[kaltura-widget uiconfid=”38045831″ entryid=”1_dm8mk26o” responsive=”true” hoveringControls=”true” width=”100%” height=”75%” /] Estados Unidos dio el primer golpe. China el segundo. Hoy las dos economías más poderosas del mundo están atrapadas en un intercambio de amenazas y, al menos por ahora, ninguna parece tener la intención de ondear la bandera blanca para frenar una guerra comercial que amenaza con poner en jaque a todo el mundo.
La disputa comercial entre ambos países sucede en momentos clave para México: en la antesala de la octava ronda de negociaciones del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) y en la proclamación del presidente estadounidense con la que se ordena a los Departamentos de Defensa y Seguridad Nacional desplegar a la Guardia Nacional en la frontera con nuestro país.
Donald Trump y Xi Jinping anunciaron esta semana aranceles por más de 100 mil millones de dólares en bienes combinados.
El primero en atacar fue el inquilino de la Casa Blanca al anunciar la imposición de aranceles al acero y al aluminio a finales de marzo pasado.
China contraatacó al gravar en 25 por ciento 128 productos estadounidenses. Esta lista incluye soja, maíz, algodón, vehículos y aviones entre otros; el valor total sería de 50 mil millones de dólares.
“A China no le gustan las guerras comerciales, pero estando del lado de la justicia, China no tiene más opción que entrar en una guerra para terminar una guerra”, escribió Wang Hailou del Centro de Investigación del Ministerio de Comercio de la República Popular China, en el People’s Daily, el periódico oficial del Partido Comunista chino.
Menos de 24 horas después la Oficina de Comercio de Estados Unidos (USTR, por sus siglas en inglés) publicó una lista de 1300 productos chinos entre los que figuran artículos de tecnología industrial, transporte y médicos a los que les impuso un arancel adicional del 25 por ciento en respuesta a las prácticas comerciales de China que el gobierno estadounidense califica como desleales.
El valor de la lista de productos asciende a 50 mil millones de dólares en importaciones anuales; cantidad similar a la impuesta por su socio comercial.
Las tarifas proteccionistas no entrarán en vigor de manera inmediata, pues el gobierno de Trump celebrará una audiencia pública para las empresas estadounidenses el 15 de mayo para conocer su postura respecto a esta política comercial. Incluso después de esa fecha no está claro cuando entrarían en vigor.
En la actualidad, el 27 por ciento de los productos que Estados Unidos importa provienen de China, un 17 por ciento de México, 16 por ciento de Canadá, mientras que un 7 y 6 por ciento de Japón y Alemania respectivamente, de acuerdo con datos de Bloomberg.
Por el contrario, China sólo importa de Estados Unidos un 14 por ciento de sus mercancías, por debajo de Corea del Sur con 16 por ciento y Japón con 15 por ciento.
China VS. EU
La línea del tiempo muestra cómo el conflicto comercial entre las dos superpotencias se ha desarrollado a lo largo de 2017 y 2018.
2017
Abril
> Estados Unidos comienza una investigación sobre las importaciones de acero provenientes de China
Agosto
>Donald Trump solicita una segunda investigación pero ahora sólo dirigida a China para conocer el valor del presunto robo de la propiedad intelectual estadounidense
Septiembre a diciembre
> Estados Unidos busca un acercamiento con China, aunque las amenazas en contra de su socio no cesan
2018
Enero
> El presidente republicano amenaza con imponer aranceles del 20 por ciento sobre las grandes lavadoras residenciales
Febrero
> Wilbur Ross, secretario de Comercio, propone un rango de tarifas proteccionistas a las importaciones de acero y aluminio
Marzo
>Donald Trump cumple la amenaza de gravar las importaciones de acero a 25 por ciento y las de aluminio a 10 por ciento
2 de abril
>China contraataca al imponer aranceles a las importaciones estadounidenses por un valor de 3 mil millones de dólares, incluyendo un 15 por ciento a 120 productos estadounidenses y un 25 por ciento sobre otros como aluminio reciclado y carne de cerdo
3 de abril
> Estados Unidos impone aranceles de 25 por ciento a 1,300 productos chinos
4 de abril
> El gobierno de Xi Jinping anuncia un arancel adicional del 25 por ciento a 128 productos estadounidenses
La evolución del conflicto
Las tensiones entre Pekín y Washington no son nuevas. China ha estado en la mirada de Estados Unidos desde hace décadas, pero fue hasta hace casi un año cuando el conflicto tomó mayor relevancia a causa de las políticas proteccionistas del presidente Donald Trump.
En abril de 2017 el presidente republicano comenzó una investigación sobre las importaciones de acero provenientes de China.
Desde antes de que asumiera el poder, Donald Trump se comprometió a devolver los empleos y fortalecer el sector manufacturero nacional.
El año pasado dio instrucciones al Departamento de Comercio para que investigara si las importaciones del acero chino y las de otros países podrían convertirse en una amenaza para la seguridad nacional.
Para agosto de 2017 el mandatario arremetió de nueva cuenta en contra del dragón asiático al solicitar una segunda investigación gubernamental, pero ahora, sólo dirigida a China.
Trump pidió a Robert Lighthizer, representante comercial de ese país, que investigara sobre las prácticas desleales de su socio pero con un enfoque particular en el presunto robo de la propiedad intelectual estadounidense.
Esta investigación provocó la molestia de los representantes de Pekín, quienes manifestaron que “envenenaba” la relación de ambos países y criticaron el “unilateralismo y proteccionismo” de la Casa Blanca.
El resto de 2017 transcurrió en calma a pesar de que las amenazas de Washington en contra del gobierno comunista no cesaron.
La calma terminó a inicios de 2018, después de que la administración estadounidense anunciara el primer gran golpe en contra de su socio comercial con la imposición de aranceles del 20 por ciento sobre las grandes lavadoras residenciales.
Por su parte, China expresó una “fuerte insatisfacción” por la decisión argumentando que dicha medida generaba tensiones en el ambiente comercial global.
El país asiático no fue el único afectado, Corea del Sur y México también fueron amenazados con la imposición de aranceles.
En febrero de 2018 la amenaza de una guerra comercial tomó forma tras el anuncio de Wilbur Ross, secretario de Comercio, que proponía un rango de tarifas proteccionistas al acero y al aluminio.
Aunque la medida fue bien recibida por los fabricantes estadounidenses, la mayoría de las empresas del país no la respaldaron al argumentar que podría ser contraproducente y advirtieron del riesgo de una guerra comercial global.
Un mes después, en marzo, el presidente Donald Trump cumplió la amenaza de gravar las importaciones de acero a 25 por ciento y las de aluminio a 10 por ciento.
Sin embargo, nuestro país quedó exento del impuesto y también Canadá, al menos mientras se realiza la renegociación del TLCAN.
A inicios de abril China mostró su descontentó de inmediato al calificar el anuncio como “un grave ataque”, no sólo en contra de ellos, sino también al comercio internacional y amenazó con tomar “medidas firmes” para compensar las pérdidas que esto les provocaría.
Alejandro Saldaña, analista económico del Grupo Financiero Ve por Más, explica que el presidente de la nación más poderosa del mundo está cumpliendo sus promesas al proteger a su país de un socio conocido por ser desleal y agresivo.
“En su visión nacionalista, Donald Trump está velando por los intereses de Estados Unidos y de sus ciudadanos en momentos en que China había ganado mucho poder económico”, agrega el especialista.
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