Estudiantes de la UNAM a la deriva por inseguridad
La Máxima Casa de Estudios vive su peor crisis en 20 años; a pesar de las jornadas de protesta, paros y toma de planteles para exigir solución a problemáticas como el acoso sexual y la inseguridad, las autoridades universitarias siguen sin dar respuestas concretas a las peticiones, mientras la incertidumbre aumenta cada día
Montserrat SánchezDurante los últimos cuatro meses de protestas en los diversos planteles de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), las mujeres estudiantes han alzado la voz para denunciar el acoso y la violencia sexual que se vive dentro y fuera de los salones.
Si bien las manifestaciones se han expresado de distintas formas –paro de labores o toma de salones-, la exigencia es la misma: erradicar las violencias sexuales y que haya consecuencias para los agresores.
La Facultad de Estudios Superiores (FES) Cuautitlán Campo 1 fue la primera sede en iniciar un paro en noviembre del año pasado.
De acuerdo con los estudiantes, tras presentar sus denuncias contra profesores y compañeros, las autoridades no procedían en las investigaciones e incluso en más de un caso, los alumnos mencionaron que la única sanción que los maestros recibían era un cambio de turno o de plantel cuando la demanda estudiantil era la destitución del docente.
Comentarios misóginos, propuestas indecorosas y fotografías sin su consentimiento es lo que vivieron algunas alumnas de Cuautitlán; por ello, el 24 de octubre se realizó un tendedero de denuncias.
Como muestra de su apoyo a la FESC, la Facultad de Filosofía también cerró sus puertas. Entre sus reclamos destacó la eliminación de murales en sus salones y la falta de apoyo a las mujeres que presentaban denuncias. Hasta ahora, es la escuela de nivel superior que más ha durado en paro de labores.
Protesta sin paro
Para organizarse y poder tener un espacio seguro para ellas, alumnas de la FES Aragón de la colectiva feminista tomaron un salón.
La lucha de las estudiantes comenzó desde el año 2018 con un tendedero de denuncias. Si bien no han hecho un paro de labores, han optado por otras formas de protesta como publicar en sus redes sociales a los maestros señalados de acoso para que las demás compañeras puedan elegir si tomar clase o no con él.
Además, las jóvenes afirmaron que han tenido que enfrentarse al Área de Jurídico que ya no quería recibir sus denuncias bajo el argumento de que no había pruebas contra los señalados o que las jóvenes perderían clases mientras hacían el proceso.
En enero, el colectivo de la Facultad denunció que un estudiante quiso obsequiarles una planta con una presunta bomba. La institución informó en un comunicado que se expulsó al alumno y que ya fue vinculado a proceso.
Estudiantes tienen que pagar para aprobar
A nivel medio superior, la Preparatoria 9 “Pedro de Alva” es la que más ha durado en paro, ahí, los jóvenes comentaron que no sólo denunciaban el acoso sexual de maestros y compañeros, también la corrupción que propiciaban los docentes, pues se sabía de maestros que presuntamente exigían dinero para que los alumnos pudieran pasar sus materias.
En entrevista con Reporte Índigo, Eduardo Betancourt, presidente del Tribunal Universitario, explica que para que haya una efectiva justicia para los alumnos deben de hacerse las denuncias con mucha precisión de a quién se le acusa, ya que de otra forma no podrían proceder por el principio de presunción de inocencia.
“Nosotros les garantizamos a las denunciantes que habrá confidencialidad y se les va a apoyar en todo el proceso, pero en muchas ocasiones hacen denuncias en forma genérica, dicen los maestros, necesitamos que nos apoyen con toda la información de quiénes han sido víctimas de este desdeñable hecho que es el acoso para que podamos actuar contra esos sujetos indignos de ser maestros de la Universidad”, asegura.
De acuerdo con Betancourt, hasta el momento hay 100 casos en los que se han rescindido contratos laborales a maestros y trabajadores y se ha expulsado a estudiantes que han acosado sexualmente y afirma que ya existe otra área para que las alumnas puedan interponer las denuncias.
