Jóvenes investigadores mexicanos altamente especializados han tenido que trabajar como conductores, cuidando niños o en cafeterías ante la falta de oportunidades en México.
Desde el 2018, el CONACyT (Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología) endureció sus políticas y obliga a los investigadores de posdoctorado a volver a México y trabajar un mínimo de 6 meses para así entregarles una carta de liberación.
Sin embargo, al regresar a territorio mexicano, no encuentran alternativas para desarrollar sus conocimientos y se ven obligados a trabajar en lo que sea.
Abigail Jiménez, investigadora posdoctoral en la Facultad de Ciencias de la Tierra, en la Universidad de Barcelona, dice que no ven posibilidades para reincorporarse al país, lo cual es un gasto fuerte, ya que se ha hecho una inversión en su educación e investigación que se puede perder.
“Esto es una pérdida muy fuerte para el país, porque nos estamos especializados en técnicas, en la ciencia de primer nivel, y como mexicanos estamos mejor preparados que muchas otras personas y esas oportunidades se van minimizando”, explica.
Los investigadores de posdoctorado piden que se les trate como trabajadores y no como estudiantes, ya que esto les impide tener derechos laborales como aguinaldo y permisos de maternidad y paternidad en países de la Unión Europea o como Estados Unidos.
Investigadores piden regresar programas
Este año, el CONACyT no abrió las convocatorias para los programas de Repatriaciones y Retenciones, que les permitirían a investigadores de posgrado y posdoctorado regresar al país y realizar estudios en beneficio de la sociedad mexicana
Por lo tanto, piden de vuelta estos programa y también el de cátedras, con el que el Consejo los incentivaba al contratarlos en universidades por un periodo de 10 años para desarrollar proyectos de investigación. Pero fue cancelado en el 2018.
“Queremos regresar al país a dar clases, a lo mejor seguir estudiando un posdoctorado, o a lo mejor generar alguna empresa, pero para eso necesitamos un apoyo.
“Es muy difícil, por eso hay tanta fuga de cerebros, por eso la gente se queda en el extranjero, porque intenta buscar una forma de sobrevivir”, explica Fadia Cervantes, quien se encuentra realizando un doctorado en la Universidad Autónoma de Madrid.
Proyectos a medias
México podría perder la oportunidad de mejorar la vida de las personas que tienen Alzheimer, la enfermedad de Huntington o diabetes, por poner tres ejemplos.
Los proyectos de dos investigadoras de doctorado y posdoctorado que realizan estudios de estos padecimientos en el extranjero —financiados con recursos públicos—, están a punto de verse interrumpidos debido a la pandemia.
Aunque han pedido apoyo al CONACyT (Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología) para tener una extensión de tres meses más y poder terminar sus proyectos, sus solicitudes han sido rechazadas.
Ambas terminan sus proyectos en octubre de este año, pero debido al confinamiento de más de tres meses en Europa, donde se encuentran, perdieron un trimestre y ahora están a contrarreloj.
Una de ellas es Andrea Gutiérrez Quezada, investigadora posdoctoral en la Universidad de Lisboa, Portugal, quien realiza estudios sobre el Alzheimer y la enfermedad de Huntington.
Ella hizo el doctorado también en la facultad de química de la UNAM, en Ciencias Bioquímicas, y se especializó en proteínas que están relacionadas a alguna patología.
“Es muy importante porque la mayoría del presupuesto que se da en Estados Unidos y en Europa es principalmente para la línea de cáncer, pero la OMS estima que para el 2040, las enfermedades neurodegenerativas van a sobrepasar a los muertos por cáncer, va a ser una enfermedad primordial en el próximo centenio, entonces eso estoy investigando”, explica.
Mientras que la investigación de Fadia Cervantes, quien hace el doctorado en biociencias moleculares en la Universidad Autónoma de Madrid, España, ayuda a personas con diabetes a través de la reutilización del suero de la leche.
“Yo creo que es muy importante en México, porque hay una cantidad exorbitante de personas que tienen diabetes y es uno de los principales problemas de salud pública”, menciona.
Ciencia mexicana a la deriva
La pandemia de COVID-19 ha revelado la falta de apoyo de las autoridades a los científicos de posgrado y posdoctorado que buscan especializarse en el extranjero ante las carencias que existen en el país.
“Por lo tanto no le queda de otra más que pagar para que vayan al extranjero o construir sus laboratorios, crear más colaboraciones, invertir en grupos de trabajo, dar inversión a los grupos de científicos, etcétera, cosa que no hay, entonces termina siendo mucho más barato mandar a quien pueda y al final es peor porque ni nos reabsorben”, dice Rosa María Vargas Magaña, doctora en Matemáticas y posdoctorante en la Universidad de Edimburgo.
Jesús Rueda Becerril, doctor en Física y posdoctorante en Estados Unidos, explica que aunque Rosa y él no son epidemiólogos, debido a su formación pueden entender aquellos modelos que predicen el comportamiento de una enfermedad.
“Ella, junto con el colectivo ‘ConCiencia Social’, generaron una serie de predicciones bastante buenas sin ser epidemiólogos, pero este tipo de cosas se pierden”, señala.
Abandono en salud mental a investigadores
Otra de las quejas hacia el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (CONACyT) es la falta de apoyo en salud mental durante la pandemia y sentir que solo son vistos como un número de matrícula más.
Eso revelan los resultados de los sondeos realizados por el “Comité Carlos Pellicer Cámara”, que fueron respondidos por alrededor de 200 investigadores de doctorado en el extranjero.
Según las encuestas, el 70 por ciento dijo que tenían afectaciones de por lo menos 3 meses en sus experimentos y en su titulación.