La discusión del dictamen para que niños, niñas y adolescentes de la Ciudad de México puedan tener un acta de nacimiento en la cual se les permita elegir su género y su nombre ha generado polémica.
Mientras que los que están a favor de la iniciativa afirman que los menores saben desde pequeños su género, quienes se oponen señalan que aprobar este dictamen violaría los derechos de la infancia.
El pasado 14 de noviembre, las Comisiones Unidas de Administración y Procuración de Justicia, así como de Equidad de Género del Congreso de la CDMX, aprobaron el dictamen que reconoce a las infancias transgénero. Ahí se especifica que éste no abre la posibilidad de hormonar, operar ni ideologizar a menores.
Soto ha informado por medio de sus redes sociales que la meta es lograr que sea un trámite administrativo en el cual los menores tendrían que ir con su madre, padre o tutor, a solicitar esta modificación.
Sin embargo, organizaciones de la Iniciativa Ciudadana por la Vida y la Familia protestaron ayer frente al Congreso bajo el argumento que los niños no tienen derecho a decidir sobre su sexualidad, por lo que su aprobación programada para este martes 19 de noviembre se pospuso, aunque se prevé que sea avalada hoy.
Julio Hernández, de Líderes por la Vida y la Familia, acusó que no se consultó a las familias para dictaminar la ley.
Sin embargo, hay familias que afirman que sí existe y debe reconocerse a la infancia trans.
Género equivocado
Sofía Elena no es reconocida como la niña que ella se siente. Desde hace 11 años José Manuel es su nombre legal ya que solamente a través de un juicio podría tener su acta de nacimiento con el género con el que ella se identifica.
Para Fernanda, madre de Sofía y creadora de la página Infancias trans, la aprobación del dictamen significaría el primer paso para defender la identidad de los menores de edad.
En entrevista, Fernanda detalla que la sensibilidad de su hija, su gusto por las muñecas y su preferencia a estar con niñas que con niños, fueron las primeras señales que ella detectó para saber que la menor no era como ella y la sociedad la concebían.
“Mi hija, porque así se siente y así la reconocemos, desde los tres años mostró que no estaba conforme con el género masculino con el que la tratábamos, por ejemplo, en el preescolar dijeron que se peleaba mucho con otros niños pero omitían decir que era porque la molestaban cuando se disfrazaba de princesa y se defendía de sus agresiones”, relata.
En un primer momento, Fernanda y su esposo pensaron que tendrían un hijo homosexual, pero la terapeuta escolar les afirmó que era muy temprano para que Sofía tuviera una preferencia sexual, por ello, les recomendó que la cuidaran y que no dejaran que jugara con muñecas ni que tuviera ninguna actitud femenina.
“Sofía llegó así a la primaria pero no había cambiado nada. Su uniforme era un pantalón y una playera y siempre que llegaba a casa luego luego se quitaba la ropa, decía que le molestaba y le picaba, si le ponías camisa se quejaba, cuando le cortábamos el cabello lloraba mucho.
“Yo ahora le encuentro sentido a todo porque era su forma de decirnos que no estaba cómoda por cómo la percibíamos, que algo no le gustaba y no era como ella quería”, explica.
Con el apoyo de la familia y la guía de especialistas en el tema de la infancia trans, hoy Sofía se viste y actúa como una niña de 11 años a la que le gusta bailar, cantar y quien aprendió a sonreír al ver que su familia la apoya.
Pero aunque el apoyo de la familia es fundamental, Fernanda dice que también es importante que las instituciones puedan reconocer el género de los pequeños.
Tania Morales, directora de la Asociación por las Infancias Transgénero, explica que de aprobarse el dictamen, las autoridades de la CDMX pueden ayudar a echar atrás una ley que violenta a la comunidad trans.
“Se puede acceder a un acta a través de un juicio pero es un procedimiento en el que se tiene que comprobar con dictámenes psiquiátrico, expedientes clínicos y llevar testigos para demostrar que los jóvenes viven su género y eso es un proceso discriminatorio”, afirma.
Con los niños no
Para Laura Lecuona, filósofa y divulgadora del feminismo, aprobarse el dictamen podría ser un gran error y solo demostraría irresponsabilidad por parte de las autoridades.
“La infancia trans no existe, es un invento legal y médico de nuestros tiempos que está apoyando un gran negocio de hormonas y cirugías, pero hoy en día se confunde cuando dicen por ejemplo que a un niño al que le gustan “cosas de niñas”, o al revés, es trans.
“Y digo entre comillas porque no existen las cosas de niño o de niña, sino que decir que las muñecas son de niñas y los coches de niños son estereotipos de la sociedad”, explica.
De acuerdo con Lecuona, hacer una transición social como es el cambio de nombre, casi siempre lleva a transición médica la cual puede ser irreversible, por ello, la filósofos considera que lo mejor es dejar ser a los menores sin decirles que ser de una manera determinada es ser del otro sexo.
“Cambiarles el sexo en el acta de nacimiento es introducir un dato falso, que quede claro que el sexo es independiente de tu personalidad y de tus gustos, el sexo es el que está inscrito en todas nuestras células, por ello, introducir un dato falso en el acta de entrada es fraude pero, dejando eso a un lado, es innegable que si se aprueba el dictamen sin la debida discusión y con todas las posturas, es un acto antidemocrático”, asegura.