“Sabemos que muchas veces las oficinas jurídicas de cada una de las escuelas no se comprometían lo suficiente para actuar contra profesores, pero hoy por hoy ya se constituyó un organismo distinto que será dirigido por mujeres para actuar en forma concreta contra los acosadores, así la comunidad debe de tener toda la confianza para denunciar los hechos”, explica.
También puedes leer: Presidente del Tribunal de la UNAM sugiere que Morena está detrás de paros
Exigencias distintas
Hace 21 años, en 1999, se llevó a cabo la huelga más larga que ha vivido la institución cuando estudiantes protestaron contra la imposición de cuotas, hoy a pesar de que los reclamos son distintos, los alumnos se han vuelto a organizar para que sus voces sean escuchadas.
Actualmente, 17 planteles de la UNAM se unieron al paro: la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales, Filosofía y Letras, Psicología, Trabajo Social, Arquitectura, Artes y Diseño, las Preparatorias 3, 5, 6, 9 y los Colegios de Ciencias y Humanidades en Oriente, Azcapotzalco, Sur, Vallejo y Naucalpan.
Estudiantes de prepas Retoman clases y condenan violencia
El viernes 7 de febrero, la Máxima Casa de Estudios informó a través de dos escuetos comunicados de prensa, que regresaron las instalaciones de las Prepas 4 y 8, por lo que se reanudarán clases este lunes 10 de febrero.
El 4 de febrero estudiantes de las Preparatorias 7 y 9 marcharon del Parque de la Bombilla hacia Rectoría para protestar por la violencia de género, los jóvenes pidieron que las autoridades salieran para entregarles un pliego petitorio, sin embargo, la propuesta de la comisión de Rectoría fue recibir los pliegos en el patio, a lo que los alumnos se negaron.
Tras la lectura de sus exigencias, otros manifestantes comenzaron a realizar pintas y lograron romper una ventana mientras trataban de prender fuego al edificio.
Ante los hechos, el rector de la UNAM, Enrique Graue, condenó los destrozos ocasionados en la Torre de Rectoría y anunció que ya se presentaron las denuncias ante las autoridades correspondientes para que se castigue a los responsables.
En un mensaje dirigido a medios de comunicación y a la comunidad universitaria, Graue explicó que el movimiento de mujeres exige una pronta solución a la violencia de género, sin embargo, dijo que ciertas demandas locales no pueden cumplirse sin el debido proceso al que todos los universitarios tienen derecho y sostuvo que Rectoría actuará con mesura y con firmeza.
“Nunca he tenido temor ni lo tendré, sé las limitaciones de la seguridad, pero conozco la fortaleza moral de la UNAM”, aseveró.
También puedes leer: Graue a manifestantes de la UNAM: “no escalaremos la violencia con más violencia”
Tierra de nadie
Desde hace tres años, la tranquilidad y seguridad de los estudiantes no solo se ha visto afectada por el acoso sexual, también por feminicidios, homicidios, narcomenudeo y agresiones por parte de grupos porriles que han invadido las prepas y universidades.
El 3 de mayo de 2017, el feminicidio de Lesvy Berlín conmocionó a la comunidad estudiantil.
La joven de 22 años fue encontrada colgada del cordón de una caseta de teléfono público a un costado de la Facultad de Ingeniería.
Como exigencia de justicia para ella y seguridad para cada una de las estudiantes dentro y fuera del plantel, al día siguiente se marchó en Ciudad Universitaria bajo el grito de “Lesvy somos todas” y “UNAM feminicida”.
Tras el crimen, la UNAM indicó que se reforzaría la vigilancia en las cercanías de la Ciudad Universitaria con patrullas del gobierno de la CDMX, principalmente en los accesos de avenida Universidad 3000, Cerro del Agua y el Metro Universidad, para garantizar la seguridad de los miembros de la comunidad.
Mara, estudiante de Ciencias Políticas, afirma que no existe ningún tipo de seguridad para que los alumnos puedan transitar dentro de CU.
