Familiares de dos policías desaparecidos por el Cártel de Sinaloa le suplicaron a la organización criminal que los regresen o que les digan dónde encontrar sus cuerpos.
Hace un año, el 23 y 26 de enero del 2017, un comando levantó a los policías municipales de Culiacán, Yosimar García Cruz y José Antonio Saavedra Ortega, desde entonces no se ha sabido de ellos.
“Desde ese momento nuestras familias empezaron una gran tortura psicológica y mental, desde ese momento cambiaron nuestras vidas al no saber nada de nuestros seres queridos, de no saber si viven o ya no están con vida, solo le pedimos a los grandes capos a los jefes del cartel de Sinaloa y a quienes se llevaron a nuestros FAMILIARES, que nos ayuden a que puedan regresar o nos digan donde los pudiéramos encontrar”, señala la carta firmada por los familiares de los policías desaparecidos.
Los deudos señalaron que el Cartel de Sinaloa habían prometido no hacer daño a personas inocentes y al no saber el paradero de los policías les ha ocasionado dolor y enfermedades.
“La peor tortura a las familias es no saber dónde se puedan encontrar a nuestros seres querido tortura que llevamos día con día, donde esa tortura nos ha llevado a enfermarlos, a decaer y si ustedes prometieron no dañar a las familias, este es uno de los daños más grandes que pueda existir después de no saber de nuestros seres amados, solo apelamos a sus grandes corazones, a que nos den un poco de paz o la paz completa al encontrar a nuestros hijos amados, a nuestros hermanos, a nuestra familia”, agrega la carta.
Cerca del altar y camino a casa
Yosimar estaba comprometido, pronto se iba a casar, pero el 23 de enero los sueños de su novia quedaron truncados.
Ese lunes salió del trabajo, en el sector de Las Quintas, para llegar a su casa en la Colona Infonavit Humaya.
Tocaron a su casa, preguntaron por él y un hombre empistolado se le fue encima, lo sacaron violentamente en ropa interior. Desde entonces no se sabe nada de él.
José Antonio llevaba 12 años de servicio en la policía local, un día saliendo del trabajo fue secuestrado, tres semanas después apareció su camioneta Ford Explorer en un fraccionamiento camino a su casa.
Según entrevistas de medios locales, sus padres han caído enfermos por no saber su paradero y sus hijos de 13 y 10 años todos los días preguntan por él.