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Los primeros 100 días del gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador pueden resumirse en una sola palabra: frenesí.
La urgencia de transformar al país fue patente no desde la toma de posesión el 1 de diciembre pasado, sino desde que el presidente López Obrador ganó la elección el 1 de julio del 2018.
En estos 100 primeros días no ha habido área de la vida pública del país que no se haya sacudido con la llegada del primer gobierno de Morena al poder.
Desde la clase política, los grupos empresariales, las organizaciones de la sociedad civil, los sindicatos e incluso la academia, las decisiones tomadas desde Palacio Nacional han causado lo mismo aplausos que críticas.
Para otros, el actual gobierno se encuentra en una curva de aprendizaje que lo ha hecho cometer errores, aunque la verdadera oportunidad está en corregirlos a tiempo.
Reporte Índigo habló con cinco expertos para analizar el cambio en el modelo de comunicación política del gobierno; las decisiones tomadas en materia de seguridad y justicia; el estado y futuro de la economía nacional; la política interior y la actuación de la Oposición; y las acciones para resolver las crisis de Derechos Humanos, corrupción e impunidad.
A velocidad luz
Desde el primer minuto de la administración del presidente Andrés Manuel López Obrador, el Gobierno federal ha tomado medidas con miras a lograr una transformación en el menor tiempo posible.
El propio mandatario ha dicho que, como no habrá reelección, estas decisiones deben tomarse con el doble de la velocidad normal.
Vino después el primer Presupuesto de Egresos de la Federación del nuevo gobierno y, en él, la baja de salarios y prestaciones a servidores públicos; el despido de miles de trabajadores de la Administración Pública Federal; la cancelación de programas y el recorte a ciertas oficinas.
En la víspera de la Navidad fallecieron la gobernadora de Puebla, Martha Érika Alonso, y su esposo, el senador Rafael Moreno Valle, por la caída del helicóptero en el que viajaban. El presidente López Obrador acusó a los opositores de “mezquinos”, por haberle gritado “asesinos” a los representantes del Gobierno federal que acudieron al funeral de Estado.
Antes de cumplir un mes en el cargo, el presidente López Obrador comenzó su ofensiva contra el robo de hidrocarburos: cerró los ductos, hubo desabasto de combustibles y una trágica explosión que cobró la vida de 135 personas. El gobierno recibió amenazas, incluso, con una bomba dejada en un vehículo afuera de la refinería de Salamanca, Guanajuato.
Se nombró a Alejandro Gertz Manero como titular de la Fiscalía General de la República; Juan Luis González Alcántara Carrancá fue electo como nuevo ministro de la Suprema Corte de Justicia de la Nación; y la magistrada Janine Otálora renunció a la presidencia del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación por “presiones políticas”.
Se propuso una terna de mujeres juristas para la vacante en la SCJN: Yasmín Esquivel, Celia Maya y Loretta Ortiz. Todas, cercanas a López Obrador; las dos primeras, criticadas por sus posturas conservadoras.
Los maestros de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) bloquearon vías férreas, sin que fueran retirados; estalló la huelga en decenas de maquiladoras del norte del país, por el decreto del aumento al salario mínimo.
Se concretó la cancelación del Nuevo Aeropuerto Internacional de México; y se dieron los primeros pasos para la construcción del Tren Maya, la refinería de Dos Bocas y la puesta en marcha de la planta termoeléctrica en Huexca, Morelos.
Fue asesinado Samir Flores, líder comunitario que se oponía a la operación de esta termoeléctrica. También fueron asesinados 5 periodistas.
Se aprobó la creación de la Guardia Nacional por unanimidad de todos los partidos políticos a pesar de las advertencias de que puede militarizarse el país.
El primer mandatario también anunció en este periodo que se cerrarían las estancias infantiles y se daría el dinero a las madres de familia; y lo mismo ocurriría con los refugios para mujeres víctimas de violencia, aunque en esta medida hubo marcha atrás por las críticas de la sociedad civil y expertos.
