Entre sombras

Ha sido sin duda el candidato más carismático que ha tenido la izquierda, sus niveles de popularidad eran imbatibles y fue el tanque de oxígeno del PRD en las pasadas elecciones que ganó con el 63.56 por ciento de los votos.

Pero eso parece haber quedado en el olvido. A los 100 días de haber asumido el cargo de jefe de Gobierno del Distrito Federal, Miguel Ángel Mancera se enfrenta a un panorama muy distinto.

Jonathan Villanueva Jonathan Villanueva Publicado el
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Recibió el primer revés cuando legisladores de su mismo partido rechazaron sus propuestas en materia hacendaria y presupuestal
Por primera vez, los perredistas han manifestado en público su rechazo a la política del jefe de gobierno capitalino y le acusan de cercanía a Peña Nieto

Ha sido sin duda el candidato más carismático que ha tenido la izquierda, sus niveles de popularidad eran imbatibles y fue el tanque de oxígeno del PRD en las pasadas elecciones que ganó con el 63.56 por ciento de los votos.

Pero eso parece haber quedado en el olvido. A los 100 días de haber asumido el cargo de jefe de Gobierno del Distrito Federal, Miguel Ángel Mancera se enfrenta a un panorama muy distinto.

Por primera vez, desde que fue ungido como mandatario local, los grupos de poder dentro del partido del sol azteca han manifestado públicamente el rechazo a sus políticas.

No es nuevo, el conflicto está presente desde el primer día de su mandato y todavía no está claro cuál será el sello característico de esta administración.

El balance de sus primeros 100 días de gobierno se resume en un cúmulo de promesas y pocas acciones de gobierno que le diferencien de su antecesor, Marcelo Ebrard.

Incluso ha tenido que sortear el embate de algunas decisiones polémicas como la detención de una jauría de perros y las reformas del Código Penal que permitieron la liberación de los “anarquistas” que ocasionaron los disturbios del 1 de diciembre.

Por eso, la gestión del candidato más popular de la izquierda está empañada y amenaza con desembocar en una crisis mayor, de acuerdo con los especialistas en comunicación política.

El origen

El 5 de diciembre pasado, Miguel Ángel Mancera Espinosa dio la sorpresa: formó un gabinete desmarcado de las tribus perredistas, sin cuotas de poder y con libertad para gobernar.

El manotazo fue tempranero y provocó la furia de las huestes del sol azteca que impulsaron su candidatura, sobre todo de Izquierda Democrática Nacional, de René Bejarano.

La composición del gabinete fue similar a la del gobierno federal, con cabida para todas las expresiones de poder, y fue el primero en reconocer a Enrique Peña Nieto como presidente de la República.

A los líderes del PRD les dio solo una secretaría y, desde entonces, cerró las posibilidades de negociación.

Tras esta decisión, las tribus perredistas en la Asamblea Legislativa del Distrito Federal (ALDF) le cerraron el paso y se dedicaron a sabotear todas las medidas del Antiguo Palacio del Ayuntamiento.

El jefe de Gobierno recibió el primer revés de este sexenio, cuando sus propuestas en materia hacendaria y presupuestal, recibieron un rechazo tajante de sus propios legisladores por cuatro asuntos fundamentales: la propuesta de poner en marcha un impuesto al alumbrado público, el aumento del pago del predial, los recortes a las 16 jefaturas delegacionales que propuso el Gobierno del Distrito Federal (GDF) y la reducción del subsidio a la tenencia vehicular.

El grueso de los asambleístas no solo votó en contra, sino que promovió una campaña mediática para resaltar las pretensiones de la administración central y generar una imagen negativa de Mancera Espinosa.

Por esa razón los perredistas en la ALDF permitieron el golpeteo del Partido Acción Nacional contra esas políticas de gobierno, incluso en algunos casos acompañando sus observaciones.

Es así como el distanciamiento entre las tribus y el jefe de gobierno esta más que cantado y no se ve forma de que la relación se recomponga.

