En Quintana Roo, su gobierno y población hacen frente a la pandemia por Covid-19 y a la temporada de huracanes con medidas de prevención y acciones que salvaguarden vidas y permitan una rápida recuperación; en el primer caso, es una carrera de maratón y en el segundo, una prueba de velocidad.
Aunque el virus SARS-CoV-2 es invisible y los huracanes pueden observarse antes de su formación, ambos requieren de hábitos y, sobre todo, de la solidaridad y unidad entre población y gobierno encabezado por Carlos Joaquín.
De acuerdo con el gobierno quintanarroense, la cultura de huracanes ha sido adoptada por la mayoría de la gente, mientras que en el caso de la emergencia sanitaria es parecido, aunque el tiempo es más prolongado.
En esa larga distancia que se debe recorrer, el gobierno de Quintana Roo ha impulsado como política pública una cultura de hábitos y medidas con el fin de hacer a la población más apta para convivir con el virus, reducir el riesgo de contagiarse mientras dure la pandemia y permitir la reactivación económica, la cual sólo es posible cuando se descartan nuevos confinamientos.
Los hábitos más esenciales para avanzar en esta justa son usar cubrebocas, guardar una distancia física de metro y medio como mínimo, lavarse continuamente las manos y limpiar superficies y objetos con gel antibacterial.
Aunque el SARS-CoV-2 sólo puede verse a través de un potente microscopio, la población debe entender que su existencia nos obliga a extremar medidas de protección por más tiempo que las que adoptamos frente al paso de un huracán, a fin de que bajen los contagios, no haya picos, puedan ir abriendo empresas e industria y la gente recupere sus ingresos.