Impulso de sistema de cuidados, clave para acabar con la desigualdad en NL

Las principales causas por las que los neoloneses viven en condiciones de pobreza y desigualdad tienen que ver con su color de piel y su lugar de origen, así como por su género, razón por la que especialistas plantean la creación de un sistema de cuidados para enfrentar este problema
Karina Vargas Karina Vargas Publicado el
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Acceder a mejores oportunidades educativas, laborales y de salud, así como alcanzar un estrato económico más alto en Nuevo León está supeditado, principalmente, a la riqueza de origen y al color de piel.

Por ello, especialistas advierten que las autoridades deben enfocar sus esfuerzos, al crear políticas públicas en la construcción de un sistema de cuidados, debido a que estos mejoran el potencial de movilidad social.

Lo anterior se detalla en el Informe sobre Movilidad Social en Nuevo León del Centro de Estudios Espinosa Yglesias (CEEY), que destaca que el peso de la riqueza y el color de piel como factores de desigualdad en la entidad es notoriamente mayor a lo registrado a nivel nacional.

En el estado, 44 por ciento de la población que nace en un estrato económico bajo no logrará salir de esta condición durante toda su vida, además de que tener un tono de piel más oscuro aumenta el riesgo de perder una posición socioeconómica, ya que solo el 33 por ciento de personas morenas se mantiene en el estrato más alto, aunque provengan de familias con mayores recursos económicos.

Además, las personas que se identifican como indígenas o negras, o hablan una lengua originaria, permanecen en los estratos de menores recursos, ya que nueve de cada 10 personas provenientes de familias del grupo con menor riqueza se mantienen así durante su vida adulta.

Diferencias educativas y de género

Según el documento, el nivel de escolaridad de los padres también es un factor que impacta en la ocupación de las personas y en su capacidad para generar recursos.

Lo anterior, debido a que solamente uno de cada 10 padres con primaria o un grado escolar menor verá a sus hijos alcanzar la educación superior, mientras que seis de cada 10 hijos de padres profesionistas lograrán el mismo nivel educativo.

Asimismo, el estudio precisa que la desigualdad de oportunidades afecta de forma diferenciada a mujeres y hombres, lo que se refleja en la salud, los logros educativos y ocupacionales, y el estatus económico.

“Los roles de género socialmente asignados y la fijación desigual de responsabilidades de cuidados afectan las libertades efectivas que las mujeres y los hombres pueden ejercer para alcanzar sus logros de vida, que repercuten en la magnitud y calidad de dichos logros a través de distintas generaciones”, indica el estudio.

Respecto a los recursos económicos, para 2020, en México el ingreso promedio de los hombres fue 52 por ciento mayor que el de las mujeres; sin embargo, en Nuevo León la brecha es más grande, pues la diferencia es de 68 por ciento.

Esto está íntimamente ligado a que las mujeres enfrentan barreras para generar ingresos a causa de la sobrecarga de trabajo doméstico y de cuidados no remunerados que limitan su participación laboral.

Sistema de cuidados

La baja inserción de las mujeres en el mercado laboral se debe a que no tienen la posibilidad de dejar al cuidado de otras personas o instituciones a sus hijos o hijas, adultos mayores o personas enfermas que se encuentran a su cargo.

Por ello, abrir la posibilidad de un Sistema Estatal de Cuidados permitiría darles la oportunidad de elegir si desean integrarse a un trabajo mientras dejan en un lugar seguro a quienes están a su cuidado, explica Rocío Espinosa, investigadora del CEEY.

“También serviría para darle a las personas cuidadoras, en particular a las mujeres, quienes desarrollan de manera principal esta tarea, la posibilidad de tener espacios de descanso, pues hemos encontrado que en muchas ocasiones no cuentan con estas posibilidades”, afirma la especialista en entrevista con Reporte Índigo.

Espinosa destaca, sobre los resultados de dicho informe y estudios previos, que han hallado de manera reiterada que hombres y mujeres no se encuentran en condiciones iguales de movilidad social.

“Siempre hay un impacto mayor de cuán difícil es para las mujeres llegar a posiciones más altas, con respecto a los hombres, incluso cuando llegan ahí es mucho más difícil permanecer para ellas”, comenta.

Por ello, contar con información desagregada de la situación que se vive en el estado, en este caso de la Zona Metropolitana, la periferia y el resto de la entidad, permite reconocer los diferentes patrones de movilidad social para el desarrollo de políticas públicas focalizadas y con perspectiva de género.

En este sentido, la especialista resalta que en la Zona Metropolitana de Nuevo León cuatro de cada 10 personas que nacieron en el estrato más bajo permanecen en la misma situación a lo largo de su vida y que en el resto del estado la situación es aún más difícil pues seis de cada 10 no logran mejorar su condición.

El reporte presentado por el CEEY especifica que el rol del Gobierno estatal en la atención a personas cuidadoras es ampliar el número y elevar la calidad de los servicios de cuidado y su infraestructura, como son clínicas y hospitales, centros para personas con discapacidad y adultas mayores, estancias infantiles, capacitación para el trabajo, apoyo a la alimentación, y apoyo a la vivienda (refugios).

Para ello es necesario que se establezca el marco jurídico pertinente que integre elementos del sistema estatal de asistencia social, de la prestación de servicios para el desarrollo infantil y del sistema estatal de salud.

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