¿En manos de quién están tus datos biométricos?

La creación del Padrón Nacional de Usuarios de Telefonía Móvil molestó y causó temor a las personas que eventualmente se verán sujetas a esta nueva regla, sin embargo, los datos biométricos se encuentran en poder de entes particulares y públicos desde hace años.

El pasado 13 de abril, con 49 votos en contra y 10 abstenciones, 54 senadores avalaron en lo general reformas a la Ley Federal de Telecomunicaciones y Radiodifusión para crear el Padrón, lo que implica que 124 millones de usuarios tendrán que registrar forzosamente sus datos biométricos como huella digital, iris y rostro para tener derecho al servicio.

Para senadores de Morena, la reforma busca que sea obligatorio identificarse y registrarse en un padrón al momento de adquirir una tarjeta SIM o una línea telefónica por prepago, para evitar o reducir el uso de líneas desechables en los delitos de extorsión y secuestro.

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Estos datos, únicos en cada persona, se miden con ayuda de las matemáticas y de la estadística para verificar la identidad de las personas a través de sus rasgos físicos.

Sin embargo, la oposición argumentó que  la propuesta para establecer un padrón que permitirá acceder a la información de geolocalización y datos biométricos de los usuarios de teléfonos móviles, se debe revisar a detalle para evitar que se lleve a los tribunales y alertó que el dictamen es un atentado contra las garantías individuales y los derechos humanos de los usuarios.

Los datos biométricos son la huella dactilar, el iris de los ojos, facciones del rostro, tono de voz, firma y ADN.

Por su parte, el Instituto Nacional de Transparencia, Acceso a la Información y Protección de Datos Personales (INAI) menciona acerca de esta información que son universales,  ya que son datos con los que contamos todas las personas; únicos, ya que no existen dos biométricos con las mismas características; permanentes, ya que generalmente se mantienen a lo largo del tiempo; y medibles de forma cuantitativa.

Aunque el padrón no llegue a materializarse, los datos biométricos se encuentran en las manos de los bancos, el Servicio de Administración Tributaria (SAT), redes sociales, entre otros.

¿Quiénes tienen mis datos biométricos?

Hoy en día, los datos biométricos se piden para varios trámites, servicios e incluso aplicaciones, por lo que su resguardo en total confidencialidad cada vez se hace más imposible.

Aunque las telefónicas no poseen aún datos como las huellas dactilares, tal y como requeriría la construcción del Padrón de Usuarios de Telefonía Celular, las empresas que comercializan los aparatos; como Huawei, iPhone, entre otros, tienen acceso a estos datos puesto que muchos de estos celulares se desbloquean a través de huella dactilar.

Aplicaciones de banca móvil, como la de BBVA, cuentan entre sus requisitos de uso es escaneo facial. Pero no solamente los bancos, redes sociales como Facebook poseen poderosos identificadores faciales, lo que permite etiquetar con facilidad a las personas que aparecen en cualquier fotografía que se comparte en esta aplicación.

En sitios de trabajo cualquiera también acceden de manera continua a datos biométricos como huellas dactilares o incluso el iris del ojo, todo para registrar la asistencia de quienes laboran en el lugar.

Entes autónomos como el Instituto Nacional Electoral (INE) también acceden a la huella dactilar, además de a otros datos personales, de millones de mexicanos que acuden a solicitar su credencial de elector.

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El Servicio de Administración Tributaria (SAT) es un ente gubernamental que tiene acceso a este tipo de datos, pues para registrar la firma electrónica, se solicita al contribuyente las huellas dactilares, el iris de ambos ojos, y el escaneo del rostro.

También forma parte de los requisitos para obtener el pasaporte la entrega de datos biométricos, por lo que estos se mantienen en posesión de la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE).

Instituciones de salud, como el IMSS o el ISSSTE, educativas, entre otras también recopilan y almacenan esta información de sus derechohabientes o usuarios.

La no protección de estos datos puede llevar a un rápido robo de identidad, puesto que se trata de información sensible y única, difícil o imposible de falsificar.