En pos de los derechos ambientales de los niños

Las consecuencias del cambio climático y la contaminación generalizada serán especialmente una carga para la niñez, población que pocas veces es tomada en cuenta por parte de las autoridades a la hora de combatir los efectos de esta emergencia mundial
Elizabeth González-Manrique Elizabeth González-Manrique Publicado el
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Niñas, niños y adolescentes se enfrentarán hacia 2050 a olas de calor cada vez más frecuentes e intensas, así como a otros efectos en materia de salud y economía debido a la inacción de los gobiernos del mundo ante el cambio climático.

El Comité de los Derechos del Niño de las Naciones Unidas pugna para que las administraciones de varios países velen por los derechos ambientales de los menores de edad.

De acuerdo con la Oficina de Derechos Humanos de la Organización de las Naciones Unidas, los menores de edad tienen un mayor riesgo que los adultos de ser afectados por problemas ambientales, sin embargo, este sector pocas veces es tomado en cuenta.

Es por ello que 16 mil 333 niñas y niños de 121 países participaron en el desarrollo de la Observación General 26 (OG26) sobre “Los derechos del niño y el medio ambiente, con especial atención al cambio climático”.

Los efectos en la niñez

Especialistas explican que aunque el calentamiento global es uno de los efectos más claros del Cambio Climático, otras de sus consecuencias son: las afectaciones físicas, es decir, lo que va a ocurrirle al clima y a los ecosistemas, impactos a la población, a la economía y a la infraestructura.

La contaminación del aire y del agua, así como la exposición a sustancias tóxicas, causan anualmente 1.7 millones de muertes de niños menores de cinco años y contribuyen a aumentar la incidencia de enfermedades y discapacidades que permanecerán durante toda su vida, así como a la mortalidad temprana.

De acuerdo con el Relator Especial sobre Derechos Humanos, los derechos de los niños que se ven afectados por el cambio climático son: el derecho a la vida y el desarrollo, a la salud, a un nivel de vida adecuado, pues cuando escasea la comida por las afectaciones a las actividades productivas, los niños pasan pasar hambre y desnutrición.

Debido a la existencia de basureros al aire libre y a los niveles de contaminación en algunos asentamientos humanos, los infantes han perdido su derecho al juego y a la recreación, acusa la organización internacional.

“Otros fenómenos relacionados con el cambio climático que afectan a los menores son las inundaciones, ya que derivado de la pérdida de infraestructura, se suspenden clases al cerrar escuelas por daños y aumenta la propagación de enfermedades diarreicas”, explica Lourdes Bello, especialista en riesgos y vulnerabilidad ante el cambio climático de la consultora IDOM.

Resolución histórica

El Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas resolvió en 2020 de manera histórica, incluir el derecho a un entorno saludable, además de considerar a la educación ambiental como un elemento clave.

Esta resolución busca que se garantice que la educación aborde los desafíos ambientales, incluidos los relativos al cambio climático y que integre su enseñanza a todos los niveles de la educación para aumentar entre los niños la comprensión y un mayor respeto del medio natural, a la vez que los prepara para las decisiones que deberán tomar en el futuro.

La ONU menciona que debido a la magnitud de la triple crisis mundial que comprende la emergencia climática, el colapso de la biodiversidad y la persistencia de la contaminación, urge a los gobiernos de todo el mundo a hacer cumplir los derechos ambientales de las infancias.

“La extracción insostenible de recursos naturales combinada con la contaminación generalizada, a través de la polución y el desperdicio, tienen un profundo impacto en el medio ambiente, alimentando al cambio climático, intensificando la contaminación del agua, el aire y el suelo, causando la acidificación de los mares, la devastación de la biodiversidad y de los ecosistemas que sostienen la vida”, describe la ONU en la Observación General 26, referente a los derechos medioambientales de los niños.

Según la organización mundial, los esfuerzos de los niños activistas ambientales como Greta Thunberg para llamar la atención sobre estas crisis motivaron esta nueva observación.

El Comité de los Derechos del Niño de las Naciones Unidas asegura haberse beneficiado enormemente de las contribuciones de los niños en la asamblea general de 2016, por lo que en esta ocasión contó con un equipo asesor, compuesto por 12 menores de edad de entre 11 y 17 años, que apoyó el proceso de consulta realizado para la observación general, con 16 mil 331 aportes de niños, de 121 países, los cuales se recolectaron a través de encuestas en línea, grupos focales y encuestas nacionales en persona y consultas regionales.

Los niños consultados para este ejercicio reportaron los efectos negativos debido a la degradación del medio ambiente y del cambio climático en sus comunidades y sus vidas.

Todos ellos coincidieron en que poseen el derecho de vivir en un ambiente limpio, saludable y sustentable.

