Uno de los organizadores de la protesta toma el megáfono y advierte a los manifestantes en voz alta.
“Hay que quitarnos las capuchas, compañeros. Esta es una manifestación pacífica. No queremos caer en provocaciones”.
El Ángel de la Independencia está de testigo.
La petición es para todas las personas que están concentradas esperando formar parte de la historia y de una de las tres marchas multitudinarias que se organizaron ayer en la Ciudad de México por los estudiantes desaparecidos de Ayotzinapa.
Una señora se siente algo ofendida por la orden de los organizadores.
“Aquí no tenemos capuchas”, les responde. “Esos son los del PRI”.
La petición es acatada por casi todos los manifestantes. Casi todos.
Un grupo de jóvenes que está en el contingente principal llevan el rostro cubierto con máscaras y pañuelos.
Ellos no tienen intención de descubrirse, a pesar de que la multitud comienza a presionarlos para que se las quiten.
“Fuera capuchas, fuera capuchas”, les gritan.
Los jóvenes muestran sus manos para tratar de convencerlos de que no están armados y que no tienen malas intenciones.
“Traigo las manos libres. ¿Qué voy a hacer?”, les pregunta uno de ellos.
Los jóvenes prefieren retirarse del bloque principal.
La marcha por Ayotzinapa que arrancó ayer del Ángel de la Independencia comenzó a las cinco de la tarde y era encabezada por un grupo de padres de los 43 estudiantes desaparecidos y por integrantes del Movimiento Popular de Guerrero.
Los familiares en todo momento recibieron muestras de solidaridad del resto de los manifestantes.
“¡No están solos!”, “¡No están solos!”, les gritaban a su paso por la avenida Paseo Reforma.
Los padres llegaron del estado de Guerrero en una caravana que una semana recorrió varios estados de la República para pedir apoyo a la causa.
“Nosotros no nos vamos a cansar”, advirtió uno de ellos. “Vamos a venir una y otra vez hasta que nos devuelvan con vida a nuestros hijos”.
Y no se cansaron. Cuando pasaron por el edificio del Senado, saludaron a los legisladores.
“Esos son los que chingan a la nación”, les gritaron.
Los manifestantes se trasladaron por Paseo de la Reforma hasta la avenida Juárez y coincidir en el Zócalo con las otras dos marchas que se llevaron a cabo de manera simultánea.
“Porque vivos se los llevaron…vivos los queremos…”, gritaban los inconformes.
Sus gritos retumbaron en Palacio Nacional, resguardado ahora sí por elementos militares para evitar casos como el ocurrido hace dos semanas con el incendio de una de las puertas.