La tecnología se convirtió en una aliada más para la delincuencia. Aunque la extorsión es un ilícito común en México y va en aumento, los delincuentes exploran cada vez más el uso de artefactos tecnológicos para hacer creer a las personas que en realidad tienen a un familiar secuestrado o incluso logran intervenir líneas telefónicas para hacer llamadas que parezcan emitidas desde una instancia oficial.
La agencia dedicada a la Administración de Control de Drogas de Estados Unidos, (DEA, por sus siglas en inglés) lanzó una alerta hace unos días en la que explica que hay grupos delictivos haciéndose pasar por integrantes de dicho departamento y ofrecen evitar el arresto de personas a cambio de un depósito bancario.
“El público debe ser cauteloso con las llamadas de personas que se hacen pasar por empleados de la DEA para amenazar con arrestos y enjuiciamientos por supuestas violaciones de las leyes federales relacionadas con drogas”, explicó la agencia en un comunicado.
Héctor Robles, director general de FirstCall CSS, una empresa que brinda asesoría en materia de seguridad, afirma que el modus operandi de estos criminales está bastante documentado. Explica que los delincuentes acceden a información de redes sociales de sus víctimas y a veces hasta compran algunas bases de información privada que es robada de empresas, por ejemplo.
“Yo fui a un hospital hace un mes y la misma persona del hospital nos dijo ‘no reciban llamadas a su cuarto donde les pidan información. Si necesitamos información de ustedes nosotros venimos al cuarto. Si les llaman y les pasan una llamada directa seguramente es una extorsión.
“Hay una colusión en muchos temas, sobre todo cuando es en hoteles o en hospitales, alguien del estacionamiento o alguien de la recepción pasa los datos o nada más llaman al hospital y piden a la habitación tal y si el de la recepción no está debidamente capacitado va a pasar la llamada”, explica el experto.
Robles comenta que es hasta ridículo pensar que la DEA te va a avisar antes de ir a detenerte, pero hay gente que lo cree.
“Si es alguien de la policía no te van a hablar por teléfono, van a venir a tu casa en una patrulla y te van a decir qué es lo que está sucediendo y va a haber una orden. La DEA no hace eso por teléfono, es un poco la ingeniería social de estas personas, después de que pasan las cosas lo que hay que hacer es denunciar. Hay algunos casos en que te dicen que hay una emergencia, y si es una emergencia por qué no llamaste al número de emergencias de la policía, por qué me hablas a mí para avisarme de ese tipo de cosas”, ejemplifica.
Para cometer una extorsión, los delincuentes son capaces de formular una gran cantidad de historias, el experto recomienda que esta posibilidad siempre debe ser comentada entre los integrantes de la familia para que, el día que suceda, sepan cómo reaccionar.
“El discurso cambia pero el modus operandi es el mismo. Lo que ha pasado en Estados Unidos, de lo que hemos sabido, es que les dicen que su familiar en México está secuestrado o que lo van a matar, hacen un secuestro virtual o el pariente que quiere ir allá pide que le manden dinero: ‘soy tu primo’”, refiere el especialista.
Héctor Robles indica que en ocasiones la extorsión se convierte en un secuestro virtual, pues identifican en un núcleo familiar a una persona de la familia vulnerable -como lo puede ser un adulto mayor- y la amenazan para quedarse incomunicada.
“Aquí lo importante es que las campañas de prevención de la extorsión vía telefónica se comuniquen mucho más. Son más los hombres los que caen a comparación de las mujeres, aunque el número de mujeres que son víctimas de este delito se duplicó, pero es muchísimo mayor el número de hombres que son engañados en este tipo de cosas y es porque aprietan esos botones de pánico y no saben qué hacer”, explica el especialista.
El problema de la extorsión se incrementó de manera alarmante en el país a pesar de las campañas gubernamentales y mecanismos para evitarlo. Cifras del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SNSP), revelan que 2019 es el año con mayor número de víctimas con 9 mil 4 casos, número 31 por ciento mayor en comparación con 2018, cuando 6 mil 895 personas fueron afectadas por este ilícito. Entre enero y agosto de 2020, la autoridad enlista 5 mil 629 casos.
La información difundida por la DEA muestra que esta práctica ilegal se extiende a Estados Unidos de manera acentuada, mientras que en México se han encontrado hasta centros de comunicación dedicados a este delito al interior de centros de reclusión.
