Cada año, el 23 de marzo recuerda al país una de sus peores crisis. La fecha del aniversario del asesinato de Luis Donaldo Colosio trae la remembranza de que en México hubo un antes y un después de ese año.
Para Humberto Hernández Haddad, abogado y quien ha sido diputado, senador y cónsul mexicano, el año 1994 es el punto de partida de la situación que vive México hoy día.
“No vacilo en denominar al año 1994 como el año cero de la violencia y la criminalidad política. Ese año marca el punto de partida de un deterioro de las instituciones mexicanas y la aparición de un patrón de conducta de ilegalidad que se convierte ya en un patrón social, que terminó por desbordarse en las calles de toda la República, con un clima de violencia.
“Quienes creen que 1994 quedó atrás, se equivoca. Sus patrones de conducta, de ilegalidad, de deficiente funcionamiento de las instituciones –sobre todo en materia de procuración y administración de justicia- tienen más vigencia que en el propio 94, porque hoy los daños son mayores”, considera Hernández Haddad, en entrevista.
El político y diplomático es autor del libro “El Eslabón Perdido. La historia de los magnicidios que cambiaron la historia de México”.
En él narra y documenta la experiencia que tuvo siendo cónsul de México en San Antonio, Texas, ante las amenazas de funcionarios de alto nivel por reportar que en esa ciudad estaba el prófugo Manuel Muñoz Rocha, supuesto autor intelectual del asesinato de José Francisco Ruiz Massieu, que en 1994 era secretario general del PRI.
¿Qué pasó ese año?
El día 1 de enero de 1994, recalca Hernández Haddad, ocurrieron dos cosas antagónicas: se inició la vigencia del TLCAN y estalló el conflicto en el estado de Chiapas.
“Rebelión que al día de hoy sigue siendo un misterio cómo se planificó, cómo se financió y que cae todavía en el ámbito de las cosas no aclaradas y no explicadas”, apunta.
Siguió en marzo el asesinato de Luis Donaldo Colosio, candidato presidencial del PRI, y hubo la primera señal de fuga de capitales. Luego ocurrió el crimen de José Francisco Ruiz Massieu, y un nuevo anuncio de fuga de capitales.
“El 1 de diciembre tomó posesión el presidente Ernesto Zedillo y anunció que recibía un país en pie, triunfador; y 15 días después cambió la realidad nacional cuando anunció un plan nacional de emergencia económica, devaluó la moneda, hubo una fuga masiva de capitales, se vaciaron las reservas del Banco de México, quebró el sistema bancario mexicano, metieron un Fobaproa e IPAB –del cual llevamos pagado el 50 por ciento, porque serán las futuras generaciones las que terminen de pagar”, narra el abogado.
El eslabón perdido
Entre abril de 1989 y junio de 1995, Humberto Hernández Haddad fue cónsul de México en la ciudad de San Antonio, Texas. Desempeñaba esa actividad cuando ocurrió el asesinato tanto de Luis Donaldo Colosio, el 23 de marzo, como de José Francisco Ruiz Massieu, el 28 de septiembre. Ambos en el fatídico 1994.
El 2 de diciembre de 1994, un día después de la toma de protesta de Ernesto Zedillo, el diario San Antonio Express News publicó que agentes federales habían declarado bajo juramento a un fiscal estadounidense haber visto a Manuel Muñoz Rocha en esa ciudad.
De inmediato, Hernández Haddad comunicó el hallazgo a la Secretaría de Relaciones Exteriores, bajo el mando de José Ángel Gurría.
“Me llamó la atención que a todos los informes que yo le envié a Ángel Gurría, recayó el silencio. Hasta que un día tomó el teléfono y de manera violenta y con amenazas me instruyó a no recibir más informes de los fiscales de Estados Unidos y a no enviarle un solo informe más, enfatizando las sílabas: ‘Somos diplomáticos, no policías’”, recuerda Hernández Haddad en entrevista.
En su libro, narra que la amenaza de Gurría fue clara: “Te recuerdo que lo mismo te puedes morir en México que en Estados Unidos”.
El propio presidente Ernesto Zedillo le envió un mensaje con Rodolfo Zedillo, su hermano.
“El presidente no va a leer tus informes, ni ningún expediente… sin embargo, te tengo un mensaje del general Roberto Miranda, jefe del Estado Mayor Presidencial, quien te manda decir que te calles y que te quedes quieto pues te puede pasar algo… te van a dar un chingadazo en cualquier momento”, relata Hernández Haddad en su libro.
El diplomático entregó el consulado a Carlos Sada, quien hoy es subsecretario para América del Norte.
Gurría es hoy secretario general de la OEA.
¿Quién controla?
Humberto Hernández Haddad es enfático: el país está regido por un grupo que practica la política criminal, donde todo es simulación.
“Es que hay dos tipos de política. Hay una política que cumple con su misión institucional, la del funcionario que levantó la mano derecha y juró cumplir con la Constitución y las leyes que emanan de ella y lo cumple. Y la otra, la de una simulación, donde todo es en apariencia el cumplimiento de las formas, pero en el fondo es un fraude para el país, es un fraude a la ley, a la sociedad.
El abogado alerta sobre las consecuencias que tiene vivir en una sociedad donde reina la impunidad
“(El 2018) va a ser un momento histórico para el país. Se puede polarizar el país; puede estar peligrosamente polarizado en dos vertientes y eso no es bueno. Nada que divida a México puede ser bueno. Yo pensaría en que la reflexión del ciudadano en el 2018 vaya en torno de un compromiso demostrable con la legalidad, con la institucionalidad, con la transparentación de las conductas políticas”, exhorta.
En cascada
Humberto Hernández Haddad enlista la serie de eventos sucedidos en 1994 y que marcaron el rumbo del país:
> El día 1 de enero inició la vigencia del TLCAN.
> Ese 1 de enero también estalló el conflicto armado en Chiapas.
> El 23 de marzo, Luis Donaldo Colosio fue asesinado en Tijuana.
> José Francisco Ruiz Massieu, secretario general del PRI, fue victimado el 28 de septiembre.
> El 1 de diciembre tomó posesión el presidente Ernesto Zedillo.
> Zedillo anunció un plan nacional de emergencia económica.
> Se devaluó la moneda.
> Se registra una fuga masiva de capitales.
> Se vaciaron las reservas del Banco de México.
> Quebró el sistema bancario mexicano, y llegó el Fobaproa e IPAB.