Opacidad en información sobre ductos
Durante la presentación del estudio “Ductos, ¿por dónde circulan los hidrocarburos en México?”, elaborado por la organización Cartocrítica con el apoyo de la Fundación Heinrich Bolll, los investigadores encargados del reporte hicieron énfasis en el riesgo que conlleva la dificultad del acceso a la información sobre la infraestructura de ductos en el país.
Carlos SalazarDurante la presentación del estudio “Ductos, ¿por dónde circulan los hidrocarburos en México?”, elaborado por la organización Cartocrítica con el apoyo de la Fundación Heinrich Bolll, los investigadores encargados del reporte hicieron énfasis en el riesgo que conlleva la dificultad del acceso a la información sobre la infraestructura de ductos en el país.
Aún cuando la información es relevante para temas como la protección civil y ambiental y para la seguridad de aquellos que habitan en zonas aledañas, la información no está disponible o es de difícil acceso debido a que el Estado ha clasificado esta información como de carácter de Seguridad Nacional, advierten.
Sin embargo, a pesar de las restricciones sobre la información, investigadores de Cartocrítica lograron elaborar este estudio que viene acompañado de un mapa dinámico a modo de una primera caracterización sobre los ductos para el transporte de hidrocarburos que existen en el país.
Al no existir un mapa oficial sobre los ductos, los investigadores consultaron documentos que son públicos como las convocatorias para las licitaciones de gasoductos y manifestaciones de impacto ambiental, lo que a su juicio contradice el argumento de la seguridad nacional y la negativa de acceso a la información ya que mucha información ya ha sido publicada por fuentes oficiales, aunque de manera poco sistematizada.
En base a la información, durante el análisis se identificaron 6 mil 777 proyectos de ductos con una longitud de más de 68 mil kilómetros, de los cuáles el 94 por ciento son ductos terrestre y el resto están en el Golfo de México, frente a Campeche, Tabasco, Veracruz y Tamaulipas; y en el Oceano Pacífico frente a Baja California.
Punto de arranque
Manuel Llano, el investigador encargado del proyecto asegura que el estudio no es de ningún modo una culminación, sino que apenas puede considerarse como el primer paso para una investigación más exhaustiva sobre el tema.
“Son los primeros eslabones de un larguísimo camino que nos falta por recorrer como investigadores sociales, como académicos, como organizaciones y desde luego al gobierno en materia de transparencia, en materia de rendición de cuentas, en materia de protección civil”.
Para Llano, uno de los aspectos más importantes a tomar en cuenta y por el cuál es necesaria la transparencia en cuanto al sector energético radica en la necesidad de los pobladores de cada región de contar con información sobre los proyectos o la infraestructura de los lugares en donde habitan.
“Tú no tienes ni la más remota idea de qué tipo de perforación, qué tipo de hidrocarburo, qué tipo de maquinaria qué riesgo implica, por donde se va, hacia donde pasa, cómo se conecta”.
“Hay muchos lugares como escuelas, clínicas, manantiales cercanas a la infraestructura. Existen pequeños y cotidianos derrames, y todo ello sale por sistemas de ductos que cruzan tierras indígenas, ejidales, propiedad privada y todas son instalaciones de riesgo que no están correctamente mantenidas”.
Además, el investigador señala que desde el punto de vista del interés nacional es importante saber como están funcionando las redes de ductos, cómo se van a compartir y como se van a conectar.
“Hay que entender cómo se construyen y cómo se proyectan para el futuro ¿Cómo podemos hablar de transición energética si seguimos construyendo más infraestructura de hidrocarburos?”