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Al cumplirse dos años del secuestro y ejecución de 13 jóvenes de Tepito, sus familiares les recuerdan y refuerzan la exigencia de justicia, y nuevos detalles son revelados en los expedientes de la causa penal.
Hace dos años, mientras llevaban la orden de levantar a un joven, un comando armado irrumpió en el Bar Heaven y decidió llevarse a todos los que en ese momento se encontraban junto a él en el after.
Tres meses duraron desaparecidos, y encontrados sus cuerpos en el Estado de México.
Las cinco mujeres fueron violadas sexualmente y los ocho hombres cortados con segueta. Todos enterrados en una fosa cavada con ese fin, cubierta con láminas y cemento en el rancho “La Negra”, del Estado de México.
Así lo ordenaron “Los Durango”, un grupo delictivo que en complicidad con “La Unión de Insurgentes”, planearon ejecutar a los de Tepito en venganza por el crimen de uno de sus “dealers” de la Condesa.
El expediente de la causa penal 247/2013 contiene esa y otras historias narradas por los autores del llamado “levantón de la Zona Rosa”.
‘Las tragedias se acumulan’
A dos años de lo ocurrido, familiares de algunos de los muertos colocaron flores y veladoras a los protagonistas del caso que conjugó narcotráfico, pleito por el territorio y protección de policías capitalinos.
Madres, hermanos y demás familiares recordaron afuera del local donde operaba el Heaven, ubicado en la calle de Lancaster, Zona Rosa, a los jóvenes que la madrugada del 26 de mayo del 2013 fueron sacados del bar, secuestrados y ejecutados.
Las madres de familia persisten en exigir justicia y adelantaron que la próxima semana realizarán una nueva movilización para que el caso de sus hijos no se olvide.
Asistieron casi todas las madres de los fallecidos: Julieta, madre de Jeniffer Robles; la de Yerzy Ortiz, Leticia Ponce; de Alán Omar Athiencia, Victoria; de Said Sánchez, Josefina; de Gabriela Ruiz, Mercedes; de Gabriela Téllez, Evangelina.
Una de sus principales demandas es que los policías involucrados con los responsables del secuestro y crimen sean procesados por desaparición forzada y no sólo por narcomenudeo.
Leticia Ponce, una de las madres que se ha caracterizado por confrontar directamente a las autoridades capitalinas, acusó que la Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal (CDHDF) no ha brindado el apoyo vertido en la recomendación 19/2013 para la protección a los familiares de las víctimas.
Por la tarde, los familiares se reunieron en la Iglesia de San Francisco para participar en una misa en memoria de sus hijos y familiares.
“Después de que nos entregan los cuerpos ya nadie nos atiende. Las tragedias se acumulan, taparon el Heaven con Ayotzinapa”, dice Josefina, la madre de Said.
El origen de la venganza
Dos años después del hecho que sacudió al Distrito Federal, se ventilan los detalles de la ejecución en las declaraciones de algunos de los involucrados
De los 25 hombres que supuestamente participaron en el operativo de aquella noche, al menos 15 enfrentan proceso penal en el DF.
Algunos reconocen que participaron como muros, sacaron a los jóvenes de la discoteca, sirvieron de vigías afuera del antro, los trasladaron en camionetas y otros más, reconocen que los cercenaron con seguetas.
De esta dramática historia se sabe que los motivos fueron estos, según consta en documentos: luego de que Horacio Vite Ángel fue asesinado en el Bar Black de la Condesa, el grupo “La Unión”, en el que trabajó como distribuidor de drogas, pidió apoyo a “Los Durango” para planear y ejecutar la venganza en contra de los jóvenes de Tepito.
La saña de ‘Los Durango’
“Estos putos que traemos chingaron a un amigo y les vamos a partir su madre y los vamos a enterrar”, se escuchó una voz decir al llegar al rancho “La Negra”, que se ubica en la carretera México-Cuautla, en el municipio de Tlalmanalco, Estado de México.
De acuerdo con el expediente 247/2013, hasta esa propiedad llevaron a los secuestrados de Tepito por órdenes “Los Durango”, dirigidos entre otros por “Pilo” “Meño”, “Chino” y “Ruco”.
A los hombres los ingresaron a un cuarto, a las mujeres a la cabina de un tráiler blanco que se encontraba al interior de la propiedad, donde les ordenaron desnudarse completamente.
Gabriela Tellez Zamudio, Jennifer Robles González, Monserrat Loza Fernández, Guadalupe Karen Morales Vargas y Gabriela Ruiz Martínez obedecieron.
César Rodolfo Pérez Velázquez y Manuel Jiménez Rodríguez fueron los encargados de cuidarlas.
“Permanecieron por tiempo prolongado arriba de la cabina del tráiler custodiándolas para que ellas no fueran a escapar.
“Y de hecho se percataban cuando las agraviadas en mención eran agredidas sexualmente ‘violadas’ por el activo del delito Pedro Francisco Paz López”, refiere uno de los apartados de la causa en poder de esta casa editorial.
A unos cien metros de ahí el resto de los sicarios del grupo “La Unión” y “Los Durango” se turnaron para cavar una fosa clandestina, todos vestidos con ropa negra que les habían entregado para este trabajo.
Uno de los implicados en el caso, Pedro Paz López, alias “Pancho Marihuano”, declaro ante las autoridades.
Los sicarios se las “pasaban”, unos a otros, refiere el implicado de las últimas horas que vivieron los jóvenes de Tepito.
Fueron cuatro elementos de “Los Durango” quienes, a decir del sicario y controlador de distribuidores de droga de la Zona Rosa, les ordenaron cómo hacer y luego tapar el gran hoyo que excavaron para enterrar los cuerpos.
“Al terminar nos quitamos la ropa negra, misma que dejamos en el rancho, y en ese lugar se quedó la segueta con que cortaron los cuerpos, y no vi qué hicieron con la ropa de ellos, y el cemento y cal que echamos en el hoyo ya estaba en el lugar, y en el coche que yo llevaba nos fuimos hasta el metro Moctezuma”, declaró el llamado “Pancho Marihuano” sobre lo ocurrido aquella noche, cuya historia acaparó por meses toda la atención.