señaló el estudio del Senado.

El 2011 fue el año en que más homicidios se registraron. Se cometieron un total de 27 mil 213 asesinatos.

“En el 2012 y el 2013, los asesinatos premeditados disminuyeron respecto del 2011, pero se triplicaron en relación con los asesinatos ocurridos en 2008”, expuso el análisis.

Un problema a la alza

Factores como la impunidad, la corrupción, el acceso a armas de fuego y drogas, la desprotección al empleo, la baja en la calidad de la educación y hasta el inicio de la llamada “guerra contra el narcotráfico”, son ubicadas por los investigadores como causas del aumento en el índice de homicidios en el país.

Tomando como base el Informe Regional de Desarrollo Humano 2013-2014 sobre seguridad ciudadana, del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), los investigadores del Senado señalan que las causas del aumento de los asesinatos en el país pueden agruparse en cuatro categorías.

Las 4 causas

1. Factores como la globalización, la desprotección del empleo, el deterioro de los salarios y de la calidad de vida que afectan directamente a la ciudadanía.

“En este contexto, la violencia y la delincuencia aparecerían como una vía de reacción para la población sin posibilidades de obtener, a través del empleo, recursos económicos para sufragar la sobrevivencia cotidiana.

“A la delincuencia tradicional de robos, hurtos y asaltos se suman nuevas formas emergentes de hacer dinero rápidamente, como el narcotráfico, el lavado de dinero, el secuestro, la extorsión, la trata de personas, entre otros”, señala el estudio.

2. El debilitamiento de instituciones de la sociedad que “perdieron fuerza como mecanismos de control y como espacios de protección”, lo que propició que aumentara la violencia.

En este rubro se ubican el aumento de familias monoparentales de bajos recursos; las altas tasas de embarazo adolescente; el aumento en la migración; los niveles de deserción escolar; el déficit en la calidad de la educación; el crecimiento acelerado y desordenado de las ciudades; y la marginalidad de la población urbana.

3. Factores facilitadores del delito y la violencia, como la disponibilidad de armas, el consumo de alcohol y el tráfico de drogas por parte de la delincuencia organizada.

“Algunas explicaciones formuladas por diversos analistas sostienen que el crecimiento de las muertes por homicidio en México a partir del 2008 es resultado de la lucha frontal que emprendió el gobierno contra el crimen organizado, así como el enfrentamiento entre los distintos cárteles del narcotráfico por el control del territorio, de las rutas y pasos fronterizos”.

4. La corrupción, la impunidad y la falta de proporcionalidad en el castigo son factores asociados a las instituciones del Estado y “limitan su capacidad de respuesta para proveer seguridad a todos los habitantes del país”.

Un combate ineficiente

El crecimiento en el índice de homicidios contrasta con la forma en que se presupuestan los recursos para resolver problemas relacionados con la seguridad pública.

La mayor parte del dinero del erario destinado a seguridad se envía a cuestiones de fortalecimiento policial. En cambio, para labores de prevención de la violencia, los índices son a veces de menos de un punto porcentual.

En el Presupuesto de Egresos para la Federación (PEF) del 2015, se asignan recursos para el Ramo 04, de Gobernación, de más de 77 mil millones de pesos.

De estos, el 53 por ciento, poco más de 41 mil millones de pesos, están destinados a tareas de combate al delito.

El programa que concentra la mayor cantidad de recursos es el de “Implementación de operativos para la prevención del delito”, con una asignación de 20 mil 378 millones de pesos, un 26 por ciento del total asignado a la Secretaría de Gobernación.

En contraste, programas como el de “Atención y Prevención de la Violencia contra las mujeres”, solo tiene asignados 197 millones de pesos, un 0.2 por ciento del total de recursos de la Segob.

El programa para “Promover la Prevención, Protección y Atención en Materia de Trata de Personas” tiene asignados solo 10.7 millones de pesos, el 0.01 por ciento de recursos del Ramo 04.

Los esfuerzos del Poder Legislativo tampoco han sido suficientes para combatir el aumento en el índice de homicidios y de la violencia en general.

De un total de 106 iniciativas presentadas en la LXII Legislatura sobre estos temas, solo el 1 por ciento fue aprobada y enviada a la Cámara revisora.

El 75 por ciento de las iniciativas en las materias de Seguridad y Justicia están pendientes de análisis en comisiones en su Cámara de origen.

El 8 por ciento fueron publicadas; el 10 por ciento se desechó; el 4 por ciento fueron retiradas; y el 2 por ciento tuvieron un dictamen en sentido negativo.

Así, los investigadores del Instituto Belisario Domínguez sostienen que será muy difícil que la violencia y los homicidios desciendan si no se atienden las causas de fondo que los producen y los reproducen.

“El crimen organizado tiene una base social o un mercado potencial de mano de obra entre los miles de jóvenes que carecen de opciones educativas, de empleo, de alternativas y, en general, de un sentido de vida”, concluye el estudio.

Otro dato que resalta el estudio del Senado es la polarización en las estadísticas de homicidios respecto del sexo de las víctimas.

 

Herramientas mortales

A pesar de estar prohibida la portación de armas en el país, la mayor parte de los homicidios se cometen con armas de fuego.

> 61.3 por ciento
de los homicidios registrados en México en el 2013 fueron perpetrados con arma de fuego

> 13.7 por ciento 
de los homicidios registrados en México en el 2013 fueron con objeto cortante

> 6.8 por ciento
de las defunciones fueron perpetradas por agresiones como ahorcamiento, estrangulamiento y sofocación

> 13 por ciento
de los casos de homicidio no se especificó el tipo de agresión cometida

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