Ganancia política, carencia en cargos diplomáticos

Con nombramientos polémicos como los de Jesusa Rodríguez, Josefa González-Blanco, Isabel Arvide o Alfonso Suárez del Real, el Gobierno de AMLO refrenda el uso de los puestos diplomáticos como un premio a cambio de lealtades políticas
Carlos Montesinos, Rubén Zermeño y Fernanda Muñoz Carlos Montesinos, Rubén Zermeño y Fernanda Muñoz Publicado el
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Además de ser carnada para opositores, los cargos diplomáticos también se mantienen como premio para personajes leales al Gobierno en turno, así lo demuestra el reparto de embajadas y consulados a colaboradores sin trayectoria en el Servicio Exterior Mexicano.

A inicios de año, López Obrador decidió que la exsenadora Jesusa Rodríguez asumiría la embajada en Panamá, país que rechazó al historiador Pedro Salmerón por haber sido acusado de acoso sexual.

Desde marzo de 2021, la embajada en Reino Unido está a cargo de Josefa González-Blanco, exsecretaria de Medio Ambiente que renunció en mayo de 2019 por haber ordenado parar un vuelo comercial en despegue.

Isabel Arvide, quien acudió a varias conferencias matutinas a reclamar publicidad oficial y decir que “no cobró nada” durante el sexenio anterior, recibió el consulado en Estambul en julio de 2020 “porque me nombró el Presidente, se le dio la gana nombrarme”.

Blanca Jiménez dejó la Comisión Nacional del Agua en 2021 para ser embajadora en Francia “por un problema familiar que la obliga a salir del país”, explicó López Obrador. Mientras Alfonso Suárez del Real, exjefe de la Oficina de Claudia Sheinbaum, es ahora enlace en Estrasburgo, sede de la Unión Europea.

Daniel Muñoz, jefe de la carrera de Relaciones Internacionales de la Facultad de Estudios Superiores (FES) Aragón, menciona al respecto que, a pesar de que hay mexicanos que tienen los conocimientos y los años de preparación para ir escalando en los cargos diplomáticos, es lamentable que en el último momento la conducción de una embajada o un consulado no recaiga en ellos.

“En mayor o menor medida es una práctica muy usual en donde embajadas y consulados han servido como premios o castigos para deshacerse o desafanarse de un político incómodo. En realidad no es nada bueno, al contrario, demerita mucho la tarea diplomática, porque tenemos un servicio exterior de primera; entonces, sin duda es una de las prácticas que debemos ir erradicando.”

Añade que, aunque se esperaba mayor realce del Servicio Exterior Mexicano con la llegada del actual canciller, quien sí conoce de la profesión diplomática, con los últimos nombramientos se demuestra que eso no sucedió, sino que aumentaron los cargos a personajes cercanos.

En ese sentido, para que haya una mejor selección de representantes mexicanos en el exterior, se esperaría que de ahora en adelante se genere alguna comisión por parte de la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE), así como del Senado, donde se aprueben nombramientos para verificar de manera más precisa cuáles son las habilidades de los nominados.

“Debemos exigirle al gobierno que demuestre que la persona que está proponiendo tiene esas habilidades, pero es ahí donde nos daríamos cuenta de una manera bastante penosa y lastimosa que la mayor parte de estos hombres y mujeres en realidad carecen de conocimientos básicos de lo que son las relaciones internacionales y el mundo diplomático”.

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