Jesús Torres, promotor cultural, docente y periodista presentó su libro “Historias que no serán filmadas. Cineclubismo en Nuevo León” en un ejercicio de autogestión, bajo el sello independiente Matarife, del cual también es fundador.
En este trabajo, que contó con el apoyo del Centro de Escritores del Consejo Estatal para la Cultura y las Artes de Nuevo León (Conarte), Torres explora la presencia del cineclub en Nuevo León y su aparición como punto de encuentro e intercambio cultural.
El recorrido es a través de nueve historias basadas en la ficción, pero con un sustento real, en las que cada una de las narraciones bien puede ser un punto de partida para investigaciones históricas, explicó el autor.
Así, a través de estos textos, en los que el hilo conductor es el cine y reunir personas en torno a una proyección, Torres describe cómo fueron estos lugares y su importancia en la conformación de una generación con un gusto particular por el cine.
“A pesar de que hay ese juego de entretener como un cuento, como un punto de inicio y de salida, sí tengo cosas que me parecen muy lúcidas y me siento orgulloso de eso. En un capítulo dice: el sabor de la clase media mexicana es el sabor de la comida rápida y luego empiezo a relacionar que en el 94, el TLC vino a condicionar la forma en que consumimos como mexicanos clasemedieros”.
Con esta apertura comercial, continuó, vinieron las videocaseteras, que poco a poco se convirtieron en un indispensable de los hogares de clase media en México y, un apoyo para los cineclubes.
Cineclubs tienen un nuevo auge
Jesús Torres consideró que el cineclubismo vive un nuevo auge, antes de ser opacado por el streaming, las distribuidoras de cine comercial comienzan a buscar a estos espacios para que incluyan sus películas entre la programación y atraer a otras audiencias.
“Hay trabajo de escritorio y práctico, que los cineclubes se vuelven ya salas de cine llenas y que la gente sólo ve ahí físicamente, porque el cine comercial vive un momento complicado, pero el cineclubismo que tiene años de práctica, tiene la mesa puesta”, agregó.
El primer tiraje del libro fueron 100 copias, y la respuesta ha sido tal que solicitó una reimpresión de 200 unidades más.
“Al final de la escritura, lo difícil fue imprimirlo, porque lo terminé y dos años después lo imprimí. Decidí producirlo yo de manera independiente, jugar con el ejercicio del empaquetado. Pues yo soy docente de una materia que les ayuda a los estudiantes a vender sus productos culturales y hay mucha gente que lo ha comprado (el libro) solo por el empaque (…) gente que lo compró por lo de afuera, está descubriendo lo de adentro”, explicó.
Los textos son una mezcla de crónicas, ensayos y hasta de guion cinematográfico; Torres reconoce que entre estas líneas se podrán encontrar referencias de forma a la literatura de Guillermo Fadanelli o las crónicas periodísticas de Martín Caparrós.
Entre las historias pueden encontrarse desde las figuras de la historia política de Nuevo León que recorren los pasillos de un videoclub, así como vampiros que pasan las horas en el cineclub del Centro Cultural Alemán en la colonia Obispado.
“Al tener pedacitos de Monterrey, el libro se vuelve también un mapeo del Monterrey que ya no es“, añadió.
Torres comentó que continuará con las actividades de promoción del libro ahora fuera de Nuevo León, por lo pronto el libro se puede adquirir directamente con el autor en la Librería Itinerante y Las Dunas Cafetería, en Monterrey, y en Ciudad de México en la Tabaquería Libros.