En los últimos seis años, el número total de denuncias por extorsiones vía telefónica ha registrado un incremento de 90 por ciento en la Ciudad de México, lo cual evidencia una falta de políticas públicas para combatir el problema.
“¡Mamá, unos tipos me subieron a un carro y no sé a dónde me trajeron! ¡Tengo miedo, por favor, ayúdame!”, son las palabras que Miriam Rangel recuerda haber escuchado una tarde cuando contestó su teléfono celular. Eran casi las 06:00 p.m.
Ella regresaba de trabajar cuando esa llamada paralizó su vida. Su hija, Fernanda Avelleyra, de 17 años de edad, se había ido a la escuela desde el mediodía.
+140 mil
“Su niña estará bien si usted hace lo que yo diga, ¿ok? Junte 30 mil pesos y entréguemelos donde yo le indique. Seguiremos en contacto”, expresó la voz de un hombre, justo antes de cortarse la llamada y Miriam comenzó a llorar.
La madre trató de contactar a Fernanda, pero no obtuvo respuesta. Intentó comunicarse con el novio de su hija, pero tampoco entró la llamada. Avisó a los padres del joven pero lo único que logró fue alterarlos. A los 10 minutos su celular sonó nuevamente.
Cuando Miriam explicó que no juntaba la cifra para el rescate, el sujeto dijo que le recibía artículos de valor, que saliera inmediatamente hacia Pantitlán porque le llamaría en 30 minutos.
45%
Ella tomó el efectivo que había logrado reunir, dos pantallas, dos laptops, una consola de videojuegos y abordó su vehículo. Manejó de Tláhuac a los límites entre la delegación Iztacalco y el municipio mexiquense de Nezahualcóyotl.
El celular de Miriam sonó cuando estaba a unas calles de llegar a la frontera entre CDMX y Estado de México. Tras seguir las indicaciones finales para el intercambio, solicitó hablar con su hija pero la llamada se cortó de nuevo. Había pasado más de una hora, el reloj marcaba las 07:15 p.m.
“En segundos me llamó la mamá del novio mi hija. Ellos estaban juntos en la escuela y en una zona donde no había señal. Cuando escuché que Fernanda estaba bien fue como volver a la vida, me regresó el aliento y la calma”, recuerda Miriam Rangel en entrevista con Reporte Índigo.
61%
A seis años de aquel episodio, comprende que se trató de una extorsión. Aunque se arrepiente de no haber denunciado el hecho ante las autoridades, tiene la esperanza de que nadie más pase por una situación parecida.
De acuerdo con el Consejo Ciudadano de la capital, durante los primeros ocho meses de 2012 fueron registradas 77 mil 807 denuncias por el delito de extorsión, mientras que para el mismo periodo de este 2018, fueron reportadas un total de 148 mil 147.
Las extorsiones no disminuirán mientras continúen siendo redituables y se facilite su operación en la Ciudad de México, señala especialista
El aumento se dio de manera escalonada, ya que en 2013 la cifra fue de 105 mil 169 denuncias por extorsión; para el año siguiente, 2014, fueron asentadas 127 mil 229; durante 2015, la cantidad llegó a 129 mil 766; en 2016, la suma se elevó a 140 mil 284 casos; y para 2017, se presentó un ligera disminución en la incidencia, que sumó 138 mil 510 denuncias.
En cuanto a extorsiones efectivas, donde las víctimas resultaron con algún tipo de pérdida económica, las cifras dan cuenta de que de 2012 a 2016 se registró un incremento, mientras que en 2017 y 2018 se dio una tendencia a la baja.
De enero al mes de agosto de 2012, la cifra reportada por casos consumados fue de 768; para 2013, se elevó a mil 38; para 2014, hubo un total de mil 307; en 2015 subió a mil 348; y para 2016 alcanzó la cantidad de mil 375. Durante 2017, tuvieron lugar 938 delitos de este tipo; mientras que para este año se han reportado un total de 914.
Según el Consejo Ciudadano capitalino, la mayoría de las extorsiones telefónicas tienen lugar en un horario que va del medio día a las seis de la tarde, aproximadamente.
Esta forma de intimidación es llevada a cabo desde teléfonos fijos en 61 por ciento de los casos y 45 por ciento de las víctimas incurre en depósitos bancarios o desde tiendas de conveniencia.
La evolución del delito
La extorsión telefónica no cede terreno en la Ciudad de México, el delito no disminuirá en tanto sea redituable y se facilite su operación, sostiene José Antonio Álvarez León, académico especializado en Derecho y Política Criminal de la Facultad de Estudios Superiores (FES) Acatlán de la UNAM.
“Años atrás este tipo de ilícitos se daban de manera simple, con engaños. Ahora, la misma acción incluye manejo de información y datos personales, lo cual no sólo lo dificulta en cuanto a veracidad, sino también lo vincula a otros delitos como pueden ser la estafa, el secuestro psicológico, la usurpación de funciones, entre otros”, asegura el especialista.
Según explica Álvarez León, hace más de una década la extorsión era una actividad asociada a las personas en prisión, mientras que hoy se puede hablar de jóvenes delincuentes con conocimientos en redes sociales, telefonía y, muchas veces, con relaciones con empleados o exempleados bancarios.
“Para hacer frente a esta problemática social tendría que existir una política de control legislativo que instrumentara figuras y lineamientos específicos para la prevención, tratamiento y erradicación de estos ilícitos, además de campañas masivas de concientización dirigidas a la ciudadanía”
Cerca de 90 por ciento de las extorsiones telefónicas se quedan sin resolver debido a que no existe un rastreo y persecución de las líneas telefónicas usadas, a esto se suma que las víctimas no suelen levantar la denuncia correspondiente por miedo, lamenta José Antonio Álvarez.
¿Cómo actuar frente una extorsión?
La página Prevenir es Más Seguro afirma que la mayoría de las extorsiones telefónicas se llevan a cabo por la información que los propios ciudadanos proporcionan en presuntas encuestas, premiaciones u ofrecimientos de productos. Por lo que recomienda no compartir datos personales a desconocidos.
En caso de recibir una llamada de intimidación, el portal sugiere identificar el número telefónico del que se recibió la llamada, el tono de voz y el lenguaje utilizado que permita inferir la edad del extorsionador y el sonido ambiental. Posterior a la llamada, se debe intentar localizar al familiar presuntamente secuestrado.
La línea de orientación y denuncia del Consejo Ciudadano para reportar la extorsión telefónica es 55335533. En caso de no poder ubicar a la persona, puede hacerse una llamada al Centro de Atención Telefónica de la PGJDF al 5200-9000 o al Centro de Atención a Personas Extraviadas o Ausentes (CAPEA) al 5345-5598.
