Inicia otra alerta
La calma se empieza a perder. El panorama es desolador. Alimentos y combustibles ya escasean. Ante la desesperación, los esfuerzos de las autoridades resultan desesperantes.
En la Costa Chica de Guerrero y otras zonas la gente empieza a sentir una nueva emergencia.
Ya no es la lluvia y su gran cantidad de agua. Ahora es la falta de comida, agua potable y recursos para enfrentar el día.
Armando Estrop
La calma se empieza a perder. El panorama es desolador. Alimentos y combustibles ya escasean. Ante la desesperación, los esfuerzos de las autoridades resultan desesperantes.
En la Costa Chica de Guerrero y otras zonas la gente empieza a sentir una nueva emergencia.
Ya no es la lluvia y su gran cantidad de agua. Ahora es la falta de comida, agua potable y recursos para enfrentar el día.
El servicio de energía eléctrica es intermitente. Las gasolineras ya no están dando servicio. El agua potable empieza a ser difícil de conseguir y las únicas noticias que reciben es que será hasta el domingo cuando la situación empiece a regularizarse.
No son buenas noticias. Los habitantes de Ayutla de los Libres y las comunidades cercanas viven con tensa calma este problema, pero están conscientes que si la respuesta de las autoridades no se agiliza las cosas podrán empeorar.
En la zona de Tierra Caliente hubo deslaves y los ríos se desbordaron y hasta el momento es poca la ayuda que se ha enviado a esa parte de Guerrero.
El apoyo ha sido de todas partes de la República e incluso se ha involucrado a los secretarios de estado. Sin embargo en la tragedia siempre es insuficiente.
Turistas en Acapulco ayer realizaron actos de protesta para ser trasladados a la Ciudad de México o en donde puedan volver a sus estados de origen.
Y es que por unas horas se detuvo el traslado vehicular y por avión. La mayor parte de la presencia del ejército y brigadistas está concentrada en Acapulco y Chilpancingo, en donde también ya hay signos de desesperación.
En los próximos días la desesperación y angustia pueden tornarse caóticas.
El hambre y la incomunicación son una mezcla explosiva.
Un gobierno rebasado
Manuel es un brigadista voluntario que trabaja en el albergue CREA en Chilpancingo. A ese sitio de ayuda acudió hace unos días el presidente Enrique Peña Nieto. Manuel prefiere evitar sus apellidos, conoce el sistema con el que trabajan las autoridades y no quiere que por intereses de otra índole se pierda la oportunidad de ayudar a sus paisanos guerrerenses.
Con casi una década de estar involucrado en gestiones sociales, el joven de origen acapulqueño es enfático: “El gobierno del estado quedó rebasado. Si no fuera por los militares y el Gobierno Federal esto sería aún peor. De verdad que el gobierno estatal queda muy mal. Se nota que el control está en quienes vinieron a coordinar la ayuda”.
Hasta el momento, dice, no se ha desbordado la gente porque llegan alimentos y agua potable que se están repartiendo.
Sin embargo asegura que están precisamente en el límite en el que se pueden generar los problemas si no existe una coordinación real que haga que lo que se está enviando de los centros de acopio de todo el país llegue a las comunidades más alejadas en la Costa Chica y en la montaña en donde está la zona mixteca.
“Hasta el momento no ha habido problemas, pero si no hay una real coordinación y se empieza a tener protagonismo y a querer sacar raja política es donde van a iniciar los problemas”.
-¿Ves la posibilidad de que se inicie una nueva alerta pero ahora por la escasez?
“Aquí en Chilpancingo y por lo que sé en Acapulco igual, todo está corriendo muy rápido, la ayuda, el apoyo, pero el problema es al interior del estado, en Tierra Caliente por ejemplo, nadie dice nada y hay comunidades muy afectadas.
“Esa allá en donde se pueden poner las cosas muy difíciles, en realidad la gente con recursos algo puede hacer, pero el problema principal está en las zonas de alta marginación, ahí es donde está el problema”.
‘Sigue saliendo agua’
En la comunidad de La Pintada, Municipio de Atoyac de Álvarez, hasta ayer todavía no se iniciaban las labores de rescate por la caída de un alud de tierra de la montaña que sepultó a más de 60 personas.
Las malas condiciones del terreno, según el propio Miguel Osorio Chong, secretario de Gobernación, fue el principal motivo por que aún no se podían empezar los trabajos.
En entrevista en el noticiero de MVS con Carmen Aristegui el funcionario aceptó que aún hay riesgo de que el cerro se desgaje y pueda provocar otra desgracia por eso se deben de tomar medidas de precaución extremas.
“Ni siquiera hay la posibilidad de iniciar los trabajos de rescate en la Pintada, sigue saliendo agua y si intervenimos hay riesgo de que la mitad del cerro se caiga”, advirtió.
Sin embargo aseguró que se harían los primeros intentos de bajar rescatistas sin tampoco poner en riesgo la vida de los mismos.
Hasta anoche la dependencia de Osorio Chong reportaba 68 desaparecidos en esa comunidad.
La odisea del padre Jesús Zuluaga
En el poblado de La Concordia está la capilla que da servicios religiosos a más de 30 comunidades. Ahí al sacerdote Javier de Jesús Zuluaga además de oficiar las misas es el intermediario entre los pobladores y autoridades para casos de emergencia.
Desde el domingo el padre, de origen colombiano, se dio cuenta que lo que iba a suceder tendría consecuencias muy negativas. Desde el domingo salió del poblado en el que se encuentra la capilla a su cargo junto con un grupo de religiosas.
Tuvieron que caminar porque todos los caminos para vehículos están cerrados por los múltiples derrumbes en la zona.
“Yo estoy viviendo en las montaña mixteca, y al igual que en todo el país nos azotaron fuertemente las lluvias cuatro días y cuatro noches. Yo no pude llegar a la parroquia los días que estuvo lloviendo y me tuve que regresar caminando por toda la carretera viendo una infinidad de derrumbes”.
Fue un camino de 4 horas para poder llegar a la cabecera municipal de Ayutla. Camino sinuoso y con fango. Toda una odisea. La idea de visitar Ayutla era proveerse de algunos víveres pero ya ni en las tiendas ni en el mercado hay verduras y carne.
Los enlatados también están escaseando.
“Aquí en Ayutla no hay nada. Si uno va al mercado no hay nada, incluso han estado anunciando que se acabó la gasolina”.
Según le han dicho diferentes autoridades hay más de 20 máquinas pesadas trabajando para poder limpiar los caminos y poder abrir la comunicación a las comunidades de la montaña, que son de las más pobres del país.
A unos kilómetros del poblado de Colotepe está la comunidad Chalpatlahua en donde también hubo derrumbes y una gran cantidad de familias afectadas.
Sin embargo no en todas las poblaciones en donde hubo grandes daños está la presencia militar o de las autoridades estatales para poder implementar operativos de limpieza de caminos y entregar despensas.
“Lo que pasa es que si no hay caminos es un grave problema para el abastecimiento de alimentos, y es ahí en donde vamos a empezar a tener una nueva emergencia. Porque le digo que en el mercado no hay ya nada. Hay mucha escasez”.