“Los niños son arquitectos, líderes, pensadores y agentes de cambio del mundo actual. Nuestras voces importan y merecen ser escuchadas”, dijo Kartik, de 17 años, activista por el clima y los derechos de la infancia de la India quien fungió como uno de los asesores del Comité.

“La Observación General 26 es el instrumento que nos ayudará a comprender y ejercer nuestros derechos ante las crisis medioambientales y climáticas”, añadió.

En contra de la niñez

La Organización de las Naciones Unidas explica en su Observación General 26 sobre “Los derechos del niño y el medio ambiente, con especial atención al cambio climático” los efectos directos que los problemas ambientales tienen sobre los menores.

Debido a que los bebés y los niños en edad preescolar respiran más rápido que los adultos, la contaminación del aire puede provocarles de manera más frecuente infecciones respiratorias, de las cuales les cuesta más trabajo recuperarse debido a la inmadurez de sus sistema respiratorio e inmunológico.

Aunado a esto, la falta de garantías para la niñez, que deriva en trabajo infantil, converge en el hecho de que niños que están expuestos a contaminantes debido a que realizan labores como la recolección de desechos electrónicos sin el equipo adecuado, los expone a intoxicación por el contacto con productos químicos dañinos.

Por otra parte, la contaminación del agua afecta a adultos y niños por igual y se calcula  que una de cada cuatro personas toma líquido que no es adecuado para el consumo humano, lo que deriva en enfermedades gastrointestinales leves y graves.

La contaminación del agua afecta a adultos y niños por igual y se calcula que una de cada cuatro personas toma líquido que no es adecuado para el consumo humano, lo que deriva en enfermedades gastrointestinales leves y graves. Foto: Especial
La contaminación del agua afecta a adultos y niños por igual y se calcula que una de cada cuatro personas toma líquido que no es adecuado para el consumo humano, lo que deriva en enfermedades gastrointestinales leves y graves. Foto: Especial

Cambio de condiciones

El cambio climático produce efectos como la pérdida de cosechas, escasez del agua y además puede hacer imposible el juego al aire libre.

“Otro fenómeno relevante, tanto para niños como para adultos, son las sequías, ya que pueden significar la pérdida de cosechas y alza en los precios, derivando en poca seguridad alimentaria.

“En caso de sequías muy prolongadas, son los niños quienes, en muchos casos, transportan el agua distancias muy largas. Además, la poca disponibilidad de obtener el líquido puede significar falta de un ambiente sano”, indica la especialista en riesgos y vulnerabilidad ante el cambio climático, Lourdes Bello.

Otro de los efectos colaterales es el desplazamiento forzado debido al cambio de condiciones climáticas y de los ecosistemas.

“Los desplazados climáticos, es decir las personas que tienen que migrar de sus lugares de origen debido a situaciones como las sequías prolongadas y otros fenómenos son, en muchos casos, familias enteras con niños, quienes son los que están más expuestos a los efectos de los fenómenos hidrometeorológicos y a situaciones de violencia e inseguridad en los trayectos”, explica Bello.

Por otra parte, los menores de edad son más susceptibles a enfermedades como el dengue, el zika y la chikungunya, entre otras, debido a los cambios ambientales y a sus condiciones de vida.

Colaboración internacional

The Climate Reality Project explica que los niños son los más vulnerables ante los cambios climáticos críticos.

“Los menores, como dependientes para la toma de decisiones y atención, pueden ser vulnerables y derivar en situaciones de estrés postraumático, depresión y ansiedad, lo que puede ocasionar un deterioro en el crecimiento y desarrollo de la niñez”, dice Lourdes Bello.

Es por ello que científicos, especialistas y activistas urgen a los gobiernos del mundo a trabajar en favor de los derechos básicos de los niños y procurar el respeto de los derechos ambientales de todos.

Dentro del grupo de los menores de edad, los niños con menos recursos económicos, son quienes se encuentran más vulnerables ante la emergencia climática global. Foto: Especial
Dentro del grupo de los menores de edad, los niños con menos recursos económicos, son quienes se encuentran más vulnerables ante la emergencia climática global. Foto: Especial

Dentro del grupo de los menores de edad, los niños con menos recursos económicos, son quienes se encuentran más vulnerables ante la emergencia climática global.

“Si los niños ya son considerados vulnerables, los menores en situación de pobreza que viven en zonas incomunicadas son considerados los más vulnerables.

“En México, por ejemplo, los niños que viven en los estados de Guerrero, Oaxaca y Chiapas, por las condiciones de marginación, rezago educativo, acceso a la salud y mal nutrición son los que requieren de especial atención”, opina Lourdes Bello, especialista en riesgos y vulnerabilidad ante el cambio climático.

El Fondo de las Naciones Unidas para la infancia (UNICEF) cuenta con un Índice de Riesgo Climático de la Infancia (IRCI) en el que México ocupa el lugar 54 de 200.

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