Así es Israel después del ataque de Hamás

A partir del ataque de Hamás del 7 de octubre, la población en Israel convirtió áreas comunes en zonas ‘in memoriam’ donde recuerdan a los asesinados y secuestrados, y la falta que hacen en épocas de fiestas como la Pascua y el Shabat 
Fernanda Muñoz Fernanda Muñoz Publicado el
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Tel Aviv, Israel.- Por primera vez, el pueblo judío de Israel vivió su Pascua con sillas vacías en sus mesas por los seres queridos que siguen secuestrados en Gaza, personas de quienes se desconoce su estado de salud o si siguen respirando.

Después del ataque de Hamás del 7 de octubre de 2023, el espíritu de celebridad en Israel cambió por completo, llevando a su sociedad a adaptarse a una nueva realidad.

Ariel Jerozolimski, guía de turismo especializado en geopolítica del conflicto árabe-israelí, asegura en entrevista que la alegría y la felicidad son términos que hasta son difíciles de explicar actualmente, a tal punto de que el saludo tradicional de la temporada “feliz Pascua”, muchas personas no lo dicen.

“Como el concepto es la fiesta de la libertad, ya que se conmemora la salida de los judíos de la esclavitud de Egipto hace más de tres mil años, hay gente que dice ‘que sea una fiesta de libertad’ y no necesariamente una ‘feliz fiesta’, ya que como hay tantas familias que han perdido seres queridos, y que tienen tantas familias en Gaza, ha cambiado por supuesto el espíritu.

“Estamos viviendo una época muy triste, ha sido un trauma muy fuerte para nosotros, pero con toda la tristeza lo superaremos porque somos un pueblo que está acostumbrado a tirar siempre para adelante”, afirma.

A casi siete meses del ataque, 133 personas de origen israelí siguen siendo rehenes de Hamás en Gaza, entre los cuales se prevé que alrededor de 30 hayan perdido la vida y sus cuerpos se utilicen como intercambio con el gobierno de Benjamin Netanyahu.

Videos recolectados por Israel de cámaras de vigilancia y de lo grabado y compartido por los propios integrantes de Hamás, muestran la frialdad con la que los radicales terminan con varias vidas, incluso de menores de edad, adolescentes y perros; ataques que festejan con gritos y llamadas telefónicas.

“Mamá, asesiné a judíos”, se le escucha decir con alegría a uno de los terroristas en una llamada registrada el 7 de octubre; una actitud originada por la ideología extremista del islam y representada por Hamás.

Hasta la fecha, el gobierno de Netanyahu mantiene firme su postura de erradicar a Hamás, pues de todos los años en los que Israel ha sido atacado desde siete frentes diferentes a través de misiles, nunca había sufrido un golpe como el del 7 de octubre, cuando se llevaron a civiles inocentes o terminaron con sus vidas.

’We will dance again’

Entre los 133 israelíes que siguen como rehenes, se estima que 46 fueron raptados del festival Nova de música electrónica que se celebró a unos kilómetros de la franja de Gaza, por donde ingresó Hamás la madrugada del 7 de octubre.

De lo que en un inicio fue un campo repleto de jóvenes deseosos de mostrarse a sí mismos a través de su ropa y su baile, hoy en día es un “in memoriam” donde sus padres o amigos llevan flores, recuerdos y fotos de quienes fueron asesinados.

En el campo, cada una de las fotos de los israelíes que perdieron la vida están pegadas en tubos largos de metal y por debajo pequeñas velas en vaso vigilan sus rostros al igual que peluches u objetos que se colocan continuamente. Otras personas optan por sentarse alrededor de la fotografía y, acompañados de refrigerios, mantienen conversaciones por horas.

Además de las fotografías de los jóvenes, también están los rostros de quienes entregaban las bebidas y la comida en el festival, o de policías que ese día cuidaban la seguridad de la zona.

A casi siete meses del ataque, 133 personas de origen israelí siguen siendo rehenes de Hamás en Gaza. Foto: Especial

En cada parte del campo hay también una frase exclusiva: “we will dance again”, haciendo referencia a que a pesar del conflicto actual y del ataque sangriento de octubre, el pueblo israelí volverá a celebrar la vida como lo hizo antes.

Muestra de la esperanza israelí también se ve reflejada en los árboles plantados a un costado  del campo en el que se llevó a cabo el festival de Nova, los cuales fueron colocados en nombre de cada una de las personas asesinadas en esa zona. La misma población israelí asegura que la plantación es un mensaje para Hamás de que, a pesar de que se llevaron a sus jóvenes, sus raíces siguen estando presentes en el país.

Entre otros rastros que dejó Hamás a su paso por territorio israelí se encuentran miles de automóviles que fueron baleados o calcinados con personas dentro que buscaban un resguardo de la muerte.

Al pasar por la carretera que se dirigía al festival de Nova, los soldados israelíes se encargaron de recoger los autos abandonados. Aunque en inicio pensaron en enterrarlos. Adam Ittah, reservista del Ejército israelí, explica que se dieron cuenta que sería perjudicial para el medio ambiente y una labor compleja a nivel de logística, por lo que decidieron dejarlos en exhibición para demostrar lo que hizo el grupo islamista radical el 7 de octubre.

