Festejo a pueblos indígenas de contrastes
La Fiesta de las Culturas Indígenas en el Zócalo capitalino deja al descubierto la realidad que viven los pueblos originarios, a unos pasos de esta celebración integrantes de la comunidad otomí exigen a las autoridades la devolución de su vivienda
David MartínezMientras en el Zócalo de la capital se celebra la Fiesta de las Culturas Indígenas, Pueblos y Barrios Originarios atravesando la calle los integrantes de una comunidad están viviendo una realidad muy distinta a la de un festejo.
La fiesta, con motivo del Día Internacional de los Pueblos Indígenas que se conmemora el 9 de agosto, tiene el objetivo de dignificar las tradiciones de los pueblos y comunidades originarias, participan 30 etnias: amuzgo, chol, huave, mazateco, otomí, zapoteco, totonaco, tepehua, chichimeca, huasteco, mazahua, mixteco, purépecha, triqui, tlahuica, chinanteco, entre otras.
Pero, a escasos 50 metros caminando con dirección a Pino Suárez desde la Plaza de la Constitución, bajo los portales del Edificio de Gobierno, se ven las casas de campaña de indígenas otomíes que no fueron invitados al festejo y tampoco tienen nada que celebrar.
Este escenario contrasta con los colores de la ropa típica de las etnias, las bebidas, la comida y otros productos artesanales que están sobre mesas y bajo las carpas que dispuso el Gobierno capitalino y que ocupan la mayor parte de la Plaza de la Constitución.
Ese día fueron desalojados del predio que habitaban en Londres 7, colonia Juárez, cuando elementos de la Secretaría de Seguridad Ciudadana y cargadores con una orden judicial llegaron para arrebatarles su hogar a nombre de la inmobiliaria Eduardo SA de CV, que se acreditó como propietaria del inmueble donde vivían desde hace más de 30 años.
El Diagnóstico sobre la Población Indígena en la Ciudad de México de la Secretaría de Cultura de 2015 menciona que la situación de vivienda para los 785 mil indígenas que viven en la capital, de acuerdo con datos del Instituto Nacional de Estadística Geografía e Informática (Inegi), es grave porque no son sujetos a créditos de vivienda y tienen que refugiarse en edificios en situación de riesgo o abandono.
Los afectados acusan que fueron víctimas de un desalojo ilegal que los hizo abandonar su hogar por la fuerza y con el amparo de las autoridades.
Mientras cientos de capitalinos visitan la feria de las culturas indígenas y otros integrantes de las comunidades ofrecen sus productos a la venta con apoyo de la autoridad, a ellos se les restringe.
“Tenemos que poner nuestras cosas sin que estorben más allá de donde termina el espacio ocupado por nuestras casas de campaña. En cambio en la feria pueden vender de todo”, afirma un comerciante de artesanías y manzanas endulzadas quien se identifica como Alejandro.
También venden dulces típicos, pero a diferencia de los puestos del Zócalo, la gente no llega por decenas a preguntarles por ellos ni a comprarlos.
Mientras hace su comida del día en una parrilla recién comprada, Alejandro indica que muchos indígenas no cuentan con un hogar en la capital.
Los que viven en el campamento no tienen ningún servicio básico y aseguran que las personas que los ven creen que, por el solo hecho de permanecer ahí, están sucios.
“Ese festejo es no vivir en la realidad, es querer hacer ver la situación de otra manera, pero no tenemos casa”, señala.
Esta comunidad que ahora se resguarda bajo casas de campaña intentó formar parte de la feria, para vender productos y mejorar su economía, sin embargo, expresan que la Secretaría de Pueblos y Barrios Originarios y Comunidades Indígenas Residentes (SEPI) de la capital rechazó su solicitud.
“Nos dijeron que fue por sorteo, entregamos todos los documentos y no pudimos entrar”, asegura Isabel Olvera, integrante del grupo otomí.
De acuerdo con el portal electrónico de la SEPI, el registro de solicitantes fue del 11 al 19 de julio, las entrevistas de los participantes del 23 de julio al 7 de agosto y la publicación de los resultados el 11 de agosto.
“La institución convocante conformará un Comité Evaluador integrado por las personas expertas artesanas, así como por personal de la misma institución, que se encargará de realizar las entrevistas y, posteriormente, las evaluaciones de cada uno de los expedientes de las personas que participan, con base en el reconocimiento de las diversas manifestaciones artísticas y culturales indígenas y de los pueblos y barrios originarios de la Ciudad México, que dignifican y visibilizan sus tradiciones”, señala la convocatoria.
‘Solo queremos un hogar’, dicen indígenas otomíes
Maricela considera que el Gobierno prefiere a unos indígenas sobre otros. No obstante, señala que siente gusto por quienes sí pudieron vender en la Feria.
“Nosotros estamos felices de que ellos estén allá, a nosotros lo que nos interesa es tener una casa”, expresa la mujer quien tiene dos hijos y no sabe qué hará cuando tengan que regresar a estudiar la escuela primaria.
La mujer afirma que su comunidad es blanco de ataques debido a que decenas de personas que a diario pasan frente a su campamento la acusan de recibir un pago por parte de grupos opositores al Gobierno para afectarlo y también suele sufrir discriminación.
Su hermana, Isabel, menciona que no están ahí por su voluntad, sino por la necesidad de ser escuchados. A finales de julio intentaron entrar a una audiencia pública con la jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum, pero personal de Concertación Ciudadana les informó que era el Instituto de Vivienda (Invi) el que les tenía que brindar la ayuda.
Durante la primera semana de agosto, buscaron al órgano gubernamental referido, pero funcionarios, cuyos nombres y cargos desconocen, les dijeron que no podían brindarles ningún tipo de apoyo.
Reporte Índigo buscó a la SEPI para pedir una versión al respecto de las acciones para atender a los indígenas otomíes que están acampando a lado del Edificio de Gobierno por su demanda de vivienda y también acerca de por qué no los dejaron vender en la feria, pero hasta el cierre de esta edición no se obtuvo respuesta.