Graffiti en México: la frontera entre el arte, el vandalismo y la protesta

De entre las múltiples expresiones urbanas, el graffiti engloba tanto la clandestinidad como el muralismo y, para materializarlo, los que salen a pintar se cobijan en la madrugada
Ernesto Santillán y Joshua Hernández Ernesto Santillán y Joshua Hernández Publicado el
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El graffiti moderno se originó en la década de los 60 del Siglo XX en Estados Unidos, particularmente en Filadelfia y Nueva York, abrevando de una historia nutrida por el muralismo, la protesta y la disidencia.

Esta práctica, tiene múltiples características que la hacen una parte fundamental del territorio urbano.

¿Cuál es la función del graffiti?

De acuerdo con el doctor Felipe Gaytán, sociólogo e investigador y profesor del área de posgrado en la Universidad La Salle, el graffiti cumple una función principal: dejar una marca.

Dicha función puede ser aplicada sobre cualquier superficie expuesta (casas, bardas, edificios, láminas, trenes, puentes, canchas…) y cumple con el objetivo de generar identidad, denunciar, crear arte, apropiarse simbólicamente de un territorio o simplemente vandalizar.

“Su símil son como los tatuajes de la ciudad. Puede ser una demanda social o simplemente una intervención artística donde podemos ver colores, formas y figuras”, dice Gaytán Alcalá en entrevista para Reporte Indigo.

Asimismo, reconoce que su práctica muchas veces rebasa la clandestinidad e incurre en la ilegalidad, pues también es un recurso que marca las calles de la ciudad para delimitar territorios de pandillas o marcar casas con signos que delaten la vulnerabilidad del lugar para irrumpir y cometer algún atraco.

El graffiti como protesta 

El graffiti también, en gran medida, ha acompañado la protesta social en grupos de manifestantes que expresan su inconformidad con el estatus quo. 

El doctor Gaytán señala que uno de los ejemplos más visibles es el realizado por las colectivas durante las marchas feministas.

Otro ejemplo de esto son las pintas que se realizan por los 43 normalistas de Ayotzinapa desaparecidos en 2014, por lo que el graffiti puede acompañar las consignas ciudadanas en pro de la igualdad y los reclamos de justicia; sin embargo, quienes realizan las pintas más características, no necesariamente coinciden con estas ópticas.

El graffiti ilegal en la CDMX

RI contactó al crew PVC (Pura Vida Criminal) para que relaten de viva voz qué significa para ellos salir a las calles a pintar y cómo es que lo hacen sin que la Policía los descubra.

“Plaga”, quien lleva 15 años graffiteando, dice que es una forma de desahogo; no obstante, lo que más le complace es el estilo de vida.

 “Lo que más me gusta es la adrenalina que me da el (estilo) ilegal, creo que es nuestra esencia 100% en PVC”.

También cuenta que, estando en las alturas, cuando pinta haciendo rappel, es un punto crucial para entenderse y encontrarse a sí mismo. 

“Es vivir lo que nosotros queremos y como nosotros queremos, hermano”, agrega durante la entrevista.

Del mismo modo, “Nota”, “Archy” y “Yuts”, expresaron sus propias experiencias al llevar este estilo de vida, donde hicieron énfasis en que deben de trabajar para poder mantener su gusto por el graffiti, además de que deben de estar capacitados en diferentes disciplinas como la pintura o rapel para poder escalar edificios y pintar muros desde las alturas.

¿Cómo escoger un lugar para graffitear? 

Aunado a ello, es necesario comprender el lenguaje de la calle para poderse desarrollar como graffiteros, pues con el pasar de los años han ido perfeccionando su metodología para detectar edificios o casas abandonadas, idear un protocolo de invasión y cuidado.

Al acompañarlos en unas de sus “misiones”, RI dio cuenta de que la forma de entrar a un edificio va a depender del entorno; desde ofrecerle algo de dinero al velador para que los deje pasar a un edificio abandonado, hasta invitarle algo de comer y beber a personas en situación de calle para que los cuide de la Policía, pasando por el uso de escaleras retráctiles para subir muros con alambre de púas y saber cómo cargar a tu compañero para que pase por una ventana.

En entrevista para RI, “Yuts” dice que encuentra en el graffiti ilegal un modo de expresión vandálica que le satisface; además, el rappelear en edificios de la Ciudad de México sin que lo agarre la Policía, le da una sensación extra que lo mantiene alerta durante las madrugadas.

Estos acompañamientos a las pintas se realizaron entre las 00:00 y las 06:00 horas, ya que la oscuridad que proporciona la madrugada y la baja afluencia de peatones y patrullas los protege y permite pintar en paz. 

Finalmente, con la llegada del amanecer, los grafiteros regresan a sus casas y se preparan para trabajar y continuar con su vida cotidiana.

Qué pasa cuando te atrapa la policía graffiteando

Sin embargo, esto no los exenta de que alguna vez los detuvieran las autoridades. Al respecto, Archy dijo que cuando lo llegan a detener, no busca sobornar a la Policía, por lo que es remitido a los separos o, incluso, ha llegado a ser golpeado por algunos uniformados, pero en su forma de ver la vida, esto le parece correcto, pues no le gusta caer en los juegos de la corrupción.

Por último, está la cooptación del graffiti por los medios corporativos o el gobierno, lo cual divide las opiniones. En este sentido, Felipe Gaytán señala que nada escapa del capitalismo ni el Estado, ni siquiera el graffiti, por lo que, en ocasiones, algunos gobiernos y empresas ofrecen espacios para que las y los jóvenes puedan pintar.

Un ejemplo de ello es el corredor peatonal de Regina, en el Centro Histórico de la CDMX; otro es cuando empresas de pintura o incluso farmacias regalan insumos para que se pueda pintar en áreas autorizadas; sin embargo, algunos de estos puntos no son vistos con agrado por parte de los graffiteros consultados.

A grandes rasgos, los pintores ven con buenos ojos que en alguna alcaldías se habiliten espacios para pintar, pues esto permite desahogar a algunos chicos o desatar sus habilidades como graffiteros; no obstante, desdeñaron los espacios “cedidos” por los corporativos, pues piensan que es una forma de “vender” el oficio callejero, por lo que encuentran en las expresiones clandestinas la verdadera naturaleza del graffiti.

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