Huachicoleros 2.0: gasolina a la venta en Facebook

Usuarios de la red social comercian en grupos de venta combustible de procedencia ilícita a precios por debajo de lo establecido por las autoridades y realizan las entregas en sitios públicos de la Ciudad de México
Erick Miranda Erick Miranda Publicado el
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Al interior de una pequeña y sucia bodega, destaca la imagen de un montón de garrafas apiladas en una de las esquinas. El contenido de estos contenedores reluce por un característico color rojizo y un penetrante olor. Se trata de gasolina. El origen del combustible es desconocido, sin embargo está a la venta de todo aquel consumidor que se anime a preguntar por Facebook.

En dicha red social, usuarios ofertan hidrocarburo de procedencia ilícita a precios más bajos que los publicados por la Comisión Reguladora de Energía y que no están sujetos al Impuesto Especial sobre Producción y Servicios (IEPS). Uno de estos distribuidores, el cual se dedica a montar “publicaciones de venta” en diversas comunidades de mercadeo, anuncia: “$15.00 Litro de Gasolina Magna de gasolinera Pemex buena pura y no rebajada”.

Y, aunque la Ciudad de México no ha logrado posicionarse como uno de los primeros lugares en la ordeña ilícita de combustibles a nivel nacional, es un hecho que la problemática del llamado ‘huachicol’ persiste y se encuentra operando de manera activa y casi silenciosa, con un perfil bajo.

Desde hace nueve años, aproximadamente, autoridades locales y federales lograron detectar las primeras extracciones clandestinas de gasolina en la capital del país, esto a través de la perforación de múltiples oleoductos de Pemex y en al menos seis delegaciones periféricas de la ciudad.

A unos cuantos metros del nivel del suelo, y gracias a la señalización de precaución instalada en la vía pública, es como grupos de personas han podido hallar el paso de las tuberías estatales que se encuentran bajo tierra.

Las demarcaciones donde se tiene identificada la extracción de hidrocarburos son: Tlalpan, Azcapotzalco, Miguel Hidalgo, Álvaro Obregón, Iztacalco y Gustavo A. Madero, mientras que los puntos concretos de la ordeña se han reportado principalmente en los límites con el Estado de México.

De acuerdo con información del sitio oficial de la empresa productiva del Estado, durante el año pasado en la CDMX fueron reportadas y atendidas 91 tomas clandestinas, con lo cual la capital ocupó la posición número 17 entre los estados afectados.

En tanto, las cinco entidades que encabezan la lista de reportes son: Guanajuato con mil 852; Puebla con mil 443; Tamaulipas con mil 100; Hidalgo con mil 064; y, Veracruz con mil 012 tomas.

Pese a todo, vender el combustible de procedencia ilícita no es cosa tan sencilla. Preguntar entre conocidos y contactos para rastrear lo buscado puede ser la primera opción, sin embargo, en internet se encuentra todo. Y es que mediante los grupos de venta de Facebook ha crecido un mercado exponencial de productos de origen desconocido.

Desde hace nueve años se detectaron las primeras extracciones clandestinas de gasolina en la Ciudad de México

De acuerdo con dicho distribuidor no autorizado, y contactado vía Messenger, el combustible puesto a la venta es de primera calidad y para todo tipo de uso. El precio fijo por litro es de 15 pesos, mientras que las entregas personales se realizan únicamente en las instalaciones del Metro Santa Marta, estación perteneciente a la Línea A del Sistema de Transporte Colectivo (STC) y localizada al sureste de la capital, en la colonia Ermita Zaragoza, de la delegación Iztapalapa.

Cuestionado sobre si la gasolina ofertada funcionaría correctamente en herramientas de poda y generadoras de luz, el vendedor aseguró que “[si las maquinas] ocupan gasolina magna pues no tiene porque haber falla”

En relación a una posible compra de aproximadamente 40 litros del producto en cuestión, precisa que “sólo es ahí la entrega […] tú llevas tus galones. Y el precio no es negociable no importa la cantidad es el mismo que estaba en la publicación… (sic)”.

Estrategia contra el delito

Pese a que en 2017 se alcanzó el máximo histórico de tomas clandestinas, con un total de 10 mil 363 en el país, hace dos semanas el titular de la Secretaría de Energía, Pedro Joaquín Coldwel, detalló que la estrategia para inhibir este fenómeno continuará basándose en la inteligencia y coordinación entre autoridades federales y estatales.

Asimismo, el secretario precisó que Petróleos Mexicanos y la Secretaría de Hacienda y Crédito Público trabajan en conjunto para investigar, detectar y atender las tomas clandestinas, sumado a que se está vinculado a proceso a un mayor número de personas involucradas y castigando también a las estaciones de servicio que venden hidrocarburo robado.

De acuerdo con reportes de la empresa productora del Estado, el robo de hidrocarburos a nivel nacional genera pérdidas anuales que van de los 15 mil a los 20 mil millones de pesos.

El último incidente del ‘huachicol’

Cerca de las 8 de la mañana del pasado jueves 22 de febrero, una toma clandestina de gasolina provocó un incendio en el municipio de Axapusco, Estado de México.

De acuerdo con el parte informativo de las autoridades, el incendio se derivó luego de que un ducto de Pemex ardiera por la extracción ilegal de gasolina.

De acuerdo con el parte informativo de las autoridades, el incendio se derivó luego de que un ducto de Pemex ardiera por la extracción ilegal de gasolina.

En el sitio fue hallada una camioneta calcinada, presuntamente propiedad de los grupos delincuenciales denominados como ‘huachicoleros’, quienes operaban la toma al momento de que se registró el siniestro.

Extracción y transporte, el otro gran reto

En los últimos años, los métodos de extracción y traslado se han sofisticado. Con ayuda de mangueras y bombas de presión es como los llamados ‘huachicoleros’ logran succionar las gasolinas de los poliductos de Pemex, han reportado autoridades.

Posteriormente, el hidrocarburo pasa a depósitos plásticos de todos los tamaños posibles y casi siempre en el mismo sitio. Los recipientes almacenadores más utilizados son de tipo industrial, bidones y garrafas.

Ante las dificultades que implica un posible traslado o traspaso de dichos depósitos, estas bandas delictivas han adaptado y modificado vehículos para poder transportar e incluso distribuir de manera encubierta y con mayor facilidad el combustible robado.

Las camionetas de redilas y los semirremolques son los que más utilizan.

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