Los jornaleros y sus familias viven al día, por eso permanecer en su hogar en tiempos de coronavirus es un lujo que no se pueden dar.
En promedio, un jornalero gana al día entre 100 y 220 pesos, pero hay casos donde se han registrado pagos de 80 o incluso de 40 pesos, señala.
“Ellos difícilmente pueden —algunos sí—, darse la posibilidad de decir, tengo un ahorro que me permite aislarme 40 días”, cuenta Margarita Nemecio, coordinadora de la Red Nacional de Jornaleros y Jornaleras Agrícolas (REJJA).
Pero no es la única razón. Debido a que desempeñan un papel fundamental en la demanda de abasto no solo en México, sino también en países como Estados Unidos, es imposible que puedan irse o aislarse temporalmente.
“El mercado demanda la distribución de los productos a nivel nacional si lo pensamos en ese contexto, y si lo pensamos en el internacional más, por eso es que no los han aislado, porque su distribución depende de esa mano de obra.
Aunado a esto, tampoco se les da la posibilidad de contar con atención médica, lo cual debería sería la garantía básica, dice.
Trabajo precario
En México se estima que existen casi 3 millones de jornaleras y jornaleros que trabajan directamente en los campos agrícolas, según datos de la Red Nacional de Jornaleros y Jornaleras Agrícolas (REJJA).
Mientras que la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE 2018) señala que entre 2005 y 2018 se han agregado a las filas de los asalariados del campo casi 900 mil personas de las cuales el 88 por ciento son jornaleros hombres y 12 por ciento mujeres.
“La población jornalera en México sufre de precarización laboral, no solamente por las condiciones en las que desarrollan su trabajo, sino por la ausencia de contratos laborales que, de entrada, no les garantiza la seguridad social y la atención médica”, explica Margarita Nemecio, coordinadora de la REJJA.
Jornaleros Sin derecho a la salud
Margarita también menciona que solo en algunos espacios donde hay empresas grandes se les provee de algún módulo de salud que les garantiza o les podría garantizar atención médica, pero la gran mayoría tiene que trasladarse a un hospital donde los servicios son muy básicos.
Cuenta que los empleadores son los primeros que deben de brindar información al respecto debido a la forma de trabajo en estos lugares, que es colectiva.
“Son grupos, trabajan en cuadrilla, si bien no tienen mucho contacto con personal de la empresa, ellos sí trabajan en grupos y cuando se van a rentar o se van a sus viviendas siguen viviendo en colectividad.
“Y donde rentan estos espacios también están en colectividad local, entonces su riesgo es inminente y las características que acabo de describir los vulneran y ponen en una situación crítica si no se toman las medidas, por lo menos preventivas e informativas, que es básico”, explica.