“Era mi primer año cuando encontraron a Lesvy, tenía mucho miedo de venir a la escuela porque siempre pensaba que cualquiera podía entrar y agredirme, que nadie iba a hacer nada aun cuando estuviera en un área pública y ante los ojos de todos.
“Dijeron que pondrían seguridad pero no es cierto, a la fecha cuando vengo a clases está solo, no hay elementos de seguridad desde que sales del Metro y las patrullas universitarias a veces se quedan en la entrada y ya, no hay en las facultades o en las áreas verdes”, cuenta.
En febrero de 2018, las clases de la tarde de los jóvenes fue interrumpidas por una balacera que dejó como saldo dos muertos.
De acuerdo con las autoridades capitalinas, hubo un enfrentamiento armado dentro del anexo de la Facultad de Contaduría y Administración de la UNAM, lo que provocó la muerte de dos hombres de 20 y 29 años de edad quienes no eran parte de la comunidad universitaria.
El entonces procurador capitalino, Edmundo Garrido, detalló que los dos fallecidos acudieron al lugar de los hechos para comprar droga.
Un mes más tarde, las mujeres estudiantes denunciaron que una alumna de la Escuela Nacional de Trabajo Social fue agredida sexualmente en las instalaciones del plantel.
Ni el feminicidio de Lesvy, la agresión a una estudiante en sus instalaciones ni el narcomenudeo habían convocado a tantos alumnos a marchar como la exigencia de fuera porros de la UNAM en septiembre de 2018, mismos que atacaron con piedras, cohetones, bombas molotov y armas punzo cortantes a estudiantes del CCH Azcapotzalco y otros planteles que se manifestaban en forma pacífica en la explanada de Rectoría.
Las agresiones dejaron 14 estudiantes heridos, dos de ellos de gravedad: Emilio Aguilar Sánchez, alumno de la Preparatoria 6, y Joel Meza García, de Filosofía y Letras.
El asesinato de Aideé Mendoza en abril del año pasado en las instalaciones del CCH Oriente también le quitó la tranquilidad a la comunidad estudiantil, pues se les presentó ante ellos un escenario que jamás habían considerado: podían ser asesinados en los propios salones de clases.
Aideé perdió la vida en un aula del segundo piso del edificio P con un arma robada a un policía de la Secretaría de Seguridad Ciudadana (SSC), así lo informó Ernestina Godoy, fiscal General de la Ciudad de México.
Mariana, estudiante de la preparatoria 9, confiesa en entrevista que ir a la escuela se ha vuelto un acto de supervivencia.
También puedes leer: UNAM llama a retomar el diálogo con estudiantes de prepas 7 y 9
Luchar contra la violencia
Para poder resguardar la seguridad de cada uno de los alumnos de la UNAM, Betancourt propone cambiar el cuerpo de vigilancia de la institución por uno más serio y mejor capacitado.
De acuerdo con el titular del Tribunal Universitario, es necesario reconocer las propias fallas de la seguridad para poder avanzar y dejar atrás el mediocre sistema que actualmente tiene la Máxima Casa de Estudios en esta materia.
“He planteado la propuesta de poder crear un órgano de vigilancia de alto nivel y sobre todo respetable porque los vigilantes que hoy tiene la UNAM andan nada más paseando en patrullitas, huyendo del conflicto y han demostrado ser irresponsables en grado extremo, por eso urge contar con un cuerpo de vigilancia serio y que los agentes de la seguridad pública del Estado, si bien no pueden ingresar a las escuelas, que sí nos apoyen en la periferia de las mismas”, dice.
En cuanto a la violencia de género, Martha Tagle, diputada de Movimiento Ciudadano, reconoce que la Universidad sí ha dado respuesta pero ésta no será suficiente hasta que se escuche y se vaya de la mano con las exigencias de las alumnas.
“Las diferentes formas de violencia hacia las mujeres están presentes en la Universidad pero sí tiene solución. Me parece que la UNAM podría apoyarse de los académicos y atender de mejor manera este problema y no solo con una línea institucional como denunciar, investigar y sancionar a los culpables, primero hay que reconocer las demandas legítimas de los alumnos y priorizar el origen de las denuncias”, señala.