Fundación Mary Street Jenkins, el fraude filantrópico más grande
La ambición por la herencia de William Oscar Jenkins, creador de la Fundación Mary Street Jenkins, por parte de varios de sus descendientes, convirtió su legado en una trama de corrupción que derivó en una de las estafas más grandes del país, a través de la cual se saquearon miles de millones de pesos
Rubén ZermeñoLa voluntad del empresario William O. Jenkins era que, cuando muriera, su fortuna fuera destinada para realizar obras de caridad en honor a su esposa para mejorar el nivel de vida de los habitantes de Puebla.
En su testamento especificó que a sus hijos no les dejaría grandes fortunas como herencia, ya que se les debía de enseñar y ayudar para que ellos mismos ganaran lo que necesitaran.
Sin embargo, la ambición por la herencia de varios de sus descendientes, incluidos algunos de sus nietos, convirtió su legado en una trama de corrupción que encarnó el fraude filantrópico más grande de la historia de México, a través del cual se saquearon miles de millones de pesos de la fundación.
William Oscar Jenkins Biddle llegó a México de Tennessee, Estados Unidos, en 1901, acompañado de su esposa Mary Street para trabajar como mecánico de ferrocarriles.
Debido a su formación en el calvinismo protestante, William O. Jenkins siempre tuvo como médula de su actividad empresarial los principios del trabajo duro, el ahorro y el honor.
En 1905, la familia Jenkins se muda a Puebla, con 13 mil pesos en la bolsa, para incursionar en la fabricación y venta de medias y calcetines, para 1910, controlaban el mercado de la calcetería económica en todo el país.
“En Puebla establecí una pequeña fábrica de tejidos para la fabricación de calcetería económica de algodón. Como traje una máquina automática para tejido, y en aquel entonces en el país sólo existían máquinas de tejido manuales, pronto pude incrementar mi negocio de la manera más extraordinaria”, escribió en 1939 en una carta al recaudador de impuestos de Estados Unidos, Jack M. Stanford.
Después de los textiles, Jenkins entró al negocio azucarero y del alcohol, con los que amasó una gran fortuna. A la par comenzó a comprar salas de cine por toda la República llegando a controlar el 80 por ciento de los cines del país.
En 1954 creó la Fundación Mary Street Jenkins, con la cual comenzó a donar dinero y tierras para escuelas, hospitales y clubes deportivos. Su obra cumbre fue la construcción de la Universidad de las Américas de Puebla.
En su testamento, William Oscar Jenkins manifiesta que destinará todo su patrimonio a la Fundación para fines de beneficencia, que la sede permanente será la ciudad de Puebla y que a sus hijos no les dejará grandes fortunas.
“Declara el señor testador que siempre ha tenido la firme convicción de que, en bien de sus hijos, los padres no deben dejarles grandes fortunas como herencia, sino más bien enseñarlos y ayudarlos a trabajar para que ellos mismos ganen lo que necesiten, teniendo la creencia el propio señor testador que nadie con capacidad para trabajar, debe gastar dinero que no haya ganado por su propio esfuerzo, y siguiendo este principio manifiesta que no es su voluntad dejar a sus hijos riquezas ni fortunas, sino más bien ayudarlos a trabajar para que puedan hacer su porvenir con su propio esfuerzo, y declara que es su expresa voluntad no dejar a sus hijos herencia alguna, sino sólo proporcionarles la ayuda en la forma que he mencionado, y espera, Dios mediante, poder hacer esto durante su vida”, agrega.
El testamento específica que el capital de la fundación no puede disminuirse y se debe de mantener con el producto generado por los activos de la misma. Además señala que quien pretenda tener derecho sobre estos bienes quedará privado de cualquier beneficio de su testamento.
En 1963 y con 85 años de edad, William O. Jenkins murió dejando la presidencia del patronato a Manuel Espinosa Yglesias, quien continuó el encargo hasta el año 2000, cuando falleció.
Camino al fraude en Fundación Mary Street Jenkins
Desde su fundación en 1954 y por más de 40 años, los estatutos de la Fundación Mary Street Jenkins no sufrieron cambios. En 1996 se realizó la primera reforma, la cual estipulaba que los activos de la fundación debían destinarse a los fines del objeto social, es decir, el capital de la institución ya no sería intocable como lo estipuló William O. Jenkins.
Entre abril y mayo del 2012 se realizó una segunda reforma para blindar el patronato para que no pueda entrar nadie que fuera de la familia. A partir de ese momento, para ser “patrono” se necesita ser descendiente de la señora Mary Street Jenkins.
La nueva reforma también realiza un movimiento sobre las finanzas al no designar a ningún tesorero, es decir, quien sea patrono podrá designar como tesorero a cualquier persona y en cualquier momento.
Ese mismo año, se especificó que en caso de que seis patronos propietarios consideraran que el séptimo no estaba cumpliendo con sus obligaciones podían removerlo. A los pocos meses de la reforma, en febrero de 2013, se anunció la venta del legado cinematográfico de William O. Jenkins.
Cinemark era dirigido por el nieto de William O. Jenkins, Roberto Jenkins de Landa.
Finalmente, en 2013, se realiza una tercera reforma para que los fondos de la fundación también puedan ser utilizados para fines comerciales y destinarlos a fideicomisos.
Contra la voluntad de su fundador, establecieron que sí se puede utilizar el capital de la fundación y no sólo los intereses y productos de dicho capital como estaba originalmente previsto.
Cinco años antes, el exsecretrio de Economía y excanciller durante el sexenio de Vicente Fox, Luis Ernesto Derbez Bautista, fue designado rector de la Universidad de las Américas de Puebla.
La gestión de Derbez estuvo caracterizada por la creación de fideicomisos poco transparentes con los cuales presuntamente se enriqueció de manera ilícita.