Es en el ahora nombrado Cementerio de Carros donde hasta mil 650 automóviles están expuestos, entre ellos 350 totalmente destruidos por granadas, fuego y misiles, además de motocicletas y ambulancias, cada vehículo con una historia en particular del ataque.

La respuesta familiar

El 8 de octubre, horas después de que todo Israel y el mundo sabían del ataque de Hamás, los familiares de los jóvenes que asistieron al festival de Nova se reunieron con un objetivo en común: saber el paradero de sus hijos.

Los padres se enteraron de la situación que enfrentaban sus hijos por videos compartidos en Telegram o Facebook, y de su ubicación por el rastreo de sus teléfonos, enterándose que algunos de ellos estaban en Gaza.

Con el paso de los días, y con la ayuda del Ministerio de Defensa, crearon un comité dedicado a buscar a sus hijos y difundir la historia de los 133 rehenes a través de la voz de sus familiares.

Marisa Broitman, voluntaria del comité y guía en Israel, explica que ante las protestas que se estaban llevando a cabo en Tel Aviv antes del ataque de Hamás, en las cuales se criticaba al primer ministro por la imposición de una nueva reforma judicial, los integrantes de la sociedad civil decidieron protestar por los secuestrados en la Plaza de las Artes, ahora llamada Plaza de los Secuestrados.

Familiares de los 133 israelíes secuestrados por Hamás crearon un comité y tomaron la Plaza de las Artes en Tel Aviv para manifestar su sentir a través de diferentes obras. Foto: Especial

Broitman asegura que en cuanto todos los rehenes sean liberados, la Plaza de los Secuestrados volverá a tener su nombre original, pero mientras eso ocurra la explanada seguirá siendo sede de piezas simbólicas referentes al ataque, como una fila de mesas con un total de 133 sillas que representan los lugares vacíos que hay en las casas de quienes perdieron un familiar el 7 de octubre.

“Desde el secuestro no perdemos las esperanzas, pero sabemos que las condiciones físicas, alimentarias, espirituales, psicológicas (de los secuestrados) no son de lo mejor, por lo tanto cada día que pasa es de menor fe”, asegura.

En la Plaza de los Secuestrados también hay un árbol del que cuelgan decenas de moños amarillos, los cuales representan la lucha por la liberación de los israelíes secuestrados; un símbolo presente en la ropa de muchos civiles, en manijas de carros, en calcomanías y en pinturas artísticas ubicadas en edificios de diferentes ciudades del país.

En la explanada también hay una pantalla gigante que indica los días, horas y minutos que han pasado desde el ataque de Hamás con la frase “Bring them home now” (“Tráiganlos devuelta a casa ahora”), la cual se repite en lonas, estampas y espectaculares por todo Israel.

El actual de Israel

Desde los ataques de Hamás, la seguridad de Israel se ha reforzado no solo en su respuesta, sino en la ayuda humanitaria que se brinda en Gaza.

La noche del viernes 24 de abril, por ejemplo, aviones de la Fuerza Aérea Israelí (FAI) alcanzaron dos puestos de lanzamiento de Hamás en una zona humanitaria en Gaza, los cuales estaban cargados con cohetes que planeaban enviar a territorio israelí.

De acuerdo con las Fuerzas de Defensa Israelí (FDI), el grupo islamista radical usa de manera constante zonas humanitarias para actuar, lo que demuestra “su falta de preocupación por la gente de Gaza”.

De manera cotidiana, soldados israelíes acuden a la frontera con Gaza para vigilar la zona, lo cual se duda si se realizó el 7 de octubre por el fácil acceso que tuvo Hamás al sur de Tel Aviv.

Desde el ataque del 7 de octubre las fuerzas israelíes han redoblado su asistencia en la franja de Gaza y entregado ayuda humanitaria en trabajo conjunto con Estados Unidos. Foto: Especial

Aunque el día del ataque era de descanso para la población israelí, pues se había celebrado el Shabat como cada viernes, la seguridad debía estar reforzada como era costumbre, lo que puso en duda las labores de las fuerzas armadas del país, llevando a Aharon Haliva, jefe de inteligencia militar isralí, a dimitir de su cargo el 22 de abril pasado.

A pesar de la baja de Aharon Haliva, las FDI unieron sus esfuerzos para participar en la iniciativa Logística Conjunta Litoral, en conjunto con el Comando Central de Estados Unidos, para establecer un muelle flotante temporal para entregar ayuda humanitaria desde el mar a Gaza. El área del proyecto abarca alrededor de 67 hectáreas destinadas a la operación y el paso de grandes cantidades de bienes.

Al mismo tiempo, ayer se decidió abrir, por primera vez desde el ataque del 7 de octubre, el cruce de Erez, al norte de Israel, para permitir la entrada de ayuda humanitaria. En total, 30 camiones con carga de alimentos y suministros médicos llegaron desde Jordania hasta Gaza.

La entrega de ayuda humanitaria y la atención a la población de Gaza es lo que más se ha criticado alrededor del mundo, incluso por parte de los estudiantes de diversas universidades estadounidenses; sin embargo, el respaldo a esa comunidad se redobló luego de la aprobación en el Congreso de Estados Unidos de un paquete de ayuda a Israel de 26 mil 400 millones de dólares, lo cual fue bien recibido por parte de gran parte de la comunidad internacional.

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