Expansión del crimen organizado, problema latente

Debido a la falta de reformas, políticas públicas y a la actual politización y polarización que padece el país, los grupos del crimen organizado encuentran campo fértil para continuar con su expansión
Rubén Zermeño Rubén Zermeño Publicado el
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Aunque el análisis del libro La lógica política de las guerras criminales en México, abarca hasta el año 2012 y en las conclusiones se da un panorama del crimen organizado en el sexenio de Enrique Peña Nieto, su autora, Sandra Ley, comenta que el concepto de “gobernanza criminal” está cada vez más presente en el país.

“El libro comenzó como una idea en 2008 cuando iniciaba el proceso de la militarización del país y ya habían pasado dos años desde que había comenzado la guerra contra las drogas. Vimos cómo se transformó la violencia en México y cómo mucha gente cuyo trabajo había sido fundamental fueron asesinados.

“El libro termina en 2012 porque había que ponerle un punto final, pero a partir de ese punto se dio pie a muchas más ramificaciones y complejidades. Ese concepto de gobernanza criminal es el punto de partida para muchas investigaciones que estamos realizando”, narra la también coordinadora del Programa para el Estudio de la Violencia de la División de Estudios Políticos del CIDE.

La investigadora agrega que actualmente se sigue viviendo el mismo fenómeno: la alternancia está generando mayor violencia, aunque ya no solo la de las gubernaturas, también la de las presidencias municipales.

Además de este fenómeno, Ley ve con preocupación la politización de la política de seguridad en el país.

“El uso partidista-electoral (de la política de seguridad) puede generar mayor violencia. Con la situación de polarización que vivimos sigue permeando, y no solo en la política de seguridad, sino en muchas áreas de la política pública”, agrega la entrevistada.

Durante el pasado proceso electoral se dio a conocer que en varias de las comunidades más vulnerables del país el crimen organizado entregó despensas para apoyar a la población durante la pandemia y también realizó toques de queda.

Para la analista en violencia criminal y comportamiento político, esta ha sido una situación que ha ido creciendo y a la cual se le debió de prestar atención desde el primer asesinato de un político.

“Desde un punto de vista de política pública debemos de pensar en las reformas que necesitamos para evitar que esto se siga replicando. Se necesita una reforma policial y judicial más profunda que solo pensar en la dignificación de los policías, que es fundamental. Las redes de protección que existieron en el pasado priista permitieron esa generación del crimen organizado y esa estabilidad y después se multiplicaron porque pudieron prevalecer esas redes de protección.

“En la medida en que las fuerzas del orden no enfrenten esos procesos de justicia transicional por haber sido parte de violaciones a derechos humanos y de redes de protección. En la medida en la que eso no esté cambiando y que el sistema judicial continúe politizado y se pueda usar a favor de mis copartidistas y en contra de mis adversarios, entonces, aún dignificando a los policías, va a seguir existiendo la posibilidad de replicar esas redes de protección”, explica.

El problema radica, dice la autora, en que en el país no existe la justicia transicional. Si bien hubo la intención durante este sexenio de aplicarla a través de los diálogos por la paz y de las comisiones de la verdad, lo cierto es que todo se quedó en el nivel del discurso político y de la promesa de campaña.

“Necesitamos que se mande el mensaje de que lo que pasó en el pasado no puede estar pasando en el presente, pero la señal que mandamos a los grupos criminales es que pueden seguir operando con total impunidad (…). La polarización y la politización están afectando la vida del país”
Sandra LeyAnalista en violencia criminal y comportamiento político

Finalmente, Sandra Ley enciende las alertas y comenta que poco a poco los grupos del crimen organizado han perpetrado en otras instituciones del país, como en el sistema judicial.

“Falta también mucha capacidad ya que, en la medida de que no existan estas capacidades, el crimen organizado seguirá capturando instituciones a nivel local y esa es la gran tragedia de cómo se están transformando las instituciones, la democracia y la vida política del país. No hemos obtenido un proceso de reforma de nuestro sistema de justicia para que sí tenga dientes y sea independiente”, concluye.

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