Comunicación: la estrategia exitosa
Una de las cosas más visibles que cambió con la llegada del presidente Andrés Manuel López Obrador al poder fue el modelo de comunicación política del Gobierno federal: desde dar conferencias todas las mañanas en Palacio Nacional hasta concentrar toda la comunicación gubernamental en una sola oficina a cargo de su vocero, Jesús Ramírez.
Para José Manuel Urquijo, consultor y estratega en comunicación política, la estrategia que ha utilizado el primer mandatario le sirve 100 por ciento para alcanzar sus fines de dominio de la agenda pública y de posicionamiento de su tarea de gobierno.
“El presidente nos tiene hablando de lo que él quiere que hablemos. Él monopoliza la información. Él es quien da la palabra a uno u otro funcionario o incluso a gobernadores que ha invitado a sus conferencias. Eso es algo que nunca lo habíamos visto, es coordinar la comunicación de todo el Ejecutivo federal y hasta los estatales”, consideró Urquijo en entrevista.
El experto señala que el dominio de la agenda viene no solamente de la presencia diaria del presidente López Obrador en los medios de comunicación, sino en su manejo del discurso
“El presidente domina la agenda. Todavía no terminamos de hablar del tema que nos impuso un día en la mañana y al siguiente ya nos saca otro tema y todavía seguimos analizando lo que dijo la semana pasada. Es una vorágine impresionante el nivel de rapidez y agilidad de la comunicación del presidente.
“A esto se suma que sigue manteniendo un lenguaje simple y sencillo. Seguimos hablando del ‘me canso ganso’, del ‘primero los pobres’, de los ‘machuchones’. Sigue usando esos referentes de la cultura popular que todos los mexicanos identifican y que lo hacen conectar de inmediato con él”, expuso el analista.
Urquijo sostuvo que el presidente López Obrador puede darse el lujo de descalificar a los medios de comunicación porque estos tienen un desgaste moral desde hace años por el modelo de comunicación de los gobiernos anteriores.
Seguridad y justicia: mirar a otro lado
Entre los grandes pendientes que heredó el gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador está el de solucionar las crisis de seguridad pública e impunidad que mantienen a México sumergido en altos niveles de violencia.
Gabriel Regino, abogado penalista y catedrático de la UNAM, lamentó que el Gobierno federal eche las campanas al vuelo por la aprobación de la Guardia Nacional, sin hacer nada por solucionar el verdadero problema del país: la impunidad.
“Mantengo la preocupación por la visión centrada en el aspecto policial. No me meto en el falso debate sobre si es militarización o no, sino que no ha habido claridad de que el problema es la impunidad, que el problema está en la ausencia de investigación criminal y científica eficaz.
“Es preocupante que a 100 días el debate político se centre en la Guardia Nacional. Uno quisiera que fuera la solución, y ojalá así fuera, pero no va a ser así”, opinó Regino en entrevista.
“Esa es mi inquietud. Que el tema de seguridad y justicia está pendiente. Ojalá que la realidad le haga entender a la clase política que no era por ahí, que no era la Guardia Nacional, sino fortalecer las instituciones que ya existen, en el marco del nuevo sistema de justicia penal”, manifestó Regino.
Para el jurista, uno de los aciertos del presidente López Obrador fue comenzar su gobierno con una acción afirmativa contra la corrupción como lo fue el combate al huachicoleo.
En la visión de Regino, el hecho de que el presidente proponga a gente muy cercana a él como nuevos ministros de la SCJN no es nuevo, sino es algo que se repite gobierno a gobierno en México.
Derechos humanos: los extremos
La crisis de seguridad y justicia ha traído también otro pendiente en la agenda presidencial: los derechos humanos.
Silvano Cantú, director ejecutivo del Laboratorio de Innovación para la Paz, aseguró que en los primeros 100 días del gobierno de López Obrador ha habido matices en este tema.
“Por primera vez en 12 años se ha reconocido que México vive una crisis de derechos humanos, una emergencia humanitaria, de manera abierta (…) y el nuevo gobierno ha asumido el compromiso de cumplir las más de 2 mil 800 recomendaciones en materia de derechos humanos. Esto es una enorme diferencia de los sexenios de Calderón y Peña Nieto (…).
