Fracaso del gobierno independiente de Jaime Rodriguez
La colecta de firmas para una candidatura presidencial sin respaldo de partidos podría llevar a la destitución de Jaime Rodríguez, el primer y único gobernador independiente. La situación económica y de seguridad en Nuevo León y los escándalos de corrupción en su administración ponen en duda la viabilidad de las gestiones ciudadanas
Luz RangelNuevo León fue la primera entidad mexicana en experimentar con un gobierno sin partido. Pero esta opción, al menos en el caso del Poder Ejecutivo, está desgastada por el abuso. Jaime Rodríguez Calderón consiguió la administración neoleonesa sin la afiliación a ninguna fuerza política y buscó la Presidencia de la República bajo esta misma fórmula. Acción que precisamente podría costarle la gubernatura.
Esta semana, la Comisión Anticorrupción tendrá un dictamen definitivo sobre la sanción que el Congreso local votará para “El Bronco” y su secretario General de Gobierno, Manuel González.
El predictamen en poder de Reporte Índigo establece la destitución del cargo e inhabilitación temporal hasta por tres años en el servicio público.
Desde 2012, la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos reconoce en su artículo 35 el derecho de los ciudadanos a tener un registro independiente para ser votado en todos los cargos de elección popular.
Tras la contienda estatal en Nuevo León, llevada a cabo el 7 de junio de 2015, Rodríguez Calderón se convirtió en el primer candidato en la historia de México en ganar una elección de esta forma.
La Comisión Estatal Electoral (CEE) solicitaba 103 mil firmas a los aspirantes al gobierno neoleonés y validó 334 mil 480 apoyos a Rodríguez Calderón.
“Si ya estás hasta el tronco, vota por ‘El Bronco’”, decía en su campaña en redes sociales e invitaba a “la raza” a sacar a los partidos políticos del poder.
Con el apoyo de un millón 20 mil 552 neoleoneses, equivalente al 48 por ciento de los votos, derrotó a quienes han alternado el poder en la entidad.
El Partido Revolucionario Institucional (PRI), al que renunció como militante el 14 de septiembre de 2014, quedó en segundo lugar con 23.9 por ciento de los sufragios, mientras que el Partido Acción Nacional (PAN) alcanzó un porcentaje de 22.3 por ciento.
Pero en la contienda presidencial el candidato independiente no tuvo éxito ni en la recolección de firmas ni en las urnas.
Aunque el Instituto Nacional Electoral (INE) le negó la aparición en la boleta porque le faltaron 16 mil 656 apoyos, el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) ordenó que debía ser votado porque se violó su garantía de audiencia.
En las elecciones de 2018 no pudo luchar contra el bipartidismo PAN-PRI y tampoco pudo vencer a Morena, que ganó con 53.1 por ciento de los votos.
Jaime Rodríguez quedó en último lugar con apenas 2 millones 961 mil 732 sufragios, equivalentes a 5.2 por ciento del total. Ni Nuevo León votó por su candidato independiente.
Por si fuera poco, la sentencia de la Sala Regional Especializada (SRE) del TEPJF —el tribunal que lo llevó a la boleta— determinó que 572 personas que estaban empleadas en el Gobierno de Nuevo León captaron apoyos en días y horas hábiles, en favor de su aspiración, mientras Manuel González era gobernador interino.
La sanción para ambos funcionarios por estos actos primero deberá aprobarse en la Comisión que preside el diputado de Movimiento Ciudadano, Arturo Bonifacio de la Garza, y después en el Pleno con mayoría simple de votos.
Pero no podrá ejecutarse hasta que la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) resuelva una controversia constitucional.
Más allá de la forma de llegar al cargo y de la posibilidad de perderlo, el fracaso independiente estuvo en su manera de gobernar.
En entrevista con Reporte Índigo, legisladores independientes como el senador Emilio Álvarez Icaza y la diputada Lucía Riojas critican los cuatro años de gestión de “El Bronco” y lo acusan de desprestigiar esta forma de hacer política.
Asimismo, Samuel García y Víctor Pérez, representantes en la Cámara Alta y Baja del estado de Nuevo León, de Movimiento Ciudadano (MC) y del PAN, respectivamente, enlistan las deficiencias del gobierno sin partido de Rodríguez Calderón y sepultan esta opción para ocupar cargos públicos.
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El gobierno de Jaime Rodríguez, un expartidista
Después de 33 años de militancia, Jaime Rodríguez Calderón renunció al PRI en 2014 de cara a las elecciones para gobernador.
Ese partido le permitió ser diputado federal de 1991 a 1994; local de 1997 al 2000 y presidente municipal de García.
“Para mí nunca ha sido independiente. Si bien ha hecho uso de esta figura, la realidad es que sus agendas están marcadas por otras convicciones y también es parte de una estructura bastante parecida a las fuerzas políticas”, menciona la diputada Lucía Riojas.
Fernando Canales Clariond ha sido el único panista electo para gobernar Nuevo León, de 1997 a 2003. El resto de los mandatarios han sido priistas y Rodrigo Medina fue el último.
El 4 de octubre de 2015, Rodríguez Calderón tomó protesta al frente de la entidad neoleonesa. El 10 y 11 de febrero un motín en el penal de Topo Chico causó la muerte de 49 reos.
La inseguridad ha sido una constante en su administración, pues desde 2015 y hasta octubre de 2019, las víctimas de homicidio doloso suman 3 mil 217, según datos del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP).