“En el país se han registrado 14 tipos distintos de extorsionar y digamos que el discurso de los delincuentes que mencionan ser la DEA es diferente. En México lo hacen diciendo que son de alguna Fiscalía estatal o de la Policía Federal. Son típicas las llamadas a los hoteles, cuando uno llega a un hotel lo llaman diciendo que la placa de su coche está registrada en una investigación o es robado”, explica el especialista en seguridad.
Lo importante, considera Héctor Robles, es identificar que existe una forma de operar de los delincuentes para hacer creer a las víctimas que están en un problema o pueden recibir un premio a cambio de un depósito bancario.
No solo lo hacen suplantando a un agente de la DEA o a una Fiscalía local, es común que hagan llamadas diciendo que son funcionarios de la Secretaría de Hacienda, supuestos ejecutivos bancarios que llaman para decir que hubo una falla en el sistema y necesitan un número de identificación personal (NIP) o, incluso, llamadas que informan de un supuesto premio -como una casa o una camioneta- y para entregarlo requieren dinero para hacer trámites.
“Los modus operandi ya son muy conocidos y nada más se pasan a un país donde son un poco más ingenuos que nosotros en este momento. No están acostumbrados, es un mercado nuevo, pero lo están haciendo.A uno como mexicano puede que no nos sorprenda que suceda. Aquí lo interesante es ver desde dónde hacen las llamadas porque a veces las llamadas salen desde reclusorios o casas”, agrega el experto de FirstCall CSS.
Extorsión en carne propia
Mario salió de su hogar, se dirigía a la tienda a comprar algo para la comida pero ya no regresó.
Al teléfono celular de su hija se comunicó un supuesto secuestrador y dijo que lo tenía a él y a algunos de sus amigos, le requirieron 300 mil pesos a cambio de respetar su vida.
“Empezamos a preguntar entre vecinos, entre familiares si lo habían visto. Él no contestaba su celular y después recibimos una llamada del extorsionador. La recibieron mis hermanos y luego me llamaron a mí”, explica Marco Antonio, quien negoció al presunto secuestro de su padre.
Marco Antonio solicitó una prueba de vida de su padre y de forma sorprendente lo escuchó a través de la bocina.
“Cuando pedimos una prueba de que si era él nos lo comunicaron. Hola, Marco, ¿cómo estás? Yo hablé con mi papá, le pregunté que dónde estaba y se escuchó como si le arrebataran el teléfono, y colgaron el teléfono. Ellos nos volvieron hablar y nos dijeron: ‘ya tienes tu prueba’. Ahí fue cuando nos dio más miedo y creímos que sí estaba secuestrado realmente”, relata.
La sospecha de que su padre no estaba secuestrado fue cuando después de que habían solicitado 300 mil pesos para reunirlos en tres horas, los supuestos plagiarios se bajaron a 50 mil pesos.
El padre de Marco Antonio apareció hasta las 19:00 horas en un taxi afuera de su casa. En realidad, recibió una llamada en donde lo amenazaron con matar a sus hijos si no se dirigía a un parque cercano a su domicilio.
“A él lo tuvieron dando vueltas en el Parque Hidalgo, en León (Guanajuato), y le advirtieron que donde colgara nos iban a matar, le dijeron ‘en cuanto nos cuelgues el teléfono ya sabemos dónde vives y vamos a matarlos. Tú vives con tal y tal persona’. Le nombraron a los que vivían en mi casa y por eso mi papá se asustó mucho.
“Lo que realmente hicieron estos canijos es que intervinieron el teléfono de mi papá y vieron los contactos y cometió un error muy grave, tenía, por ejemplo: ‘Hijo Alfredo’, ‘Hijo Toño’, ‘Hijo Mario’, ‘Nuera Judith’, entonces ahí los extorsionadores se dieron cuenta de la familia que tenía en su teléfono”, comenta.
A la familia los asesoró un especialista dedicado a prevenir secuestros pero, de no hacerlo así, quizás hubieran entregado algo de dinero. A Marco Antonio le sorprende la capacidad de los delincuentes en el uso de la tecnología.
Entre enero y agosto de 2020 el SNSP registró 5 mil 629 víctimas de extorsión
“A mi papá lo estuvieron entreteniendo a través de un teléfono. Mi papá estaba hablando con ellos por teléfono y cuando nos lo pasaban a nosotros intervenían las líneas, las cruzaban, como una llamada de tres o cuatro personas. Nosotros escuchábamos a mi papá por teléfono, pero eran segundos”, detalla.