Guerrero vive una de las peores crisis de inseguridad de su historia.
Tan solo en la última semana de noviembre y lo que va de este mes, se han registrado más de un centenar de homicidios en toda la entidad.
De acuerdo con especialistas en el tema, la crisis de violencia que encara el estado se ha fortalecido a causa de tres factores: la debilidad institucional con la que actúa el gobierno de Héctor Astudillo, la disputa del territorio entre los cárteles de los hermanos Beltrán Leyva y de Sinaloa, así como la producción desmedida de heroína.
A esos factores, reconocidos oficialmente por parte del Instituto de Acción Ciudadana para la Justicia y la Democracia A.C., se suma el alto grado de corrupción entre los cuerpos policiacos, tanto locales como federales, que actúan en la zona.
“(La corrupción) ha permitido que las Policías sean infiltradas y actúen al servicio del crimen organizado”, explicó el doctor Edgardo Buscaglia, investigador en Derecho y Economía en la Universidad de Columbia, de Nueva York.
Eso, principalmente, ha colocado a Guerrero como la tercera entidad más violenta de todo el país, en donde se concentran el 7.2 por ciento de los homicidios registrados a nivel nacional.
Además, el índice de secuestros en el estado se ha mantenido al alza y hasta octubre pasado se registraron 87.
De acuerdo a las cifras del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP) –con datos preliminares al 20 de noviembre pasa do– en 2016 se registraron en Guerrero 2 mil 381 asesinatos, apenas por debajo de las reportadas en el Estado de México, donde se apuntaron 2 mil 497.
“Lo que estamos viendo en Guerrero, no es otra cosa que un reflejo de lo que sucede en la mayor parte de los estados de México, donde la violencia se fermenta por la corrupción de algunos pedazos del Estado Mexicano, los que, a manera de pastel, reparten el territorio nacional a los grupos del crimen organizado”, dijo Buscaglia a Reporte Indigo.
Para el también director del International Law and Econo mic Development Center, “la orgía de violencia desatada en Guerrero”, también es una consecuencia directa de la ineficaz estrategia de seguridad del gobierno mexicano que no ha podido desmantelar la estructura de las organizaciones criminales.
Como resultado de esa imposibilidad, según lo refieren las cifras oficiales de la Comisión Nacional de Seguridad (CNS), Guerrero se ubica como una de las entidades en donde mayor cantidad de actos de extorsión se registran. En lo que va del año se han cuantificado ya 84 de estos delitos.
Sin embargo, pese a este panorama el gobernador del Estado, Héctor Astudillo ha di cho públicamente que existen “avances significativos de reducción de la criminalidad, en los seis municipios más afectados por la violencia” y que los índices de homicidio han bajado en un 32 por ciento.
Disputa de cárteles, el origen del conflicto
Para el periodista David Espino, aun cuando el conflicto de violencia que se vive en Guerrero es muy complejo, el origen de la descomposición se debe a la disputa del territorio estatal por parte de dos cárteles de las drogas: los hermanos Beltrán Leyva contra el cártel de Sinaloa.
“Fue el rompimiento entre Arturo Beltrán Leyva, El Barbas, y Joaquín Guzmán Loera, El Chapo, lo que hizo que se rompiera la hegemonía en que se había mantenido el Estado por varias décadas, en donde si bien era cierto que había violencia, pero no al grado de la que se registra ahora, cuando no hay día en que no aparezcan ejecutados por todos lados”, detalló el autor del libro
Aunque Perdamos la Vida, Via je al Corazón de las Autodefensas.
La ruptura de esa alianza, según la visión del periodista, se dio a partir de la confronta ción sostenida entre los grupos de los narcotraficantes locales Rogaciano Alba Álvarez y Rubén “El Nene” Granados.
El primero apoyado por el cártel de los Beltrán Leyva, y el segundo con el respaldo de “El Chapo” Guzmán.
A la fecha, de acuerdo al mapa criminal de la PGR, Guerrero es uno de los pocos estados en donde interactúa mayor cantidad de cárteles de las drogas y células criminales.
En este estado tienen presencia Los Zetas, el Cártel del Pacífico, los Caballeros Templarios, el cártel de La Barbie, el Cártel Jalisco Nueva Generación, La Familia Michoacana, el Cártel del Golfo y Los Hermanos Beltrán Leyva, todos orquestando su presencia con el respaldo de por lo menos 21 grupos criminales.
Los puertos, catalizadores de la violencia
Una de las razones por las que se estima se ha centrado el interés de los cárteles de las drogas en el estado de Guerrero, es porque Acapulco es un puerto que no solo posibilita la salida de droga por el Pacífico, sino que representa un punto de ingreso vital para el tráfico de armas, provenientes de China, Estados Unidos y Centroamérica.
De acuerdo a Edgardo Buscaglia los puertos mexicanos potencializan al crimen organizado y son verdaderos catalizadores de la violencia.
Víctor Manuel Sánchez Orozco, diputado de la fracción parlamentaria del Movimiento Ciudadano, coincide con el escritor al reconocer que, al ser el primer productor de heroína, el puerto representa una inmejorable salida para el tráfico de esa droga que deja ganancias millonarias a las células que controlan la producción de amapola.
La pobreza, otro factor
Para el senador Sofío Ramírez Hernández, la crisis de violencia que se vive en Guerrero va de la mano con el estancamiento económico.
“La situación de violencia incide directamente en la delincuencia, porque esta recluta a jóvenes en condiciones de pobreza para sus actividades ilícitas, en cultivo de enervantes”, dijo.
De acuerdo con el legislador, actualmente esta entidad se ubica como el tercer estado con mayor tasa de pobreza.
En Guerrero, detalló Ramírez Hernández, el 65.2 por ciento de la población se encuentra en algún grado de pobreza. Al menos 2 millones 315 mil 400 habitantes están catalogados como pobres y otros 868 mil 100 habitantes se ubican registrados en el rango de pobreza extrema, lo que los convierte en blanco fácil de la delincuencia.