El cónclave 

La semana pasada se llevó a cabo una reunión a puerta cerrada entre los líderes del PRD. Todos se atacaron, pero salió a relucir el tema del acercamiento entre Miguel Ángel Mancera y el presidente de la República.

Por eso, la Comisión Política Nacional del PRD reclamó a Mancera su distanciamiento del partido y su cercanía a Enrique Peña Nieto.

El dirigente estatal del sol azteca, Manuel Oropeza, llegó a exigir al mandatario capitalino que no utilice la reforma política del Distrito Federal como moneda de cambio en las negociaciones de la reforma energética, un hecho que fue reflejado en la prensa nacional.

En declaraciones, Jesús Zambrano, dirigente nacional de ese órgano político, dijo que en esa reunión “se expresó la necesidad de establecer una mesa de trabajo del PRD nacional, estatal y el propio gobierno de la ciudad para lo que debe ser la Reforma Política del DF”.

En respuesta, Mancera Espinosa se comprometió a acompañar al partido en algunos Estados donde se celebrarán elecciones el próximo 7 de julio y sumarse a las movilizaciones contra la reforma energética.

Cuando parecía haber sorteado todos los obstáculos de la reunión, el jefe de gobierno salió y fue cuestionado sobre las declaraciones de Marcelo Ebrard en el sentido de que el PRD y sus gobiernos mantienen una cercanía con Peña Nieto y el PRI.

La respuesta fue escueta pero suficiente para denostar a su antecesor: “Yo no tendría ninguna polémica con el licenciado Ebrard, él está haciendo política, ya ahora no es el jefe de Gobierno, yo soy el jefe de Gobierno y tengo que estar concentrado en mi trabajo diario”.

Mientras que la ceremonia oficial para conmemorar los 100 días está programada para mañana o pasado, y en espera de que Mancera presente un informe sobre su gestión, este es el balance al que se enfrenta el GDF.

La seguridad, el talón de Aquiles

Para el especialista en Comunicación Política de la UNAM, Gerson Hernández, el verdadero talón de Aquiles de los primeros 100 días es la seguridad de la capital.

“El principal frente abierto que tiene el gobierno de Miguel Ángel Mancera es la inseguridad, las encuestas lo identifican como el principal problema del DF.

“Ejemplos de este tema es lo ocurrido en la delegación Iztapalapa, las campañas de despistolización, que fue una estrategia reactiva a lo ocurrido en un cine en Iztapalapa y la jauría de perros.

“El trato opaco a la información del operativo del primero de diciembre, y las liberaciones de los encapuchados que ocasionaron los desmanes el primero de diciembre de 2013 también lo dejan mal parado”.

Considera que la forma de gobernar contrasta mucho con su trabajo en la procuraduría, donde en 100 días se desmembraron unas 250 bandas criminales relacionadas con diversos actos ilícitos, como secuestros y robos y se capturó a más de un millar de sus integrantes. 

“Y esto nos habla de que no han permeado los temas que quiere posicionar en la agenda de los medios”. 

La marca y los logros

Aunque ha trabajado por dejar su propio sello, el gobierno de Miguel Ángel Mancera no ha logrado librarse de la esencia de su antecesor. Entre sus escasos logros están:

>Tomar la bandera de la Reforma Política del Distrito Federal a través de un acercamiento al gobierno federal

>Cambiar el nombre de la Red Ángel a Capital Social, aunque en términos generales la función del proyecto que emprendió Andrés Manuel López Obrador es la misma.

>Cambiar el logotipo de su administración 

>Crear la figura de City Manager, un cargo que duplica las funciones de otras dependencias.

>Convertir el Instituto Técnico de Formación Policial (ITFP) en la Universidad de la Policía para profesionalizar a sus miembros.

Respecto a la ampliación de la Línea 12 del Metro, la creación de 10 líneas del Metrobús, el plan maestro de Iztapalapa y demás proyectos son hasta ahora, promesas de campaña.

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