“Pero hay un tema que, me parece, es el foco rojo de estos primeros 100 días: pese a que en la campaña se prometió que habría un plan de desmilitarización, en los hechos lo que estamos viendo es una constitucionalización del militarismo y esto dispara todas las alertas en temas de derechos humanos”, expuso Cantú en entrevista.
“Lo que nos quedamos esperando desde la sociedad civil era el llamado y las reglas para construir juntos una transformación en el tema. Nos creímos este llamado que hizo el nuevo gobierno a terminar la crisis de derechos humanos, a construir un Estado en paz y la sociedad civil sigue esperando que haya señales de propuesta, de construcción de apertura.
“Esperamos que en las agendas que están por venir, después de estas señales que aún no terminan de aclararse, si habrá o no una política real del nuevo gobierno de construir una política de Estado en materia de derechos humanos que revierta los 12 años de emergencia humanitaria que hemos vivido y que empiecen a haber otros canales y otros códigos de participación”, afirmó.
Economía y finanzas: de pronóstico reservado
Aunque no ha ocurrido la crisis financiera que muchos pronosticaban con la llegada al gobierno de Andrés Manuel López Obrador, lo cierto es que tampoco se ve claro el camino hacia el crecimiento prometido.
Para Ignacio Martínez, coordinador del Laboratorio de Análisis en Comercio, Economía y Negocios (Lacen) y catedrático de la UNAM, el Gobierno federal ha tomado algunas decisiones sin precedentes, como apostar al desarrollo del sur del país o impulsar la frontera norte, medidas que detonarán el desarrollo de ambos polos de México en los próximos años
“Poniendo estos 100 días en perspectiva de aquellos 10 primeros días del 1 de julio, en que se habló de un escenario catastrófico, en que el tipo de cambio se iba a ir a 24 o 25 pesos por dólar, donde los inversionistas iban a salir del país, donde se iba a resquebrajar la economía, no ha pasado.
“Tampoco tenemos ese escenario positivo de que la economía esté creciendo al 2 por ciento porque la inercia económica del país, que viene desde febrero del 2018, no está para tener ese crecimiento. Estamos teniendo un crecimiento bien, a secas, con miras a tener un crecimiento muy pobre en 2020”, pronosticó Martínez.
El experto señala que a la inercia que arrastra México, se sumará la desaceleración de las economías de China y Estados Unidos, por lo que el gobierno mexicano debe prepararse para este escenario.
Otro punto a destacar, sostuvo Martínez, es el cambio en el sentido del gasto social, que pasó de ser un gasto para el desarrollo humano a uno enfocado en el bienestar de los ciudadanos.
Política interior: Oposición fulminada
El manejo de la política interior del presidente Andrés Manuel López Obrador ha dejado varios damnificados en su camino; el principal de ellos han sido sus opositores.
“La Oposición no existe. En términos objetivos, está solamente en una forma muy pasiva y en redes; pero políticamente su presencia es menor. Y aun así, el presidente ha conseguido mantener una buena relación con ellos, tanto así que incluso ya le ayudaron a aprobar la Guardia Nacional”, expuso Garciamarín en entrevista.
Ante el poder tan fuerte del Ejecutivo federal, los gobernadores también han tenido que dialogar con el presidente López Obrador, comentó el académico, pues su presencia no está sólo en la Presidencia de la República, sino en varios congresos estatales que tienen mayoría de Morena.
Desde el punto de vista de Garciamarín, los abucheos a los gobernadores, uno de los problemas que han surgido en semanas recientes en los eventos de López Obrador, son parte no del culto a la personalidad del presidente, sino a lo que ha ocurrido en esas entidades.
“No es algo que esté relacionado con el presidente; más bien, los gobernadores arrastran la historia de sus propios partidos, de sus propios errores”, sentenció.
Sin embargo, esos errores suelen recaer en el primer mandatario, apuntó Garciamarín, por la fuerte presencia que tiene él como personaje central desgobierno federal.