Estado de México y Coahuila, la lucha por las últimas trincheras del PRI

El Estado de México y Coahuila son los últimos bastiones que retiene el PRI y los cuales estarán en juego el próximo año. Para conservarlos, el Revolucionario Institucional debe fortalecer la coalición Va por México, escuchar a su militancia y aprender de lo vivido en las elecciones del 5 de junio pasado, donde perdió Hidalgo y Oaxaca
Noemí Gutiérrez y Ernesto Santillán Noemí Gutiérrez y Ernesto Santillán Publicado el
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Tras perder un bastión histórico como el estado de Hidalgo, el cual no conocía la alternancia, y de ser incapaz de retener Oaxaca ante la fuerza de Morena, el Partido Revolucionario Institucional (PRI) ya mira hacia sus siguientes desafíos: la renovación de las gubernaturas en Coahuila y el Estado de México en 2023, las cuales definirán el futuro de lo que alguna vez fue el instituto político más dominante del país.

En ambas entidades, los actuales gobernadores de extracción priista, Miguel Ángel Riquelme y Alfredo del Mazo, respectivamente, lograron ganar la elección de 2017 por un estrecho margen ante sus competidores, sin embargo, el acelerado avance del Movimiento de Regeneración Nacional y la falta de credibilidad en el tricolor, dificultan que la hazaña de hace cinco años se vuelva a repetir, dejando sus últimos bastiones vulnerables a una conquista guinda.

Para analizar el tema, Reporte Índigo entrevistó tanto a militantes del Partido Revolucionario Institucional como a especialistas en la materia, quienes concuerdan en tres cosas: el PRI debe ser autocrítico, debe escuchar a su militancia y debe encontrar una nueva narrativa que los haga atractivos para el electorado.

Enrique de la Madrid, quien fue secretario de Turismo con el expresidente Enrique Peña Nieto, y hoy funge como director del Centro para el Futuro de las Ciudades del Tecnológico de Monterrey, afirmó que luego de que la oposición solo ganó dos de seis gubernaturas en la elección del 5 de junio, el PRI tiene que hacer un ejercicio de autocrítica.

“No hay que hacer parecer las derrotas como victorias, que seamos autocríticos, que reconozcamos desde la oposición que los resultados no van bien, que así no podríamos generar una alternativa atractiva y que hay que ponerse a trabajar es clave para mejorar rumbo a 2023 y 2024”.

Además, advierte que “si se perdiera el Estado de México y Coahuila, prácticamente se eliminan las posibilidades de tener una propuesta alternativa de país”.

Respecto a esta debacle que ha venido sufriendo el Partido Revolucionario Institucional desde hace por lo menos cinco años, Fernando Ojesto Martínez Manzur, Maestro en Derecho por la Universidad de Columbia en la ciudad de Nueva York y consultor internacional en materia electoral, explica que son varios los factores que han ocasionado la debilidad institucional del PRI.

“Lo que ha pasado con el Revolucionario Institucional los últimos años es que no ha sabido mantener a sus cuadros y ese voto duro que siempre tuvo y lo caracterizó.

“Primero, porque ha habido una fuga impresionante de militantes. Si vemos a los candidatos de Morena, la gran mayoría son de origen priista.

“En segundo lugar, el PRI dejó de escuchar a su militancia. La dirigencia nacional ha tenido muchos problemas y no ha logrado captar el apoyo de sus integrantes. La dirigencia es un coto de poder y desde ahí se toman todas las decisiones del partido sin consultar a sus bases, que era una de sus principales fortalezas.

“Por último, no ha logrado sacudirse su pasado de encima y quitarse esa fama de ser el partido más corrupto, pues no han alcanzado una narrativa que les permita construirse una nueva imagen entre la ciudadanía, especialmente con los votantes más jóvenes”
Fernando Ojesto Martínez ManzurMaestro en Derecho por la Universidad de Columbia en la ciudad de Nueva York y consultor internacional en materia electoral

Señal de alarma en Estado de México y Coahuila

Para el experto en materia electoral, la experiencia vivida el pasado 5 de junio debe ser una señal de alarma muy clara para la oposición, pero principalmente para el tricolor, partido que debe aprender de la situación del PRD, uno de sus principales aliados y el cual actualmente se quedó sin una sola gubernatura al perder Quintana Roo.

De seguir perdiendo territorios, el partido que encabeza Alejandro “Alito” Moreno, podría perder su estatus como una de las principales instituciones políticas del país, situación de la cual sería muy complicado regresar

“El 2022 fue una señal de alarma muy clara, se tienen que poner de acuerdo con su dirigencia nacional, la cual no ha cumplido con los objetivos. Si en el 2023 se le van sus bastiones del Estado de México y Coahuila, será muy complicado que en 2024 puedan dar la batalla”, dice Ojesto Martínez Manzur.

Con el pobre trabajo de la dirigencia nacional coincide Enrique de la Madrid, quien dice que para que el PRI pueda recuperar su músculo, necesita hacer ejercicio y no cerrarse.

“Hay que hacer ejercicio para que los músculos se fortalezcan, hay que mejorar la narrativa y acercarse con la gente, ser más incluyente, oír a más personas, cuando las cosas no van bien te tienes que abrir en lugar de cerrarte, salir y preguntar qué se está haciendo mal y qué se podría hacer mejor, eso es lo que hay que hacer”.

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