Las estafas en la oferta de educación musical en línea rondan entre los mil y los cinco mil pesos; sin embargo, enganchan a miles de víctimas al año. Foto: Especial

Escuelas de música ‘patito’ estafan y venden datos de capitalinos

Las escuelas de música “patito” enganchan, defraudan y venden los datos personales de cientos de capitalinos cada año con total impunidad, sus víctimas pagan cursos en línea con la esperanza de certificados con “validez oficial” que nunca llegan, o que se entregan con sellos apócrifos de dependencias locales y federales. Este tipo de estafas agrandan […]

Las escuelas de música “patito” enganchan, defraudan y venden los datos personales de cientos de capitalinos cada año con total impunidad, sus víctimas pagan cursos en línea con la esperanza de certificados con “validez oficial” que nunca llegan, o que se entregan con sellos apócrifos de dependencias locales y federales.

Este tipo de estafas agrandan el catálogo de fraudes digitales que se cometen en la actualidad. Sin embargo, aunque cada año suman miles de víctimas, todavía no figuran en los registros oficiales. 

Según datos del Consejo Ciudadano para la Seguridad y Justicia (CCSJ) de la Ciudad de México (CDMX), las modalidades de fraudes digitales identificadas en los últimos años son por compraventa en internet, con el 26 por ciento de los casos; financieros, con el 20 por ciento; los fraudes de “persona lesionada”, el 19 por ciento; 15 por ciento por trámite; 9 por ciento de “ganador de premio”; y el 7 por ciento los conocidos como de “pariente de visita”.

De acuerdo con el CCSJ, los montos de estos tipos de fraude digital rondan entre los 2 mil 500 y llegan hasta los 10 mil pesos.

No obstante, la oferta fraudulenta de diplomados de educación musical se ha popularizado en el último lustro, particularmente a raíz del boom del teleaprendizaje que dejó el confinamiento de la pandemia de Covid-19, y en nuestro país opera aprovechándose de las aspiraciones artísticas de los jóvenes.

En contraste con los fraudes digitales convencionales, las estafas en la oferta de educación musical en línea rondan entre los mil y los cinco mil pesos, pero cada año logran enganchar alrededor de 2 mil víctimas, con cursos que llegan a tener 400 alumnos por maestro.

¿Cómo estafa el Cemucver?

Gerardo ―a quien llamamos así para proteger su identidad por temor a represalias― tiene 32 años, es productor y beatmaker conocido en la escena del rap de la CDMX, hace un año decidió comprar un curso en línea para mejorar sus habilidades musicales y, de paso, obtener un certificado con validez oficial de la Secretaría de Educación Pública (SEP) y del Sistema Nacional de Competencias el Consejo Nacional de Normalización y Certificación de Competencias Laborales (Conocer).

Sin embargo, pronto se daría cuenta que había caído en una estafa conocida como “Cemucver Instituto de Ciencias y Artes“, misma que lleva operando siete años, y que acumula miles de víctimas en la CDMX y en otras entidades del país.

“Es un fraude, te prometen ciertas cosas y nomás nada. Primero haces un pago y te ofrecen una constancia de finalización ante la SEP, acceso directo a la plataforma de manera permanente, y validez ante el Conocer, pero nada de eso es verdad, es pura mentira, lamentablemente mucha gente ha caído, y eso es todos los años”, relató a Reporte Índigo la víctima que habita en la alcaldía Cuauhtémoc.

Cuando Gerardo descubrió que había sido estafado, se dio cuenta de que no era el único y que existía toda una comunidad de víctimas que no han podido hacer nada ante los abusos de Juan Manuel Mendoza Delgado, director del Cemucver, a quien señalan como el responsable de toda la operación.

“Hemos investigado a esta persona, y no aparece,  la dirección incluso de la escuela, que es de Veracruz, resulta que es un terreno baldío. Queremos que si no nos devuelven nuestro dinero, pues que al menos se sepa que esta escuela es fraudulenta”, agregó la víctima.

Modus operandi del fraude del Cemucver

Cada año, el presunto “Instituto de Ciencias y Artes” ofrece cursos especializados en temas como ilustración y storytelling, musicoterapia multidisciplinaria, orquestación sinfónica y music business, entre otros, a través de redes sociales como Facebook  e Instagram, y en la página cemucver.com, donde se dicen respaldados por la SEP, la Red Conocer y la Secretaría de Educación de Veracruz, a pesar de que en ninguna de estas instancias existe registro del Cemucver.

Las víctimas se enganchan por la oferta académica, la promesa de certificación y los costos que llegan a ser accesibles comparados con instituciones que dan clases presenciales. Lo primero al establecer contacto se basa en la obtención de los datos personales de las víctimas,  y después se les pide el pago.

Una vez que esta operación se completa se les otorga su matrícula para el curso y los datos para que puedan acceder a la plataforma. No obstante, los cursos pueden tardar meses en iniciar, la plataforma se cae constantemente, y estos se ofrecen por páginas dedicadas a la venta de boletos.

Quienes logran sobreponerse a pretextos de los administradores del Cemucver, se mantienen firmes en la exigencia de sus certificaciones, pero lo único que obtienen son largas, bloqueos en distintas redes sociales y grupos de WhatsApp.

Mientras que la presunta institución artística aprovecha para cambiar su logo, redes sociales, página web, e inicia nuevamente convocatorias para estafar a la nueva generación.

“Queremos que no caiga más gente, en realidad vivir de la música luego no es un ingreso que tengamos seguro, y ponemos nuestro esfuerzo, nuestro tiempo y parte de nuestro dinero, y que nos hagan eso pues creo que está mal”, agregó Gerardo.

Aunado a esto, las víctimas de este tipo de estafa, aseguran que sus datos personales son vendidos por el Cemucver y usados con otros fines fraudulentos. “Cuando nos pidieron la información para el certificado que nunca recibimos, nos pidieron comprobante de domicilio, el INE y acta de nacimiento. Todos confirmamos que después nos empezaban a llamar promocionando cosas y ofreciendo préstamos”, explicó el productor y beatmaker de 32 años.

Hasta el momento las víctimas han presentado quejas ante la Procuraduría Federal del Consumidor, y denuncias ante el Ministerio Público sin que éstas hayan surtido efecto.

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