En el hoyo

La simulación ha sido la práctica de los últimos gobiernos para propiciar el desmantelamiento de las refinerías mexicanas.

Esta práctica, ya denunciada por la Auditoria Superior de la Federación (ASF), ha permitido la ineficiencia en la refinación.

En 1993, Pemex se asoció con Shell Oil Company, bajo el gobierno de Carlos Salinas de Gortari.

A través de su división internacional PMI Norteamérica S.A. de C.V. la paraestatal se alió con Shell para inyectarle capital.

En México el precio de los refinados se encuentra hoy entre los más caros del mundo

La simulación ha sido la práctica de los últimos gobiernos para propiciar el desmantelamiento de las refinerías mexicanas.

Esta práctica, ya denunciada por la Auditoria Superior de la Federación (ASF), ha permitido la ineficiencia en la refinación.

En 1993, Pemex se asoció con Shell Oil Company, bajo el gobierno de Carlos Salinas de Gortari.

A través de su división internacional PMI Norteamérica S.A. de C.V. la paraestatal se alió con Shell para inyectarle capital.

Construyeron una refinería en Estados Unidos llamada abreviadamente Deer Park, en la cual Pemex puso el 50 por ciento del capital. 

La otra mitad la puso Shell, pero desde un principio Pemex le cedió la operación y el control de esa refinería.

El gobierno de Salinas de Gortari justificó la inversión en una refinería privada y no en las seis que se encuentran en México. Su argumento: que si se invertía en Deer Park se “aportaría valor a la producción del crudo Maya de Pemex, en lugar de enfrentar el costo de la modernización de las refinerías locales”.

Se dijo que de esa manera Pemex minimizaría costos de la refinación de crudo, recuerda la senadora del PRD, Dolores Padierna. 

Al cabo de los años, quedó demostrado que ese proyecto privado no le representó a la paraestatal ni reducción de costos ni ventaja económica como empresa pública.

Al contrario, en México el precio de los refinados se encuentra hoy entre los más caros del mundo.

Padierna denuncia que en el extranjero se han constituido empresas con capital 100 por ciento de Pemex, pero son consideradas privadas, lo cual, dice, es inverosímil e ilegal.

Una de esas empresas es justamente la refinería Deer Park, que según la cuenta pública, opera con enormes anomalías.

La ASF asegura que Pemex acusó a Shell en los tribunales de Texas de estar implicada con el crimen organizado para robar el gas condesado en la Cuenca de Burgos y luego pasarlo de contrabando a Estados Unidos.

En pocas palabras, se maquila en Deer Park y esta vende los refinados a Pemex a precios de mercado internacional.

Pemex ha contribuido a que Shell se erija como la petrolera más poderosa y lucrativa a nivel mundial. Le ha transferido actividades que le eran propias y ahora son capitalizadas por la empresa extranjera.

Shell recibe crudo y gas -ya sea robado o a precios preferenciales- y sin embargo, le vende a Pemex a precios elevadísimos.

La casa pierde

Dolores Padierna asegura que en 20 años no se logró la reconfiguración completa de las refinerías mexicanas. A la refinería de Tula, dice, no le han puesto ni un tabique.

En 2001, Felipe Calderón compró la refinería extranjera Frontera Brownsville LLC. Eso, asegura Padierna, confirma la idea de que nunca hubo la intención del gobierno de reactivar las refinerías mexicanas.

El desmantelamiento de las refinerías nacionales es deliberado, asegura la perredista.

“Los distintos gobiernos han permitido la ineficiencia en la refinación nacional para hacer jugosos negocios en el extranjero con inversiones que no han representado ni disminución de costos ni ventaja alguna para Pemex”, recalca.

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