Federales lesionados, en el limbo
Personal de la Policía Federal que resultó con secuelas físicas en combate o en entrenamientos se encuentra en medio de la discusión por la desaparición de esta corporación, algunos de ellos piden garantía de medicamentos al cambiar de dependencia o ser pensionados
Eduardo BuendiaEl conflicto entre los policías federales y el gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO) todavía tiene frentes abiertos, pese a que una fracción de elementos ya aceptó las condiciones para la desaparición de esta corporación de seguridad.
Un sector de policías inconformes es el de aquellos que han sufrido lesiones de por vida, en combate o realizando prácticas dentro de la Policía Federal.
La preocupación principal que mantienen los elementos lesionados es el acceso a una pensión o a medicamentos necesarios para resguardar su salud, en caso de no seguir laborando en esta institución.
El ambiente en el Centro de Mando de la Policía Federal es menos tenso que el de la semana pasada.
En los alrededores del edificio de División de Seguridad Regional, sitio en el que se llevaron a cabo las negociaciones con funcionarios de la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana, donde hubo gritos de policías inconformes que exigían tener certeza sobre su futuro laboral, hoy se encuentran casi vacías o con el personal habitual.
A unos metros de este lugar, en varias mesas, mismos policías federales dan asesoría jurídica o administrativa a sus compañeros que tienen dudas; e inscriben a los que eligen cambiarse de adscripción o reubicarse en otras áreas del gobierno, como a servicios de Protección Federal, a la Unidad de Medidas Cautelares, Coordinación Nacional de Protección Civil, Instituto Nacional de Migración, entre otras.
A un costado de la entrada de un auditorio del Centro de Mando, se encuentra una mesa con un letrero del ISSSTE. Ahí, varios elementos federales con bastones y muletas se acercan a los funcionarios que, con una computadora, les informan sobre su situación de seguridad social actual y si es posible que accedan a una pensión o indemnización por haber sufrido accidentes en su desempeño como policías.
Uno de ellos es Edmundo Morales Sánchez, instructor de uso de armas, quien con bastón en mano espera en la fila para pedir un dictamen sobre el accidente que sufrió al llegar a un combate con el crimen en septiembre del 2017.
“Desgraciadamente sufrí un accidente de trabajo, operando en el estado de Veracruz, caí de una camioneta; se me comprimió la columna, me operaron, tengo dos espaciadores, una fractura de disco y una operación inguinal a la fecha. Hoy en día tengo secuelas: calambres, se me duermen las piernas y aun así el ISSSTE dice que no tengo nada”, explica el federal en entrevista con Reporte Índigo.
Después de 13 años de haber ingresado a la Policía Federal, Morales Sánchez espera que lo pensionen antes de que su lugar de trabajo desaparezca. De él dependen sus dos hijas: una cursa la secundaria y otra la preparatoria.
“Adiestraba personal de diferentes divisiones, salía a los estados para que los policías estuvieran aptos para combatir la delincuencia. Yo opté por incorporarme a un grupo operativo y sufrí el accidente.
El personal lesionado espera que sus derechos queden garantizados como lo ha señalado el Gobierno federal, y que en la disipación del personal de la Policía Federal no queden aislados.
Policías Federales dan la vida en combate
Lázaro Cabrera pertenece al grupo de policías federales que han sido pensionados de por vida por haber sufrido lesiones en combate.
En septiembre de 2011, estuvo a punto de morir en un enfrentamiento con un grupo armado ocurrido en Zacatecas.
“En un operativo con el grupo en el que me desempeñaba, había gente armada desde helicópteros y camionetas. Procedimos a bajar a tierra, ellos estaban ya dentro de una casa, era un terreno abierto. Cuando estábamos en campo empezaron a agredirnos a balazos”, relata.
Al ingresar a la casa, Cabrera narra que dos de sus compañeros fueron asesinados, otros dos resultaron heridos. Ya casi al final del evento, una ráfaga lo hirió a él también, ocasionándole secuelas permanentes. “Caí herido, me retiran del lugar y me llevan al hospital más cercano para mi atención.
“Debido a los impactos tuve una lesión muy grave en la cual me explotó literal la vejiga, el colón, se me fracturó el sacro y lesionó el nervio ciático, perdí movilidad en la pierna izquierda, no en su totalidad, pero sí los dedos del pie están inmóviles, no tengo fuerza para ponerme en ese pie solo (…) Los otros impactos me dieron en el chaleco, y me explotaron el pulmón izquierdo”, añade.
Tras tres meses de estar internado y ser intervenido quirúrgicamente en varias ocasiones, y otros tres de estar acudiendo a consultas deambulatorias, Lázaro quiso volver a la Policía Federal e intentar sumarse de nuevo a un grupo operativo. Sin embargo, su pierna izquierda no fue la misma de antes.
Tras recibir rehabilitación y ejercitarse, Lázaro no pudo volver a correr sus 10 kilómetros diarios, como acostumbraba. Determinó solicitar su retiro de trabajo, con una pensión del 100 por ciento de su salario.
Con respecto a que el presidente López Obrador ha calificado a la Policía Federal como una corporación corrupta, el exfederal afirma que no se debe generalizar, pues dentro de ella existen servidores públicos con honradez.
“Esta cuestión sí es algo que me llega, que me duele. Sí me ha costado mucho aceptar que nos diga corruptos a todos. Entiendo, es una corporación muy grande en la que tal vez la corrupción sí pueda llegar a algunos miembros, pero no se debe generalizar.
“La Policía Federal no es corrupta, no está podrida, hay muchísimos elementos que lo son por convicción, que no solo por el empleo, por amor al pueblo o a México dan la vida”, concluye.