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Roberto López Rivera, hijo del secretario general de Gobierno de Jalisco, Roberto “El Chino” López Lara, enfrenta una denuncia penal por el delito de lesiones simples –con agravantes como amenazas y abuso de autoridad– cometidas hacia un ex compañero de la preparatoria.
Por tal suceso, la Fiscalía General del Estado (FGE) tuvo que abrir la averiguación previa 2013/2015.
El denunciante, Sergio Miguel Martín Castellanos, un joven de 20 años de edad, ratificó la denuncia apenas este viernes, gracias a un amparo que obtuvo del Juez Tercero de Distrito en Materia Penal en la entidad.
Y es que desde el 25 de abril pasado, cuando el muchacho levantó la denuncia ante el agente del Ministerio Público 31/C, en el puesto de socorro adscrito a la Unidad Administrativa Las Águilas, en el municipio de Zapopan, las autoridades le negaban el acceso a la misma.
Pasó casi mes y medio, y no fue sino hasta el 3 de junio pasado cuando el juez federal falló a favor del denunciante, y ordenó a las autoridades locales a que le tomaran la ratificación de la denuncia.
Sergio, en entrevista con Reporte Indigo, narró el episodio que tuvo la noche del 24 de abril del 2015 con López Rivas –apodado La Parca– al que conoció en la preparatoria del campus de la Universidad del Valle de México, en Zapopan.
Lo salvó el seguro
El 24 de abril pasado, Sergio se preparó para ir a una fiesta. Salió de casa e hizo una escala en el restaurante La Perla del Pacífico, en la avenida Clouthier, donde se encontraría con sus amigos.
En otra mesa vio que estaba Roberto López Rivera, acompañado de varios escoltas. A “La Parca” lo conocía desde la preparatoria. En aquellos años, las novias de ambos se conocían muy bien.
La novia del hijo del secretario general de Gobierno había entablado amistad con Sergio. Ya en enero del 2015, cuando ella y López Rivera terminaron la relación, éste le dijo a Martín Castellanos que no le hablara. El joven no hizo caso. Pensó que sólo era una cosa de celos sin fundamentos.
Así, meses después, en el restaurante, Sergio fue al baño, y detrás de él entró Roberto López Rivera. Más atrás, un hombre alto y corpulento.
“Me dice ‘La Parca’, ¿qué, muy bravo? Y saca la pistola. Me la pone en la panza, le jala, pero como traía el seguro, sólo sentí que me pellizcaba la panza.
“Me pellizcó como tres veces y en cuanto le bajo la pistola, uno que iba con él, me golpea del lado derecho, y Roberto, con la cacha de la pistola me da de este lado y empiezo a sangrar. Me golpean en la cara y en el cuerpo”, narra.
Ha quedado huella de ello en la sien izquierda de Sergio. A un lado de la ceja, una cicatriz rosácea de unos cuatro centímetros ha dejado constancia de aquel hecho.
Con la sangre escurriendo, Sergio se fue a casa. Al día siguiente levantó la denuncia contra el hijo del funcionario. “¡Uuuy!, pues a ver si procede”, le dijo el MP.
Los días pasaron, la denuncia no aparecía por ningún lado. En la Fiscalía le decían que los del puesto de socorro no la habían enviado. Allá, que sí, que no tenían más que tres días hábiles para haberlo hecho.
Los abogados de la familia tramitaron un amparo. El fallo del juez fue a favor. Sergio, acompañado de su madre, Patricia Castellanos, acudieron el viernes pasado a ratificarla.
Disculpas y sospechas
Mientras el amparo se resolvía a favor del agraviado y en contra de la FGE, en el puesto de socorro y la Secretaría General de Gobierno, pasaron varias cosas.
Un amigo en común trató de calmar la situación entre Roberto y Sergio. Y le dijo al último que sólo si él quería, el hijo de López Lara le ofrecería una disculpa.
“Tenemos las conversaciones de Facebook, en las que este amigo sugirió que hablaran para que no se hiciera público, para que no llegara a mayores”, relata la madre de Sergio, Patricia Castellanos.
Precisamente el 3 de junio, recuerda, día en que el juez federal les dio la razón para poder ratificar la denuncia, dos automóviles se le cerraron al vehículo en que madre e hijo viajaban por una avenida de la colonia Moderna, en Guadalajara.
Alcanzaron a ver que uno de los hombres que se bajó de un auto, estaba armado; como pudo, ella aceleró y huyó.
La madre añadió que el secretario estatal le habló por teléfono y le dijo que si ella quería una disculpa, su hijo la ofrecería.
Ella dice que no quiere una disculpa, dinero, un cargo ni nada. Sólo pide que el caso no quede impune, pues no se trató de un “juego de muchachos” como el funcionario, dice, quiere verlo.
“Al papá de mi hijo le dijeron que yo estaba haciendo mucho ruido, que igual me podían sembrar algo o levantarme”, agrega.
Los antecedentes
“Sabemos de qué tipo de gente hablamos. La fama precede a las personas, pero no nos resistimos a quedarnos callados”, declara Patricia Castellanos.
En “Las sombras del ‘Chino’ López”, del 16 de junio de 2014, Reporte Indigo hizo un recuento del pasado que envuelve a Roberto López Lara, quien un día antes había tomado posesión como secretario general de Gobierno, en sustitución de Arturo Zamora Jiménez.
En esa entrega, se detalló que Carlos, hermano del servidor público, había sido asesinado el 17 de enero de 2011, en la colonia Patria Universidad, y que el 30 de agosto de 2012, el sobrino del secretario, Leonel, también había sido ejecutado en la colonia Arcos de Zapopan.
Al hermano, Carlos, se le vinculaba con José Luis “Tony” Duarte, uno de los presuntos financiadores de la campaña del gobernador Aristóteles Sandoval, quien habría sido contactado vía la diputada federal priista, Claudia Delgadillo.
A Duarte Reyes, como también lo dio a conocer en su momento este medio, se le relacionaba con mafias de robo de autos y con el crimen organizado.
Para Patricia Castellanos, la agresión a su hijo no debe quedar sin castigo.
“Es dar permiso para que, cuando vea a mi hijo, si (La Parca) anda de malas, lo mata”, añade.
Y concluye: “de cualquier cosa hago responsable a Roberto López Lara, secretario general de Gobierno de Jalisco y a su hijo Roberto López Rivera, de lo que directamente pase a mi hijo, a mi familia o a mí”.