Desde que Jair Bolsonaro tomó la presidencia de Brasil en diciembre de 2018, las críticas constantes hacia el exjefe de Estado Luiz Inácio Lula da Silva no se hicieron esperar, lanzándolas hasta el último momento de las elecciones de este domingo.
Cuando el presidente acudió a emitir su voto en Río de Janeiro declaró ante la prensa local que con elecciones limpias podía ganar el mejor “sin ningún problema”.
Fue cuando iniciaron las campañas presidenciales que Bolsonaro comenzó a señalar las posibilidades de que los resultados podrían ser intervenidos con el fin de favorecer a su principal contrincante.
“El crimen organizado apoya a Lula, porque Lula representa sus intereses. Los brasileños honestos y trabajadores están con nosotros”, compartió Bolsonaro vía redes sociales 24 horas antes de las votaciones.
Una postura parecida a la del exmilitar llegó a verse hace dos años en Estados Unidos con Donald Trump, luego de que se diera a conocer que los resultados electores no lo favorecían, quitándole la oportunidad de gobernar su país hasta 2024.
Desde entonces y hasta la fecha, el republicano no ha dejado de resaltar que hubo fraude en los comicios que le dieron la victoria a Joe Biden, pidiéndole incluso al Tribunal Supremo que tomara las medidas necesarias para investigar los resultados.
Para el doctor Fernando Neira, especialista en América Latina y el Caribe, Jair Bolsonaro no es más que “un personaje oscuro en términos de su comportamiento, y de sus prácticas”, pues es un exmilitar con condiciones religiosas fuertes, quien “ha homenajeado desde su gobierno la dictadura, la fuerza y la violencia”.
Sin embargo, para seguir impulsando su figura como hasta ahora lo ha hecho, tomando en cuenta los resultados que obtuvo en la primera vuelta de las elecciones, Bolsonaro tendrá que reforzar la propaganda en contra de la izquierda y de lo que llegó a representar para su nación.
En ese sentido, el doctor António Hernández Macías, del CIALC de la UNAM, considera que el presidente podría recalcar las acusaciones de corrupción que hubo contra Luis Inácio Lula da Silva, su esposa, e incluso la exjefa de Estado, Dilma Rouseff, quien es conocida por ser una de las amigas más cercanas del líder del Partido de los Trabajadores.
Un día antes de que se llevara a cabo la primera vuelta de las elecciones, figuras políticas de derecha como Trump, de Estados Unidos, y Benjamin Netanyahu, de Israel, respaldaron la reelección de Bolsonaro, describiéndolo como “un hombre fantástico”, en espera de que la población votara por él.
Jair Bolsonaro, presidente de Brasil, espera que no sea llevado a juicio por su nula respuesta contra la pandemia #COVID19 https://t.co/VLidMIGwlQ
— Reporte Índigo (@Reporte_Indigo) October 25, 2021
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