Vistos como espejos, los gastos de los penales en México arrojan que la necesidad de los internos se concentra en la salud.
Las compras de medicamentos pasaron de más de 46 mdp en 2019 a 221.8 mdp en 2020. La pandemia por COVID 19 fue un factor para que esta erogación se incrementara, pero aun sin considerarla, ese año se habrían gastado 145.6 mdp en medicinas.
Además de la atención al COVID-19, durante 2020 se compraron medicamentos para hepatitis, hemofilia así como tratamientos hematológicos y de cáncer. Para las enfermedades psiquiátricas se destinó sólo una compra de 89 mil 884 pesos; es decir, ni siquiera el 1 por ciento.
Si bien hace dos años las compras de medicinas aumentaron de manera exponencial, en 2021, a pesar de que la población carcelaria aumentó, las compras de medicinas se redujeron a 27.2 mdp
Ese mismo año, cuando las variantes Delta y Ómicron propiciaron dos nuevas olas de la pandemia, las adquisiciones se concentraron en material de curación. Entre los contratos no se encuentra ningún registro referente al COVID-19.
En 2021, dos cirugías realizadas en el Cefereso 18, significaron una erogación de 120 mil pesos. Una fue de pterigion (un color rojo acentuado en las córneas) y otra fue una septoplastia (corrección del tabique nasal). La primera estuvo a cargo del laboratorio RAAM de Sahuayo y la otra de Gams Solutions S.A. de C.V.
En cuanto a medicamentos para la salud mental, en 2021 tampoco quedó registrado ningún contrato.
En lo que va de 2022, el gasto en medicinas fue de 12.2 mdp que, como en los dos años anteriores, se concentró en “bienes terapéuticos” y material de curación. Si se siguen los contratos de PRS, la salud mental no fue atendida con fármacos, como tampoco otros padecimientos como la hepatitis o la hemofilia que en 2020 significó algunas erogaciones.
Estos datos son para Nayomi Aoma, la coordinadora del Programa de Sistema Penitenciario y Reinserción Social de la organización Documenta, un ejemplo fiel de que el gasto del sistema penitenciario no está asociado con las condiciones de estancia digna.
La especialista ejemplifica con un dato arrojado por la Encuesta Nacional de Población Privada de la Libertad del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi): en el Cefereso 14 sólo el 20 por ciento de las mujeres de la población carcelaria tiene acceso a medicamentos.
En cuanto al mantenimiento, la vigilancia y la alimentación, los gastos fueron poco notorios en 2019, pero en los años siguientes se dispararon.
Si hace tres años sólo quedó registrado un contrato por dos millones 58 mil 189 pesos en mantenimiento, en 2020, ese gasto fue de 329.9 mdp por cinco contratos. Para 2021, esa erogación fue de 226 millones 588 mil 484 pesos por 11 contratos.
La vigilancia no tiene contratos registrados en 2019 como tampoco en 2020. Pero en 2021, ese concepto significó 339.7 mdp por dos contratos con Boston Medical Device de México y Mex Médica S.A. de C.V.
En 2022 se firmó otro por 22.2 mdp con el Servicio de Protección Federal.
Para la alimentación en los penales de México no hay compras registradas en 2019. Pero en 2021, hay un contrato por más de 79 mdp. En 2020, hay cuatro que suman 6.8 mdp con Peeknology de México. En 2022, no hay ninguno registrado.
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