La zona de El Bajío ubicada en el municipio de Zapopan, que ahora se intenta proteger debido a sus cualidades sobresalientes como punto de recarga para los mantos freáticos de la metrópoli de Guadalajara, aloja múltiples unidades industriales que atentan contra sus servicios ambientales.
A pesar de que no es nuevo el reconocimiento de El Bajío como un sitio de gran relevancia para la infiltración del agua de lluvia hacia los acuíferos de la ciudad de Guadalajara, tanto en su interior como en sus alrededores las autoridades municipales fueron autorizando con el paso de los años la instalación de giros industriales incluyendo empresas cementeras.
Ya desde la Manifestación de Impacto Ambiental (MIA) que se elaboró en el 2009 para la Villa Panamericana, construida precisamente en El Bajío para los Juegos Panamericanos del 2011, se advertía que el establecimiento de industrias en esa zona estaba mostrando una tendencia “caótica”, en demérito de las funciones naturales del lugar.
“Al identificarlos espacialmente en el corredor, se observan las decisiones individuales de los agentes económicos, basados en el principio de quien cruza la meta primero gana”, señala el documento.
“Sin un plan de localización que garantice un cierto orden, los accesos todavía escasos, poco articulados con los que existe dentro y sin idea hacia fuera será caótico, exigiendo en el futuro recursos, esfuerzo y tiempo para arreglar los conflictos que ya hoy existen”, agrega.
Estas 20 industrias que se identificaron en El Bajío fueron La Moderna, Gamesa, Invensys APV, Bimbo, Veterinaria Avigasa, Arrocera de Occidente, Kenworth de México, Nippon Shokunin Mexicana, GEN industrial, El Tajín, Comex, Cemento Moctezuma, Apasco produmex, Admex, Rosti México, Yakult México, Stone Depot, Parque Industrial Vallarta, Ideas Inflables y TME.
En la MIA de la Villa Panamericana se señalaba la necesidad de implementar un ordenamiento sobre las empresas asentadas en la zona y sus corredores, o de lo contrario “usos de suelo comerciales, industriales y establecimientos de servicios se alternarán con un rasgo claro de mixtura”.
“Los proyectos en curso dentro de El Bajío (residenciales, comerciales, ocio y recreación y de servicios) y los diferentes instrumentos de política como el Modelo de Ordenamiento Ecológico del Territorio, el Programa de Ordenamiento Ecológico Territorial del Municipio de Zapopan (…) planes urbanos y los planes parciales de urbanización, es necesario impulsen procesos que permitan una reordenación integral del área adyacente al Bajío”, indicaba.
Al límite del colapso
Desde hace al menos una década se encuentra diagnosticado que la explotación de los acuíferos en El Bajío se está realizando sin cumplir con parámetros de sustentabilidad medioambiental. Así consta en la MIA de la Villa Panamericana, elaborada en noviembre de 2009.
El estudio se desarrolló sobre toda la cuenca de El Bajío cuya extensión se calculó en cerca de 2 mil 690.4 hectáreas y no únicamente sobre la zona específica que lleva ese nombre y que se estima en una superficie de 980 hectáreas.
“En general la cuenca del Bajío tiene una capacidad de infiltración aproximada, bajo las condiciones actuales de 2 millones 430 mil m3 anuales o 4.6 m3/min, las concesiones ubicadas dentro del Bajío (4.3 m3/min) están ligeramente por debajo de la capacidad de recarga, estas significan casi el 94 por ciento de la recarga total del Bajío por lo que estaría al límite de su capacidad de explotación sustentable”, señala.
Por esta situación se recomendó con carácter de urgente, que en primer lugar, se restablecieran las condiciones que permitan una mayor infiltración en el proyecto. En segundo se sugiere tomar medidas similares en todo El Bajío que induzcan agua a la infiltración ya que esta capacidad se ha visto seriamente mermada.
En el propio estudio se reconocía que el ubicar en El Bajío a la Villa Panamericana podría detonar los intereses inmobiliarios sobre el sitio, con efectos negativos para sus condiciones ambientales.
“La presión inmobiliaria será un problema futuro para la cuenca del Bajío, casi el 25 por ciento (672.6 hectáreas) de su superficie fue declarada reserva (urbana) desde hace cuatro años, si bien al momento la mayoría de ella está sin ocupación, existirán serias presiones para su urbanización. El proyecto de Villa Panamericana 2011 puede exacerbar los deseos inmobiliarios”.
El Bajío vuelve a la agenda
La zona de El Bajío se colocó otra vez en la agenda ambiental de Jalisco luego de que se reactivaran los intentos del Gobierno estatal por vender la Villa Panamericana, alojada en ese sitio, en la que hay dinero invertido del fondo de pensiones del Estado (340 millones de pesos) y de la propia administración estatal (587 millones de pesos).
La Villa Panamericana ha sido objeto de diversas demandas y acciones jurídicas debido a que en su momento fue autorizada por el Gobierno de Zapopan pero pasando por alto los planes parciales de desarrollo urbano que estaban vigentes en el área.
Recientemente el Gobierno de Jalisco emitió un decreto que clasifica a El Bajío como Zona de Recuperación Ambiental, según lo informó esa autoridad el 3 de septiembre pasado.
“El polígono protegido por el decreto incluye un total de 980 hectáreas, de las cuales 315 ya están urbanizadas o con derechos para urbanizarse desde hace muchos años. Las Villas Panamericanas, con una superficie de 16 hectáreas, forman parte de esta última categoría”
Y añadió sobre los efectos del decreto que “a partir de ahora, las 315 hectáreas ya urbanizadas tendrán que cumplir con estrictos parámetros de protección medio ambiental y sujetarse a las disposiciones que marcan el Decreto y el Programa de Recuperación”.