Irónicamente, las acusaciones de traición entre los bloques políticos que juran defender a la patria solo estaría dañándola, siendo que, al sumar las condiciones de polarización y de violencia actuales con los ánimos que levanta este discurso, ponen en riesgo la gobernabilidad del país.
Retomando el choque por la reforma eléctrica para señalar que los bloques políticos “solo están viendo por sus intereses y ninguno de los dos bandos estuvo dispuesto a conceder y, sobre todo, a dialogar”, el académico Javier Santiago advierte sobre los alcances que esta narrativa puede tener en la población.
“Existe el riesgo de desatar una campaña de odio. Es un riesgo para la gobernabilidad y es preocupante, definitivamente, que este mensaje cuajara socialmente en un sentimiento de odio hacia los legisladores que votaron en contra. Una cosa es no estar de acuerdo, descalificar su posición política con argumentos, y otra es desatar una campaña de odio”.
Recalcando una falta de seriedad y responsabilidad por parte de los dos bandos, considera muy grave que la clase política no tenga la capacidad para discutir un problema nacional tan importante como lo es la energía.
“Es realmente lamentable, tenemos una clase política limitada. No quisiera utilizar el calificativo de mediocre, pero creo que llega a la mediocridad”.
En tanto que Juan Manuel Aguilar, investigador de CASEDE, agrega lo efectiva que puede resultar la violencia digital para influenciar en las decisiones de los legisladores que puedan sentirse en riesgo por campañas como la lanzada por Morena. Lo que repercute en el equilibrio de poderes y éste, a su vez, en la gobernabilidad del país.
“No dudemos que este discurso de odio, esta intimidación que reciben los legisladores a través de las redes sociales, en algún momento, sí pueda ser un incentivo para que lo piensen dos veces antes de emitir su voto porque pueden perder su tranquilidad, preocuparse por la seguridad de su familia. Puede ser un vehículo muy efectivo la violencia digital”.