Por sus elecciones intermedias y el avance de la caravana de migrantes centroamericanos, Estados Unidos ha blindado su frontera con México.
Se trata no sólo de una mayor presencia de agentes de las fuerzas del orden en la frontera, sino del endurecimiento de las medidas en el acceso al país y la vigilancia hasta de quienes salen de él.
Mexicanos que han viajado a Estados Unidos, o viceversa, acusan que las medidas de seguridad se han fortalecido en los últimos días.
Retenes de la Patrulla Fronteriza (Border Patrol, en inglés) antes de llegar a la frontera con México; revisiones a la salida de tiendas o cerca de barrios donde normalmente habitan latinos; y endurecimiento de los filtros para llegar vía aérea.
Y ahora, con el avance de la caravana de migrantes centroamericanos, la presión llegó a un punto climático en la última semana.
En un documento del Departamento de Seguridad Interior, titulado “Caravana, Mitos vs Hechos”, el gobierno de Trump justifica por qué envió tropas a la frontera.
“El potencial de grupos grandes, que ya han mostrado la intención a usar la violencia para lograr su objetivo, presenta una amenaza de seguridad única para nuestra nación y el personal de la Patrulla Fronteriza, así como para la seguridad del pueblo estadounidense.
“Ya hemos visto a estos grupos invadir por la fuerza las fronteras extranjeras y participar en actos de violencia cuando se enfrentan a esos gobiernos”, señala el documento.
El presidente Donald Trump busca dar un mensaje de fuerza contra los migrantes indocumentados, a quienes ha catalogado como los enemigos de su país.
Con ese pretexto, no solo ha aumentado el número de agentes de la Patrulla Fronteriza, sino que ha lanzado la operación “Patriota Leal” para la que ya ha desplegado a 5 mil 200 soldados a la frontera con México, según informó el Pentágono.
A los militares se unirán los cuerpos de defensa civil, que son personas comunes que, armadas, buscan proteger el territorio estadounidense de los migrantes indocumentados.
Uno de esos grupos son los llamados Minutemen, que operan en el estado de Texas, y que en sus redes sociales han convocado a patrullar la frontera con México para evitar lo que consideran una “inminente invasión”.
Aumenta seguridad; padecen mexicanos
Previo a las elecciones intermedias de este martes, Estados Unidos aumentó la presión contra los visitantes y habitantes en su territorio, tengan o no documentos.
La tensión ha llevado a que, incluso, las autoridades fronterizas cierren el paso por los puentes internacionales para evitar lo que consideran una invasión.
Uno de estos casos ocurrió en el puente fronterizo Paso del Norte, que divide a las ciudades de Juárez, Chihuahua, y El Paso, Texas, donde la semana pasada agentes de la Oficina Aduanas y Protección Fronteriza de Estados Unidos (CBP, por sus siglas en inglés) cerraron la circulación en el puente.
Según versiones de diarios locales, fue un simulacro en el que los agentes colocaron barricadas en los carriles del puente y, con armas de grueso calibre, cerraron el paso a los vehículos que buscaban pasar hacia EU, de forma legal.
Este ejercicio ocurrió luego de que hace una semana, decenas de migrantes de diversos países se apostaran sobre la banqueta del puente internacional para pedir refugio en Estados Unidos. En previsión de que pudiera ocurrir una entrada masiva de estas personas, las autoridades ensayaron cómo podían frenarlos.
El paso hacia y desde México también se ha complicado para otro tipo de viajeros.
Alejandro, un joven que viajó a Estados Unidos vía aérea la semana pasada para visitar a su familia en Texas, narró que al llegar a la zona de aduanas del Aeropuerto de Dallas Fort Worth, todos los pasajeros de origen latino fueron separados del resto y llevados a una oficina donde los interrogaron uno por uno.
Tras pasar el control migratorio normal, Alejandro fue conducido a una habitación donde estaban otras personas que habían viajado en el mismo vuelo que él, en la aerolínea American Airlines.
Minutos después, otros pasajeros de origen mexicano que llegaron en un vuelo de la aerolínea Interjet también fueron conducidos a la sala; incluso, en este caso, los miembros de la tripulación.
“Yo bajé del avión, pasé la máquina donde se escanean el pasaporte y la visa, y al terminar me formé en la línea para quienes tenemos visa. El agente me preguntó lo normal, cuánto tiempo iba a esta ahí, a qué iba; me tomó mis huellas, me tomó una fotografía, tomó mis papeles y me llevó a la otra oficina, donde ya había muchas personas esperando. Había familias y hasta mujeres solas con niños.
“Me llamaron por mi nombre en una ventanilla y ahí me hicieron muchas preguntas. Que si dónde vivía en México, con quién, si era casado, si tengo hijos, cuánto dinero traía, si tenía tarjetas de crédito; muchas cosas. Lo que me llamó la atención es que éramos todos los latinos que veníamos en el vuelo los que estábamos ahí, incluso, personas con residencia legal. Yo he viajado varias veces allá y nunca me había tocado algo así”, narró.
Tras más de una hora de espera y de hablar con dos agentes diferentes, logró convencerlos de que sólo iba de visita y lo dejaron pasar.
Connacionales que viajan a Estados Unidos con documentos en regla se han visto afectados por las medidas de seguridad implementadas por el país estadounidense
Otro caso fue el de Itzel, quien entró a EU a trabajar con su visa de turista, y cuyo permiso de 6 meses se venció hace algunas semanas, por lo que necesitaba salir a México para renovarlo y viajó la semana pasada en un auto con alguien que se dedica a transportar a personas de Estados Unidos hacia México; les llaman “raiteros”.
Ya había hecho ese viaje varias veces y nunca había tenido problema alguno, hasta que esta vez le avisaron al chofer que había un retén de la Patrulla Fronteriza revisando los autos que buscaban salir de Estados Unidos.
“El chofer se espantó y se paró unas calles antes. No sabíamos qué hacer, porque si nos agarraban, ahí nos iban a detener a todos.
“De repente alguien le llamó al raitero y le avisaron que en ese momento se podía pasar porque los policías (de la Border Patrol) estaban entretenidos haciendo otras revisiones. Así que se arrancó y nos pasamos; apenas la libramos”.
Al interior del país, en una comunidad a 800 kilómetros de la frontera con México, también se ha incrementado la vigilancia para detectar personas indocumentadas.
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