De acuerdo con una evaluación del Fondo Internacional de Emergencia de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), el 65.8 por ciento de los menores de edad respondió que su primer alimento que consumía en el día era en las Escuelas de Tiempo Completo.
Por su parte, el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (CONEVAL), explica que el Programa de ETC inició en 2007 con tan solo 441 escuelas de educación básica, de éstas, el nueve por ciento se encontraba en zonas de alta marginación.
Actualmente, 18 mil 108 de las 25 mil 143 escuelas participantes del programa se encuentran ubicadas en los 825 municipios de mayor pobreza del país.
El programa también elevaba la participación laboral en un cinco por ciento de las madres e incrementaba 1.8 horas por semana la jornada de trabajo, lo que ocasionaba que los ingresos aumentaran en promedio un 36 por ciento.
Sobre el rezago educativo, con este tipo de escuelas en zonas de alta marginación aumentó el nivel de aprendizajes básicos un 30 por ciento en comparación con el otro tipo de escuelas.
Además, el gasto por alumno entre los colegios de horario tradicional y de tiempo completo en educación básica, tan solo era un 18 por ciento mayor, pasando de 19 mil 600 a 23 mil 100 pesos.
Al respecto, Marco Fernández, coordinador del Programa Anticorrupción en México Evalúa e investigador asociado del TEC de Monterrey, critica que para el Gobierno federal, su consigna de “primero los pobres” sea solo un slogan, ya que con la desaparición de las Escuelas de Tiempo Completo, la población más afectada será la más desfavorecida.
“Me pregunto si la secretaria Delfina se ha parado en la Sierra Gorda de Querétaro o en los municipios del sur con altos niveles de pobreza para entender los beneficios de las escuelas de tiempo completo. Los alimentos que se recibían son necesarios para la nutrición y poder crear condiciones de aprendizaje”, señala.
El especialista también hace hincapié en las observaciones que realizó la Auditoría Superior de la Federación (ASF) al revisar el 16 por ciento de las escuelas beneficiadas por el programa La Escuela es Nuestra, que supliría al de ETC.
“También se les obliga a que la construcción se haga con empresas específicas que los siervos de la nación asignan a los padres de familia, ese es un problema de corrupción. No veo cómo el programa LEEN pueda ser el sustituto del Programa de Escuela de Tiempo Completo. Es una decisión muy lamentable”, concluye el especialista.