Dentro del bar Sabino Gordo un grupo de albañiles sigue el ritmo de una radio que rasga las notas de una canción de Los Cadetes de Linares: ya la fuente se secó/ el canario ya murió/ pero aquí no hay novedad.
Como si se tratara de eliminar cualquier evidencia, el mencionado centro nocturno hoy luce remodelado y casi como nuevo.
Atrás quedaron los impactos de bala que permanecieron en la fachada por más de cuatro años luego de que el Cártel del Golfo atacó al de Los Zetas.
En esa ocasión se registraron 21 personas muertas, víctimas de una ola violenta provocada por el crimen organizado.
Fue la noche del 8 de julio del 2011 cuando el Cártel del Golfo abrió fuego en contra del bar Sabino Gordo, aparentemente controlado por Los Zetas y en donde, según confirmó el Gobierno del estado días después, era punto de venta y distribución de droga.
A raíz de estos hechos se inició un operativo en el que se clausuraron bares y centros nocturnos, principalmente ubicados en la calle Villagrán y sus alrededores, donde pululan los negocios de giro negro.
El operativo fue encabezado por Fernando Larrazabal, quien entonces era el alcalde del Ayuntamiento de Monterrey.
La radio no deja de sonar mientras al mismo tiempo se escucha el cincel y la pala: quisiera que me hicieras mucha falta/ y gritarte que regreses/ pero aquí no hay novedad/ No… No te preocupes por mí/ aquí todo sigue igual/ como cuando estabas tú.
El interior y exterior del Sabino Gordo es preparado por los albañiles para su próxima reapertura, aunque de momento se desconoce la fecha.
Y legalmente puede hacerlo: el Municipio de Monterrey y el Gobierno del estado en ningún momento retiraron la anuencia y licencia para la venta de alcohol, respectivamente.
“Hay establecimientos que están en remodelación, y uno de ellos es el Sabino Gordo”, declaró Jesús Hurtado, secretario de Ayuntamiento de Monterrey.
“Hoy por hoy tiene licencia de alcohol. El Sabino Gordo, donde hubo una tragedia muy importante hace cuatro años, estuvo asegurado por la PGR en un principio.
“Y luego posteriormente los mismos dueños de este establecimiento decidieron mantenerlo cerrado a pesar de que tienen las licencias correspondientes”.
Las carretillas con arena entran y salen de una puerta a un costado del Sabino Gordo, sobre la calle Carlos Salazar.
Los albañiles trabajan desde temprano para dejar listo el centro nocturno.
Reporte Indigo lo constató al realizar durante varios días un recorrido por la zona, que destaca por ser peligrosa para los vecinos.
Ellos dicen que a pesar de los supuestos operativos, la inseguridad se mantiene en Villagrán y sus alrededores, donde tampoco hay novedad.
“Ahí están trabajando (en el Sabino Gordo). Hasta parece que ya se les olvidó que ahí mataron mucha gente”, dijo un vecino que optó por el anonimato.