De acuerdo con UNICEF, México ocupa el primer lugar mundial en obesidad infantil y el segundo en obesidad en adultos. De acuerdo con la organización, 7 de cada 10 adultos padece algún nivel de sobrepeso; y uno de cada tres adolescentes de entre 12 y 19 años, presenta sobrepeso u obesidad.
Los malos hábitos en la alimentación y el sedentarismo son unas de las principales causas que han ocasionado que México se convierta en un país con una sociedad enferma, debido a que la obesidad y el sobrepeso favorecen a la aparición de enfermedades como la diabetes, enfermedades cardiacas, altos niveles de colesterol, insuficiencia renal, entre otros.
Datos del Inegi, revelan que en el 2015, las enfermedades relacionadas con la obesidad se encontraron entre las primeras diez causas de muerte en el país. En ese año, 128 mil 731 mexicanos murieron por enfermedades del corazón; 98 mil 521, por diabetes mellitus; y 13 mil 300 por insuficiencia renal.
En el año 2014, el director general de Promoción de la Salud, de la Secretaría de Salud, advirtió que debido a los altos índices de obesidad en los infantes, provocaría que esta fuera la primera generación en que los hijos vivan menos que sus padres.
“Pasaron décadas sin que se interviniera de una manera decidida; silenciosamente el problema llegó y nos rebasó. Revertir el problema de esta naturales nos va a llevar también mucho años”, señaló Jaramillo.
Por su parte, la Organización Mundial de la Salud (OMS) advierte que el papel de los padres es educar en la alimentación a los menores, fomentando dietas saludables y actividad física regular, que son factores esenciales contra la obesidad infantil, la cual ya se considera como una epidemia.
Para que ello se logre, la OMS recomienda a que los padres influyan mitigando este problema, poniendo a disposición de los niños bebidas y alimentos saludables y alentando el hacer ejercicio.