Además, los feminicidios han aumentado y Nuevo León escaló al tercer lugar a nivel nacional después de Veracruz y del Estado de México. A pesar de las estadísticas que reportan 184 mujeres asesinadas durante su gobierno, Jaime Rodríguez cuestionó que no se hable de “hombricidios”.
Además de la violencia, en la administración de Jaime Rodríguez se han presentado problemas económicos. El Indicador Trimestral de la Actividad Económica Estatal (ITAEE) señala que mientras Nuevo León se había propuesto crecer a 4.5 por ciento, este 2019 lo ha hecho a 2.3 por ciento.
En lo que va del gobierno de “El Bronco” no se han concluido obras públicas para la ciudadanía.
Por ejemplo, está pendiente el inicio de operaciones de la Línea 3 de Metrorrey y la construcción de la Presa Libertad, para la cual se ha adquirido más deuda y según datos de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) es mayor al nivel nacional.
“Obviamente se nota que no tener representación dentro del Congreso estatal y federal sí le afecta al momento de hacer los acuerdos. Gobernar sin partido es una desventaja”, menciona el diputado panista por Nuevo León, Víctor Pérez.
Jaime Rodríguez Calderón acusó a los partidos de corruptos, pero su gestión se ha visto envuelta en casos como el Cobijagate, es decir, la compra irregular de 200 mil cobijas que no cumplieron las especificaciones a un gasto triplicado de casi 30 millones de pesos.
Asimismo, está el nepotismo en el que incurrió por ocultar a su suegra, María Teresa Martínez, de la nómina de la Secretaría de Seguridad Pública Estatal (SSPNL). Por si fuera poco, aumentó su salario en 133 por ciento para gozar de una mejor pensión tras su jubilación.
Las broncofirmas por las que puede ser destituido e inhabilitado también han desatado otros escándalos.
El ministro Eduardo Medina Mora renunció a su cargo en la SCJN luego de que concedió una suspensión a la sanción del Congreso, por lo cual el asunto podrá ser votado pero no ejecutado.
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Opción agotada
En 2013, el expanista Raúl de Luna Tovar fue el primer candidato independiente en obtener un cargo; ganó la presidencia municipal de General Enrique Estrada en Zacatecas.
Datos del INE revelan que sólo ha habido 35 alcaldes sin partido, 20 de los cuales fueron electos en 2018.
Ese año, ganaron sin el respaldo de un instituto político Pedro Kumamoto como diputado local de Jalisco y Manuel Clouthier como diputado federal por Sinaloa.
Sin embargo, en 2018, ambos perdieron el escaño en el Senado de la República que buscaban por la vía independiente.
¿Cuál es el lugar de los políticos independientes a seis años del reconocimiento de esta figura en la Constitución Mexicana y cómo deben desempeñarse tanto en el Poder Ejecutivo como en el Legislativo?
Emilio Álvarez Icaza es el único senador sin grupo parlamentario. Tras una alianza de la organización Ahora con la coalición Por México al Frente, se convirtió en candidato a la Cámara Alta por el PRD, pero al obtener el puesto renunció a la bancada perredista.
En entrevista, asegura que en el Poder Ejecutivo los independientes tienen utilidad en el ámbito municipal, mas no en el estatal.
“El sentido y la viabilidad de las candidaturas independientes está en lo local, ya habrá otro momento para recuperar figuras en lo estatal”, menciona sobre el alcalde de San Pedro en la Zona Metropolitana de Nuevo León.
Con una alianza partidista, Lucía Riojas también logró el registro como diputada del PAN pero al obtener el cargo, se desmarcó del grupo parlamentario albiazul.
Ella piensa que la marca independiente debe hacerse más accesible a los ciudadanos para fomentar la democracia y el respeto a sus límites jurídicos.
“Hay poco acceso a recursos y tuvimos que estar peleando la integración de comisiones y el pasar a tribuna. Nuestra responsabilidad es presentar reformas a la Ley Orgánica del Congreso para que otros legisladores no tengan que sentarse a la mesa a regatear sus derechos políticos, sino que ya estén garantizados al igual que los del resto de los partidos”, explica.
En contraparte, el emecista Samuel García considera que los electores ya no votarán por representantes apartidistas ni por aquellos de las fuerzas políticas que ya conocen.
“Por culpa de Jaime los independientes se murieron. La figura que le iba a dar oxígeno al sistema partidario ya está en la tumba.
“La mayoría de los independientes en el Congreso llegaron vía un partido y luego se hicieron autónomos. La gente ya probó al PRI, al PAN, ahorita están probando a Morena, un gobierno de improvisación, y por eso lo que viene son gobiernos ciudadanos”, asegura.
El diputado neoleonés Víctor Pérez prevé que la gente no seguirá votando por gobiernos independientes. Para él, las diversas maneras de volverse legislador sin partido no son una opción.
“Respeto mucho la ley y la elegibilidad que tiene cualquier ciudadano para ocupar un cargo público pero no creo que sea una vía importante, los partidos son la mejor opción para poder ser representado en los Congresos.
“A los legisladores les hace falta mucha fundamentación al no tener un partido y sólo estar de manera pragmática apoyando los planteamientos de otros. Además, las opciones independientes son muy susceptibles de ser coartadas por las mayorías”, expresa.