“ Yo estaba allí parado y sentí cómo empezó a moverse la tierra”, contó Esteban Vázquez Huerta, trabajador de 18 años que logró huir del incendio al norte de Tamaulipas.
Previo a la explosión, los empleados realizaban labores de rutina en la planta, separando los hidrocarburos líquidos del gas, proveniente de la cuenca de Burgos.
Momentos antes del estallido, Vázquez dice haber escuchado que los ductos donde trabajaba comenzaron a sonar como comprimidos, luego de que los cerrarron tras recibir mantenimiento.
A algunos cientos de metros de ahí ocurrió la primera explosión, y de inmediato él y dos compañeros comenzaron a correr hasta que el segundo estallido los lanzó al suelo.
Se levantaron y continuaron la huída, hasta enfrentarse con un obstáculo: el alambre de púas que acorrala el área, por el peligro que representa el crimen organizado y el frecuente robo de hidrocarburos.
Tuvieron suerte y encontraron un espacio libre de púas por el que salieron. Pero otros colegas no corrieron con su misma suerte.
Al cierre de la edición, se había confirmado la muerte de 29 trabajadores, 45 lesionados y siete empleados continuaban desaparecidos.
La PGR ya inició el reconocimiento de los cuerpos, pero informó que llevará tiempo por el estado en que se encuentran.
El presidente Calderón señaló que la Procuraduría General de la República participará en la investigación, aunque funcionarios de Pemex han dicho que al momento todo indica que se trató de una fuga accidental.
“Nos interesa saber exactamente qué ocurrió…esto es clave para evitar que se repita este tipo de tragedias”, agregó el mandatario.
Por su parte, el director general de la paraestatal, Juan José Suárez Coppel, aseguró que no existen motivos para pensar que el incendio fue provocado, aunque aún no se concreta la investigación.
En entrevista con MVS Noticias, negó que estuviera relacionado con el robo de combustible, pero aceptó que existe presencia criminal dentro de la petrolera.
No obstante, en previas ocaciones autoridades han señalado que varias de las fugas y explosiones que se han registrado en ductos son resultado de tomas clandestinas.Por ejemplo, en diciembre de 2010, el gobierno acusó a ladrones de la explosión en un oleoducto en Puebla que dejó 28 muertos, incluidos 13 niños. (Con información de AP)
